Leyendas de Juárez: El juarense que murió tras visitar 'El Panteón de los Niños'
Foto: Redes

Ciudad Juárez.- Una de las historias más escalofriantes de esta frontera es la de "El Panteón de los Niños". Su origen data de años anteriores a la revolución mexicana, el epicentro de esta historia es un panteón ubicado en calle Vereda Segovia de la colonia Ejido Jesús Carranza, en donde están enterrados adultos, adolescentes y muchos niños.

El aspecto de este lugar es siniestro y sombrío debido a las estatuas de ángeles sin cabeza, tumbas sin identificar y juguetes antiguos, sin embargo lo más escalofriante es que por las noches, los niños vuelven a la vida, convirtiendo el cementerio en un parque de diversiones.

Habitantes cuentan que al ocultarse el sol, las manifestaciones paranormales comienzan, pues risas picaras resuenan junto al viento, siluetas pequeñas corren entre las cruces de madera y niños de otra época tocan las puertas de sus casas, por lo que cierran sus puertas y ventanas para evitar que los difuntos entren a su hogar.

Las personas que transitan en carro por la zona o se adentran en el panteón, ven en el camino sombras chaparras que se atraviesan de repente, y cuando los conductores se bajan a buscarlos, no existe rastro alguno de humanos, pero si de seres del más allá.

Se escuchan siniestras carcajadas de niños, como si de una travesura se tratara, y por si no fuera suficiente susto, las infortunadas personas entran en pánico, al ver que en su carro se han plasmado con tierra, huellas de manos pequeñas, pertenecientes a las almas de los niños que aún no encuentran descanso.

Dentro de las escalofriantes historias que los juarenses cuentan de este lugar donde habitan los difuntos, es de un joven que se atrevió a visitar el panteón cuando mas oscura estaba la noche, y como era de esperarse, pasó todo tipo de espantos.

Una pelota se atravesó en su camino, los niños se burlaron de él, como si supieran el trágico destino que le deparaba, su carro fue marcado por las manos, pero lo más espeluznante es lo que vio al huir del cementerio, un niño que lo miraba fijamente.

El hombre aceleró y no alcanzó a avanzar tantos metros, cuando tuvo un fatal accidente, no tardó mucho tiempo en llegar paramédicos, sin embargo, el joven ya había perdido la vida, y junto a su cuerpo regado, lo acompañaban terrosos juguete seguramente de los niños, que lo invitaban a jugar en el mundo de los difuntos.

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