Valle de Allende.- Desde 1985, la familia Unzueta Máynez atiende los Helados del Valle, impulsores del famoso raspabuche, una peculiar combinación entre nieve y raspa.

Este refrescante aperitivo se ha vuelto uno de los favoritos de muchas generaciones de la zona y de otros municipios que acuden hasta Valle de Allende para armar su mezcla favorita, que sin duda les hacen recordar los sabores de la vieja embotelladora Pepsi.

El origen

Margarita Unzueta Máynez, hija de la propietaria, contó a Revista NET que su madre invitó al dueño de la farmacia contigua a probar la mezcla de sabores entre nieve y raspa. El farmacéutico dijo que la combinación generaba una sensación refrescante pero a la vez raspaba la garganta, comparable a cuando las gallinas toman agua para refrescar el buche. Fue así como surgió el nombre de este manjar que ha cautivado paladares de todo el mundo.

No hay una receta única para el raspabuche. Las combinaciones pueden ser infinitas. El secreto está en fusionar los sabores de las raspas: limón, durazno, fresa y uva, con dos bolas de nieve de chocolate, pistache, uva, galleta, limón entre otras. Los empleados de la Casa del Raspabuche pueden sugerir algunas mezclas, aunque el cliente es el que decide su favorita. Si la mezcla es satisfactoria, el comensal puede plasmar en un pizarrón los sabores que eligió, y así, otros clientes pueden pedirla.

Para degustar lentamente

Los empleados de Helados del Valle recomiendan disfrutar de este híbrido con calma, saborearlo lentamente, sentados en una de las banquitas de la plaza, admirando la belleza arquitectónica mientras las papilas gustativas se enfrentan a una avalancha de sabores, a veces difíciles de detectar. Lo que es seguro es que siempre hay una nueva sensación que provocan los raspabuches.

Margarita Unzueta aseguró que los fines de semana es cuando más seguidores de los raspabuches hacen fila sobre la calle Cuauhtémoc. Dijo que han llegado a vender hasta 600 raspabuches, y en las vacaciones de verano, cientos de visitantes abarrotan el local, uno de los más destacados en el municipio más antiguo del estado.

A través de redes sociales, los propietarios de Helados del Valle han conformado una gran familia, donde los clientes más asiduos comparten fotos de su experiencia al degustar esta maravilla gastronómica, que algunos piden que se considere como patrimonio cultural inmaterial.

Niños, jóvenes y adultos no desaprovechan su paso por la región para disfrutar de estos sabores emblemáticos que tienen consistencia diferente al ser elaborador de manera artesanal con frutos del área, lo que enamora sus clientes que pasan largas temporadas para regresar a esta esquina que se ubica a espaldas de la iglesia principal.

Este local está en proceso para cambiar los utensilios tradicionales a biodegradables, para reforzar su compromiso con el medio ambiente.

Valle de Allende se encuentra al sur del Estado y se ubica a 25 kilómetros pasando por Parral en la carretera libre a Jiménez entre Talamantes y Pueblito de Allende.

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