Jésus Ochoa, entre la grilla y la chamba
Foto: Carlos Soria

Ciudad Juárez.- "El Choby”, Jesús Ochoa, es un actor de los grandes, su amplia trayectoria en el escenario lo refleja en su sonrisa, con la que nos comparte un poco de su vida, trabajo y el proyecto con el que pretende rescatar al icónico teatro de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) en esta frontera tan estimada por el sonorense.

Con una larga carrera en teatro, televisión y cine, a sus 60 años, Ochoa comenta cómo cambió el campo de beisbol por el escenario y los grandes retos que enfrenta al encabezar la polémica ANDA.

Actor o no por accidente, lo encontramos en la lista de las mejores películas mexicanas y varias clásicas hollywoodenses, ya que fue dirigido por Tony Scott (1944-2012), Marc Forster, Adrian Grunberg, entre otros. Además de compartir set con Mel Gibson, Denzel Washington, Christopher Walken, Daniel Craig, Diego Luna, Eugenio Derbez, por mencionar algunos de sus compañeros.

Teatro, cine, televisión, líder sindical, además de ser una de las voces más animadas del momento, ¿cómo empieza la carrera de Jesús Ochoa?

— Para empezar no es nada planeado, ni siquiera ambicionado… fue fruto de la casualidad, de la circunstancia y del tesón, de alguna manera. No tenía la vocación actoral, yo quería ser jugador de beisbol o de futbol, pero no me dio el físico. Entonces encontré el teatro de casualidad y sustituyó muchas cosas que yo no le pude dar al juego, pero sí le pude dar al teatro, me aceptó como los brazos de una madre, por eso siempre vuelvo a él.

¿Qué lo terminó por enganchar a la actuación?

— Tenía 17 años cuando empecé, sin embargo, fue hasta los 28 años en la Ciudad de México cuando decidí vivir de esto, pero nunca le di esa seriedad que exigía la carrera.

En realidad ha sido más gozo que esfuerzo, me ha dado mucho mi trabajo, tanto en lo económico como en lo profesional. No tuve grandes problemas, quizá momentos de soledad, por estar alejado de la familia, primero de las de mis padres y ahora de la familia que formé, pero así es la carrera.

El teatro fue la llave de su carrera, ¿cómo lo marcó el escenario?

— Me tocó hacer teatro antes que verlo, para mí eso fue muy significativo y lo hice ante un público que por primera vez veía teatro, entonces descubrimos el fenómeno de una manera conjunta, el público y yo, incluso el director era la primera vez que dirigía y yo la primera que escribía.

Cuando estudio ya mi carrera de actuación y conozco sobre la historia del teatro, los orígenes, descubro que son muy parecidos a los que tuve en ese momento en la sierra de Sonora.

Dio un gran salto del teatro al cine, ¿fue complicado ese proceso?

— Se fue dando poco a poco, en realidad tuve una carrera muy afortunada, por más que planeé, deseé o ambicioné, la carrera siempre me ha dado más.

¿Y cómo llega a la gran pantalla?

— Fue parte de la exigencia del nuevo cine que se estaba haciendo en México; se requerían otros personajes, ya no era el casting de siempre, los guiones habían cambiado, de alguna manera nos volvemos “novedad” dentro de este proceso, claro lo debes de sustentar con una actoralidad, vaya aquí no puedo decir “por mi linda cara” (se ríe) había que dar algo más y empiezan a llegar nuevos personajes, actores, directores que les empiezan a dar un giro a nuestra cinematografía y el resultado lo han visto ustedes, se logró una buena producción. Desde luego, todavía me falta mucho por hacer en la industria cinematográfica, pero poco a poco.

¿Es la comedia su favorita o prefiere el drama?

— Me encanta la comedia.

¿La mexicana o la gringa?

— La mexicana… pero además creo que no le hemos dado la verdadera importancia a este género, incluso creo que algunas veces nos avergonzamos de él, del humor mexicano, es tan especial, tan bueno, tan único que no sé por qué de pronto el cine se volvió solemne en ese sentido, también el teatro, como que nos avergonzó nuestro humor pero es tan fuerte ese sentido del humor que poco a poco va a volver a salir.

De la gran evolución que ha tenido la comedia mexicana, ¿cómo ve este cambio a la generación de actores que usted representa?

— Se requiere ahora este tipo de trabajo, en donde también nos aprovechamos de los grandes cómicos y aprendemos mucho de ellos también, estos actores han sido parte de la inspiración.

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¿Cantinflas...

— Tin Tan, qué pues, es el de aquí, es uno de mis favoritos. Óscar Pulido, Pancho Córdova, Guillermo Orea, y de los actuales para mí Silverio Palacios es de los fundamentales, ya murió Carlitos Cobos que era uno de mis preferidos, admiro a muchos mexicanos y entre los extranjeros a Marcelo Mastroianni.

Y ahora Derbez, ¿cierto?

— Hay que aplaudir el tesón del compañero Derbez, de mi amigo. A mí me dijo: Chuyito, no te hagas, yo ya te he ayudado en dos películas, ahora tú ayúdame (se ríe). A él hay que aplaudirle todo ese esfuerzo, su tozudez, su necedad de hacerla y lo que está haciendo es maravilloso, es un ejemplo para todos nosotros.

¿Y cómo se lleva con sus compañeros en set?

— ¡Maravilloso! Es lo que me encanta, por eso hacemos cine, teatro, por el “mitote” como dice mi hija.

¿Recuerda ese momento en que todo Juárez lo conocía por sus comerciales? ¿Cómo se dio esa experiencia?

— Fue casual, yo conocía al gerente de esta empresa desde Hermosillo y una vez me habla a la Ciudad de México y yo no me pude negar porque es amigo, entonces pues vamos a hacer los comerciales a Ciudad Juárez y me la pasé muy bien, fue una buena temporada.

Y de su amplia trayectoria en cine, debió ser una grata experiencia haber sido dirigido por Tony Scott en Man on Fire…

— Un hombre verdaderamente increíble, muy dulce, era muy noble… la verdad a mí me dolió mucho su muerte, sobre todo por cómo fue, el suicidio. Le aprendí mucho sobre la paciencia que debe de tener uno para dar la toma exacta, como director, como actor te invitaba mucho, te seducía para acompañarlo en su propósito, era fácil seguirlo a Tony, me encantó trabajar con él.

¿Y otros cineastas que sean memorables para usted?

— Vittorio Storaro, fotógrafo, un cinematógrafo que me tocó trabajar con él en Zapata, El sueño del héroe. Él ya había ganado dos Óscares… él me enseñó mucho de cine, sobre todo la cuestión de la luz, cómo aprovecharla, cómo seguirla, es impresionante su manejo de la cámara, es un mago.

Y también en este ambiente de trabajo las personas deben ser nobles y sin duda Scott y Storaro, muy nobles los dos.

Como actor, director, escritor… ¿cómo enfoca su trabajo en los personajes que le toca interpretar?

— Bueno, no podemos encerrarnos en una cápsula y solo actuar, eso sería muy malo, hay que ver qué hay técnicos en todas partes, son muchas las personas que participan en un set y todos formamos parte de ese proyecto y así debemos cada quien concentrarnos en nuestro rol, hay que seguir el ritmo de la producción, no esperar a que te sigan, eso sería malo.

Y dentro de esos roles, su voz es una de las más animadas y reconocidas, “Manny” en La Era de Hielo, “El Diablo Zepeda” en Santos y la Tetona Mendoza, “Boogie, el aceitoso”… en doblaje Hell Boy, ¿es una preparación distinta?

— Es un proceso divertido, yo a nada le quito la diversión ni el gozo, pero es distinto, no es tan completo como el otro.

Pero se queda en la memoria de ese público, como la vida del personaje…

— Claro, sobre todo por los niños… lo ves y les hablas como Manny y si miras su rostro es una gran sorpresa.

No soy el primero de ninguna manera, pero me incluyeron en esto que se llama el doblaje star y seguí esa tendencia y lo seguiré haciendo si me invitan, porque el trabajo para los niños es muy rico.

Su favorita es la comedia, ¿y cuando le toca ser el villano, el malo, al corrupto?

— Sufro mucho (se ríe), no me gusta hacer estos personajes. Pero mira, si tú haces un villano “villano”, pues es un villano reventón, entonces un villano que se cree bueno es un verdadero villano. Si haces, por ejemplo, “El avaro” de Molière pensando que es un avaro, estás mal, lo tienes que hacer pensando que es un buen administrador, entonces es distinta la visión.

¿Considera que hay un encasillamiento en el rol de los mexicanos en el cine, por estos roles de narcos, corruptos, etc.?

— No, más bien creo que lo que se encasilla es el tema.

¿Y tiene algún proyecto que le gustaría hacer y no ha hecho aún?

— Tengo un monólogo que se llama El Cerdo, me gustaría ir de gira por otros países de Latinoamérica con esta obra.

¿Y la familia?

— Mi mujer y mi hija son algo único, su apoyo ha sido impulsor en mí, para mí es imprescindible su cariño, su estar conmigo, su apapacho es necesario.

Jesús Ochoa se casó con la también actriz Eugenia Leñero Franco en 1998, con la que tiene a su hija Jesusa. Con su esposa coincidió en el set de El callejón de los milagros (1995), La ley de Herodes (1999) y Conejo en la luna (2004).

¿Y en la ANDA, la grilla de Cantinflas vs Negrete sigue igual a la fecha?

— ¡Pura grilla, grilla de la buena! Mira, el sindicalismo para mí es algo bueno dependiendo cómo se maneje, caímos en un bache de charrismo. Hay una gran diferencia del sindicalismo de Negrete y Cantinflas a lo que es ahora, simplemente en lo que es la preocupación principal de lo que debe ser nuestro sindicato: la base actoral.

Antes, cuando se hizo el sindicato y se forma la previsión social, los viejos eran pocos y los jóvenes muchos, ahora cambió la pirámide, ahora son muchos los viejos que tenemos que mantener dentro de la previsión social y son pocos los jóvenes, eso ha modificado de una manera brutal las cosas, la nueva reforma de la ley laboral… así que la adaptación que está sufriendo el sindicato a la nueva movilidad de la industria, pienso que es la gran oportunidad para que el actor, la actriz, pueda mostrase como la parte primordial del sindicato. Viene un renacimiento en la cuestión sindical.

Aún vemos estas tristes historias de actores o actrices consagradas teniendo problemas para pagar cuentas médicas al final de sus vidas, ¿cómo se puede cambiar esto?

— Cambiando la relación con la industria, cambiando la relación con las mismas leyes y se está trabajando en ese sentido, creo que la posibilidad de que la misma ANDA produzca con sus elementos, con sus miembros puede dar un gran alivio a nuestro mal económico.

Dentro de toda lo polémica que fueron las reacciones en su llegada a la ANDA para el periodo 2018-2022, al derrotar en la contienda a Rafael Inclán y Laura Zapata, Ochoa no cae en el desánimo y enfoca su trabajo en un nuevo proyecto, resucitar el teatro de la ANDA en Ciudad Juárez.

El pasado 21 de enero, Ochoa sostuvo una reunión con el presidente municipal, Armando Cabada Alvídrez, para analizar la construcción de un nuevo teatro. Tras la junta, se acordó la creación de un fideicomiso para la reconstrucción del edificio cuyo terreno se encuentra en la avenida De las Américas. A este plan se sumarían el Gobierno Municipal de Juárez, la ANDA y la iniciativa privada.

¿Volveremos a ver de pie el teatro de la ANDA en Juárez?

— Existe ya un anteproyecto de lo que sería la construcción de este nuevo centro cultural, al concluir la demolición realizaremos el proyecto que aproveche de mejor manera el terreno.

Les prometo regresar con alguna sorpresa.

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