Detroit.- Es primavera en Detroit: clima cálido, algunas nubes y un 100 por ciento de probabilidades de lluvias torrenciales.
¿La fuente? Un helicóptero sobrevolando el verde césped del Parque Worden el viernes, descargando sacos llenos de dulces esponjosos para cientos de niños que esperaban ansiosos abajo, algunos con cestas de colores o con orejas de conejo.
Los niños vitorearon y señalaron mientras el helicóptero pasaba ruidosamente camino a la zona de lanzamiento. Voluntarios con chalecos amarillos se aseguraron de que los niños no entraran corriendo a coger malvaviscos hasta que terminara el diluvio.
Si te preocupa la higiene, tranquilo. El Gran Sorteo de Malvaviscos anual no se trata de comérselos; los niños pueden canjearlos por una bolsa de premios que incluye un pase para el parque acuático y una cometa.
El festival de malvaviscos se ha celebrado durante más de tres décadas en el suburbio de Royal Oak, Michigan, en Detroit, organizado por Oakland County Parks.
Una niña pequeña, Georgia Mason, no tuvo ninguna dificultad para conseguir un malvavisco a la primera, dijo su padre Matt.
Probablemente lo más emocionante fue ver los helicópteros. Pero en cuanto vimos caer los malvaviscos, nos emocionamos muchísimo —dijo Matt Mason—.
"Y sí, nos unimos a la pelea", dijo. "Logramos conseguir uno con bastante facilidad".
Los organizadores dijeron que en total cayeron 15 mil malvaviscos.
El helicóptero realizó cuatro pasadas, arrojando malvaviscos para niños en tres categorías de edad: 4 años o menos, 5 a 7 años y entre 8 y 12 años. Más tarde ese mismo día, hubo una caída para niños de todas las edades con discapacidades.
"Lo hacemos porque es excelente para la participación de la comunidad", dijo Melissa Nawrocki, supervisora del programa de recreación del condado de Oakland.
"A los niños les encanta", continuó. "Sus caras al recoger su malvavisco y entregarlo a cambio de premios son geniales".
