Es mujer, joven y abogada
Foto: Yvoné Vidaña

Cuando era muy pequeña, cargaba todo el tiempo, a semejanza de un portafolio, con una lonchera que contenía papeles, colores y plumas y usaba su tiempo de televisión en ver capítulos de Scooby Doo, de donde concluyó que de grande, sería investigador privado.

Entonces cursaba el kínder garden, le gustaba averiguar cosas y lo que ella llamaba (por como escuchaba en su caricatura favorita) “atar cabos” y sacar conclusiones, en pocas palabras, resolver casos.

Esto le parecía curioso a su mamá y se lo recuerda como algo que llamaba mucho la atención en ese tiempo, lo que no podían adivinar entonces, es que el interés por la investigación, los detalles y “los casos”, no lo perdería nunca y que la incipiente investigadora, se convertiría en una brillante abogada con el paso del tiempo.

“No tenía idea de que existiera una profesión como la abogacía, soy la primera en graduarse de una carrera en mi familia, así que no tenía referentes de ningún tipo, solo entendía que me gustaban los libros y los club de debate, en la preparatoria descubrí lo que sería mi pasión: las leyes”, me cuenta Blanca Franco, con ese gesto de madurez que le caracteriza, unido a una sonrisa que inspira confianza.

Es una chica muy joven que cuenta con mucha experiencia, ingresó a la licenciatura en Derecho a los 17 años y a la mitad del tercer semestre, una nube de dudas puso en peligro su permanencia en la facultad.

“Afortunadamente, me acerqué a una profesora que en ese momento era juez, le expuse lo que pasaba por mi mente y me recomendó darle tiempo a la profesión, así que busqué en dónde empezar a ejercer durante el tiempo de estudios, como pasante y al comenzar a litigar, las dudas se extinguieron, ¡me encantó! y aquí me quedé!”, dice.

“Las personas que estudian Derecho, generalmente tienen tres motivaciones: les gusta la política, quieren tener un puesto en el gobierno o desean ser como los abogados que vemos en el cine y la televisión. Yo estuve involucrada en la política, fui funcionaria y ahora hago lo que más me gusta, ser como los defensores de las películas”, expresa.
Blanca se graduó en 2015, por lo que le tocó la transición al Sistema de Justicia Oral.

“Aprendí y litigué en el sistema tradicional, transité al sistema oral con cierta facilidad, esto fue complicado para abogados que tenían más tiempo de egresados, debimos aprender todo de nuevo, lo que se convirtió en un gran reto, sobre todo porque al ser Chihuahua uno de los primeros estados en implementar este sistema en el país, no había modelos nacionales a seguir”, indica.

Y hablando de retos, pregunto sobre la especialización en materia jurídica y me comenta algo que me asombró: “En Juárez existen pocas posibilidades de especializarse, aprendes la teoría de todas las ramas del derecho y con la práctica aprendes y decides si quieres dedicarte a una en particular”.

“Solo existe la especialización en materia familiar y esta es exclusiva para funcionarios públicos y la especialidad en Derecho Penal Adolescente, que requiere dos años de estudio adicional. Para el resto, tienes tu cédula profesional y la experiencia que vayas adquiriendo y esto debería cambiar, el acceso a la especialización es importante”, señala.

Blanca se gradúa a los 23 años y para entonces, ya tenía casi cuatro ejerciendo derecho civil y mercantil, “en ese entonces se podía, hoy hubiera sido imposible hacerlo sin haberme titulado”, comenta como quien confiesa una travesura.

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“Así que cuando salí de la Universidad, trabajaba en un despacho de cobranza para Infonavit, que me proporcionó mucho conocimiento y experiencia, pero en ese momento no lo pensé así y creí que merecía más, así que renuncié y ello me daría la más grande lección de todas, la humildad”, destaca.

“Aprendí que fuera de la escuela y sin cédula en mano, no tenía nada qué hacer en esta profesión, jamás olvidaré la importancia de ese aprendizaje, así que tuve que poner en pausa mis planes, hasta que concluí mi titulación y llegó a mis manos la famosa cédula”, dice.

“También fui funcionaria pública, ahí aprendí nuevas habilidades: actitud de servicio y liderazgo, tuve un gran crecimiento profesional en los dos años que duró esa experiencia, hasta que un día sentí que mi llama interna se había apagado, necesitaba nuevos retos, me retiré del servicio público y comencé una nueva etapa con la apertura de mi propio despacho: Jurídicum”, cuenta.

A propósito de su práctica profesional ahora en el sector privado, le cuestiono sobre cuál es su perspectiva sobre la cuarentena y sus repercusiones legales cuando termine, ríe y sin dudar me responde: “¡Habrá una explosión de divorcios!” ¿Es en serio? le interrumpo, “¡Sí! Durante este encierro, los que no se conocían bien, se van a conocer y ya verás, saldrá a la luz violencia intrafamiliar, pleitos por custodias y pensiones alimenticias, los divorcios estarán a la alza desafortunadamente”, advierte.

“Aunque ahora, con la tecnología y los juicios orales, los tramites, si son de mutuo acuerdo, serán muy rápidos”, ¿qué tanto? (digo, la curiosidad es mucha), “pues abriéndose los Juzgados, se presenta la solicitud de común acuerdo, en quince días tenemos la respuesta y en quince días más, estará lista la sentencia y el acta, así de fácil”, explica.

“Hemos avanzado mucho, pero falta más, por ejemplo, homologar los temas en materia de mediación, que las audiencias para divorcio en frontera, puedan realizarse de manera virtual a través de video conferencia en caso de divorcio voluntario, que las sentencias puedan dictarse también de manera virtual, entre otras cosas”, considera.

“La tecnología puede ser nuestra gran aliada y muchos abogados estamos pugnando por que se acceda a estos avances y aplicaciones”, dice. Esa será de seguro otra de las áreas en la que Blanca Franco será exitosa.
Cuando estábamos por terminar nuestra videollamada, se queda pensativa y concluye: “¿Sabes? Es buen tiempo para ser mujer, para ser joven y para ser abogada”, me quedo con esa idea: es buen tiempo para ser una gran profesionista.

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