Dedica su vida a luchar por los derechos de la mujer
Foto: Cortesía

Su rostro resulta familiar desde hace tiempo, cuando se trata de conseguir que las mujeres disfruten plenamente de sus derechos económicos, sociales, políticos y culturales.
Emma Saldaña Lobera es abogada de profesión, luchadora social, defensora de derechos humanos por vocación y directora del Instituto Chihuahuense de la Mujer desde la pasada administración del gobierno estatal, lo que la convierte en la primera funcionaria con más larga trayectoria al frente de la instancia, responsable de coordinar la política de igualdad de género de Chihuahua.

Pero su lucha no inicia a partir de su arribo al gobierno. Emma dice que cuando era estudiante de la Facultad de Derecho observó los casos de pobreza extrema en comunidades rurales del estado de Chihuahua.

“Nos metimos a los cortes de los pinos en el Ejido El Largo para censar persona por persona para la Reforma Agraria y ahí fue para mí un encontronazo muy fuerte con la pobreza; darme cuenta cómo vivían estas personas que se encontraban en los cortes”, explicó.

Originaria de La Boquilla en San Francisco de Conchos, municipio de la región centro sur del estado de Chihuahua, Emma ubicó su formación filantrópica y conciencia social desde su casa, con su familia.

“Mi abuelo era el rico del pueblo, pero nunca nos dimos cuenta de que éramos ricos. Nos enseñaron que todos éramos iguales y jugábamos con todas y todos los niños y nunca hubo diferencias sociales”, recordó.

“Todos crecimos entre primas y con la gente del pueblo y no había diferencias. Yo me acuerdo que había un personaje que le decían “Chito el tonto”, que a mí me enseñó a nadar en la Boquilla”, describió con nostalgia.

Narró también cómo su abuela alimentaba a personas necesitadas en la comunidad: “mi abuela tenía un desayunador muy grande y una cocina muy grande donde a todas las personas en el pueblo que no tenían qué comer, les daba comida, entraban y se juntaban… Recuerdo que había siempre ollas de comida para toda la familia y todas estas personas… Y ahí todos éramos iguales, todas y todos en la Boquilla”.

Con el paso de los años, Emma Saldaña participó en la creación de “Fátima” IBP (Institución de Beneficencia Privada) como fundadora, al lado de Luisa Camberos, su antecesora en el Instituto Chihuahuense de la Mujer, Carmen Tarín “y el doctor Gómez Moreno”, precisó.

“Ahí también fue otro encontronazo contra la discriminación. Yo no sabía ni siquiera en lo que me estaba metiendo al trabajar con personas con VIH Sida. Vi que en ese tiempo no había ni el mínimo respeto para estas personas, y menos hacia mujeres que estaban atravesando esta experiencia, como mujeres transgénero…”, dijo Saldaña.

En su paso por Fátima recuerda actos de abierta discriminación donde vecinos del local de la institución actuaban con prejuicio hacia las personas de la comunidad LGBT.

“Nos querían correr porque trabajamos con homosexuales o con mujeres transgénero, pero ahí duré como 10 años. Fue en el 98. Desde entonces inicié mi trabajo como defensora de los derechos de las mujeres”, dijo.

En su trayectoria profesional y, especialmente en la defensa de los derechos humanos, la abogada reconoce que se ha topado con serias resistencias, sobre todo institucionales y de actitud, de personas que han sido formadas en un sistema patriarcal y que asumen que la violencia es algo “normal”.

La inacción, sin embargo, invisibiliza los actos que no solo lesionan la dignidad de las personas, sino que mantienen todas las formas de violencia en nuestra sociedad, enfatizó.

Al inicio de la administración del exgobernador César Duarte, recién llegada a la dirección del Instituto Chihuahuense de la Mujer, Emma Saldaña vivió de cerca con uno de los acontecimientos más dolorosos en la lucha por la justicia en crímenes contra mujeres: el asesinato de la activista Marisela Escobedo.

“Tenía como un mes y medio y me di cuenta que, desafortunadamente, gracias a la muerte de Marisela en el gobierno de Duarte, la política pública podía cambiar en el tema de género. Entonces se creó el Centro de Justicia para las mujeres”, señaló.

“Había tanta presión social con el tema de la muerte de Marisela que se decidió que sí se construiría este centro”, narró. No obstante, Saldaña aclara que fue gracias a los movimientos de mujeres como pudo concretarse ese proyecto y no precisamente porque para el gobierno fuera una prioridad.

“Cuando entré al instituto (Ichmujer), pude ver que para muchas mujeres la casa era un lugar peligroso. Era aterrador para muchas mujeres y niños. Para mí, llegar a mi casa era llegar a un lugar pacífico donde convivimos en familia…”, indicó Emma.

Recordó que antes de su llegada al Ichmujer, sus antecesoras, las exdirectoras Luisa Camberos y Vicky Caraveo, sentaron las bases en la estructura y organización y lo visibilizaron con su trabajo.

“Mi sueño sería que este sistema patriarcal cayera, pero creo que no me va alcanzar la vida para verlo...”


“Gracias a ellas se comenzó a hacer una política de género más estructurada. Obviamente que cada quien tiene el reconocimiento de su tiempo por ejemplo”, precisó.

En los últimos años al frente de esta institución y con el trabajo y compromiso de un equipo profesional y organizaciones de la sociedad civil, se ha creado un departamento de transversalidad de la perspectiva de género.

“Eso no existía. Hemos sido pioneros en ese tema. Desde poner unidades de género, etiquetar presupuestos con perspectiva de género, en la cultura institucional al interior del gobierno. Y por otro lado, se trabaja todo el tema de la violencia. Hemos avanzado en atender el acoso y hostigamiento sexual, el empoderamiento económico, que esto se ha hecho presente en tres programas prioritarios del gobernador Corral en este quinquenio”, puntualizó.

No obstante, los esfuerzos y logros en la aplicación de políticas públicas dedicadas especialmente para contribuir al avance de las mujeres, durante la emergencia sanitaria por el Covid-19, los problemas de violencia familiar y de género se agudizaron en el estado de Chihuahua.

El Instituto Chihuahuense de la Mujer ha documentado decenas de casos de mujeres agredidas durante la cuarentena en sus propios hogares.

“Tenemos una cultura patriarcal machista que nos encantaría erradicar porque es muy fuerte por eso. Imagínate lo que las mujeres están viviendo dentro de este sistema patriarcal, las mujeres están encargadas de las casas, del cuidado de los hijos y si trabajan fuera, por ejemplo, y con confinamiento… el esposo está adentro…Imagínate toda esta carga”, detalló la funcionaria.

Uno de los acontecimientos más importantes de la lucha de Emma Saldaña por los derechos de las mujeres, le tocó vivirlo en primera persona cuando, durante la pasada administración, recibió hostigamiento laboral por parte del entonces titular de la Secretaría de Desarrollo Social, José Luis García, quien era su jefe y a quien debió denunciar penalmente, dice, para sentar un presente y actuar con congruencia.

“Si yo hablaba de denunciar la violencia y defender a las mujeres, no podía ignorar un acto tan evidente de violencia “normalizada”, en mi propio ambiente de trabajo”, recordó.

Ese episodio sin duda, marcó un antecedente al interior del gobierno estatal que permitió visibilizar una situación inadmisible para una enérgica defensora de los derechos de las mujeres y configuró una clara advertencia para muchas personas.

“Mi sueño sería que este sistema patriarcal cayera, pero creo que no me va alcanzar la vida para verlo. Que todas y todos respetáramos los derechos humanos de todas las personas, sin importar raza, credo, condición, clases sociales o circunstancias. Que no incitáramos el odio y la violencia”, expresó.

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