Amores que matan
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Ilustración por Angélica Holguín, estudiante de la Licenciatura de Diseño Gráfico en la UACJ • Facebook/ kiccatwo • Instagram/kiccat

Ciudad Juárez.- En algún momento nos encontramos con alguien que nos hace sentir mariposas en el estómago. Ese sentimiento que muchos llaman amor, nos hace pensar que podríamos pasar el resto de la vida junto a esa persona, pero a veces esa situación se puede convertir en una pesadilla cuando la pareja se transforma en un riesgo letal.

México ocupó el primer lugar en feminicidios durante el primer semestre de este año. Un total de 227 mujeres fueron asesinadas por razones de género, esto de acuerdo con la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas (UNODC, por sus siglas en inglés).

En Chihuahua, durante el primer trimestre de este año, se han registrado 15 casos, informó Wendy Paola Chávez Villanueva, fiscal especializada en Atención a Víctimas de Delitos de Género.

Ciudad Juárez se consternó con el feminicidio de Dana Lizeth Lozano, estudiante de la licenciatura en Literatura, quien fue atacada por su exnovio Andrés David H.S. de 18 años de edad; quien actualmente se encuentra en prisión preventiva durante el desarrollo del juicio.

De acuerdo con las indagatorias de la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM), Andrés David fue perfilado como violento y con celotipia —una persona con celos patológicos—.

Este tipo de patologías en personas, las convierten en un gran riesgo para la integridad de las mujeres.

La primera señal es tóxica

Las llamadas “relaciones tóxicas” son protagonizadas por personas que son víctimas de violencia, sin saber que juegan este papel dentro de su relación.

Mariel Segovia Rodarte, psicóloga especializada en atención de parejas, al hablar de relaciones tóxicas, parte del hecho de que “tóxico” es una palabra “trending” (tendencia) en Internet que se usa para referirse a algo que hace daño. En el mundo de la psicología, se utiliza el término “patológico” para referirse a situaciones que ponen un peligro a una de las partes que integran la relación.

Este tipo de relaciones, de acuerdo con la psicóloga, inician cuando los involucrados olvidan su individualidad, es decir, olvidarse de que debe haber una separación entre la vida personal y la de pareja.

Segovia Rodarte citó a Jorge Bucay cuando dice que “las personas buscamos pareja para resolver todo aquello que no hemos resuelto en nosotros mismos”, por ello es que se utilizan frases como buscar “mi media naranja” o “mi complemento”, que de acuerdo con la especialista, no somos una mitad o complemento de nadie, cada quien es un todo que debe estar en constante revisión.

“No revisar tu individualidad llega a influir hasta en el cómo eliges a tu pareja, si viene la queja de que siempre me tocan iguales es porque nadie ha podido resolver esa parte de ti”, dijo la especialista.

Expuso que toda relación amorosa comienza cuando se conoce a una persona que emite feromonas y provoca que se eleven por los cielos la dopamina, oxitocina, serotonina y endorfinas, lo que hace que esa persona se vea como alguien ideal o perfecto para nosotros, también llamado “enamoramiento”. Este efecto tiene una duración de entre tres y seis meses, en los mejores casos hasta un año. Es en este tiempo en el que se quieren hacer todas las actividades sin separarse en ningún momento porque “no pueden vivir sin él o ella”.

Después del enamoramiento, comienzan a regularse las sustancias químicas del cuerpo, esto deriva en que se comiencen a detectar los detalles que nos disgustan de la pareja, y es justo en este punto, cuando se decide abrazar o no ese “todo”.

Al continuar la relación, la psicóloga mencionó que hay diversos factores que propician la “intoxicación” de la pareja, por ejemplo, el ambiente sociocultural, la historia individual de las partes y su compensación.

Segovia Rodarte explicó que vivimos en una sociedad patriarcal, en donde se tiene la percepción de que la mujer le pertenece al hombre, y la misma sociedad, cuando ve que una pareja comienza a darse tiempo y espacio individual, hace comentarios como “ya no los veo tan juntos”, “¿qué andas haciendo acá sin él o ella?”, entre otras.

Este tipo de comentarios generan una confusión en uno de los integrantes de la pareja, entre lo que quiere y lo que realmente tiene, lo que provoca que la relación se torne ansiosa, dando cabida a los celos o propiciando el sentido de pertenencia uno del otro.

Dentro de la relación, los comentarios de una sociedad machista, busca en ocasiones que la mujer se intente imponer sin mediar o buscar la igualdad y no la equidad en la relación, por lo que de pronto la reacción del hombre es violenta.

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Cuando las palabras hieren

La experta asegurá que es muy importante mantener una buena comunicación entre pareja, especialmente cuando ocurre algo que no los hace sentir bien y comenzar a mediar la situación, de lo contrario esto abonará a la “intoxicación” de la relación.

Mariel Segovia citó y recomendó aplicar el modelo de Marshall Rosenberg que consiste en cuatro pasos:

  1. Explicar de manera objetiva, sin juzgar o señalar, qué fue lo que pasó
  2. Hablar del cómo me sentí, no del cómo me hiciste sentir
  3. Hablar del porqué me sentí así
  4. Hacer la petición

Segovia indicó que de no hacerlo así, y entablar una comunicación haciendo señalamientos duros no generará otra cosa más que la pareja se ponga los guantes, se suban al ring y comiencen a decirse la larga lista de reclamos que se tenían guardados, calentando los ánimos y tengan, como consecuencia, un conflicto mayor.

Insistió en que al implementar correctamente estos cuatro pasos, es muy probable que se llegue a una solución, pues el modelo de Rosenberg ha llevado a países en conflicto a firmar la paz.

Segovia Rodarte puntualizó que, si al aplicar el modelo de Rosenberg, la otra parte de la pareja se muestra negativa e indispuesta a atender esta petición, es necesario hacer un análisis de la situación para decidir continuar o no con la relación.

“Ya eres víctima de violencia y no lo sabes”

Cuando ya se está en una relación tóxica, en esta comienzan a darse diferentes tipos de violencia como la psicológica, económica, sexual y la física, esta última la más peligrosa, ya que, puede tener consecuencias fatales.

La UNODC expuso que el 59% de las mujeres que tienen pareja han sufrido violencia física, psicológica y sexual, y de acuerdo a la Red Nacional de Refugios en México, en promedio siete mujeres mueren diariamente por causas relacionadas con algún tipo de violencia de género. En algunos casos las víctimas de violencia extrema tienen que ingresar a refugios junto con sus hijos.

Mariel Segovia explicó que la violencia psicológica es todo aquello que tiene ver con invalidar a la pareja, es decir, insultos, burlas, menosprecio, sarcasmo, así como señalar constantemente errores e incapacidades, a punto de hacer que la parte agredida dude de sí misma.

Por otro lado, la violencia económica es aquella que aplica la parte que, por ser el sustento económico de la relación, piensa o siente que es quien domina o toma decisiones. También la violencia económica es aquella en donde un integrante de la pareja no trabaja, le quita el sueldo a la que sí y decide administrarlo, dejándole únicamente una cantidad mínima para “lo básico”.

Aunque pareciera poco usual pero es muy común entre parejas patológicas, es la violencia sexual, que es toda aquella mala conducta de índole sexual que una de las partes lleva a cabo a pesar de que su pareja no les guste, se sienta incómoda o no esté de acuerdo con ello.

Este tipo de violencia se da cuando se obliga a una de las partes a tener sexo bajo el chantaje de “si no me lo das tú, ¿quién me lo va a dar?”, “si no me lo das, lo voy a tener que buscar”. Además puede haber a golpes o sometimiento, en apariencia inofensivos, que pueden llegar a lastimar.

Este tipo de violencia no es alarmante en medio de la cultura machista, pues se ha educado a que la mujer debe acceder a lo que el hombre pide.

La violencia física, cuya explicación podría estar demás, pero es aquella acción que ocasiona un daño no accidental, utilizando la fuerza física o alguna clase de arma u objeto que pueda causar lesiones ya sean internas, externas o ambas.

Elia Orrantia Cárdenas, directora del Centro de Atención Externa de Sin Violencia A.C., explicó que de un momento a otro la agresión verbal puede pasar a física y de igual forma a un feminicidio.

Es un proceso largo, pero se puede salir de una relación violenta

Para salir de una relación donde ya hay algún tipo de violencia, la psicóloga Segovia señaló que es necesario tomar terapia, pues no es fácil salir de una relación en la que persiste el “ni contigo, ni sin ti”.

Esta frase aparece cuando las partes están juntas no se soportan y mantienen una discusión constante, pero hay algo que provoca que cuando están separadas, deseen estar juntas.

Para terminar con una relación complicada, es necesario el apoyo de profesionales, antes durante y después del proceso de rompimiento.

Mariel Segovia señaló que el pensamiento de terminar se gesta cuando la situación se torna complicada, se analiza y se lleva a cabo, sin embargo, en las relaciones tóxicas, ese pensamiento se queda atascado y nunca se lleva a cabo.

Comentó que en caso de estar en una relación de este tipo y ser víctima, o como ella prefiera llamarlos, “sobreviviente” de violencia, se debe buscar ayuda de alguna organización que la guíe y garantice su integridad.

Una de las situaciones que “obliga” a las personas a continuar con su relación disfuncional, se debe a un error que estas comenten al englobar todo su mundo a la relación, es decir, no tener sus espacio o no respetar su individualidad, de acuerdo a lo dicho por la psicóloga Segovia.

Qué quiere decir esto: cada miembro de la relación debe de respetar su individualidad, pasar tiempo con amigos, familia o compañeros de trabajo sin tener que estar acompañados de su pareja, pues luego el pensar en terminar con esa persona es terminar con todo tu mundo, ya que tiene que ver con todo lo que haces.

La víctima de violencia duda de sí misma y no se siente capaz de tener una vida sin su pareja, por lo que recordó que se debe tomar terapia antes de terminar con la relación, pues dice se debe sanar primero en lo individual para entonces hacer frente a la ruptura.

Expuso que cuando una relación ya está intoxicada, la pareja debe ponerse a reflexionar sobre el papel que está jugando cada uno y que está dañando a la relación, juzgándose a uno mismo, no solamente haciendo juicios y señalamientos a la otra parte, para entonces concluir si con quien se está cumple con lo que necesito, y si no “¿qué haces ahí?”

Segovia Rodarte habló de cuando se rompe una relación donde hubo violencia, es común que el agresor regrese y se dé una etapa conocida como “luna de miel”, en la cual este último promete cambiar y se genera una etapa de paz.

“Cerca del 70% de las mujeres víctimas de violencia regresan con el agresor… ellas tienen la ilusión de que su pareja cambiará y le dan otra oportunidad… no es fácil salir del círculo de violencia”, mencionó Elia Orrantia.

Tras este tiempo de tranquilidad y amor, comienza a darse momentos de tensión que a la postre generan una explosión que se traduce en volver a violentar; como consecuencia fatal, un feminicidio

Con relación a lo anterior, Mariel Segovia, indicó que es cuestión de cada persona tomar la decisión de regresar o no, pues debe de evaluar qué tan sano y seguro puede ser para ella.

Cuando esto sucede, la psicóloga recomienda que la parte agresora debe comprometerse a tomar una psicoterapia individual para entonces poder prevenir en cierto punto que este vulva a violentar.

Relató que en su experiencia, en la mayoría de los casos de violencia entre pareja, cuando la sobreviviente comienza a tomar psicoterapia, la otra parte también lo hace, pero en este tipo de casos el o la terapeuta debe estar muy atenta, ya que, el agresor buscará mantener su control y tomará esa acción para manipular a la pareja.

Tanto Mariel Segovia como Elia Orrantia recomendaron, principalmente a las mujeres, contar con una red de apoyo en la cual respaldarse para salir de una relación en la que hay violencia, donde se incluyen personas o instituciones en que la víctima pueda confiar, además de impedir que la violencia las lleve al aislamiento que buscan crear sus agresores.

Ahora que conoces las diferentes formas de terminar con esa persona que más que hacerte feliz, te hace sufrir, no hay mayores excusas para que continúen las relaciones que se trasforman en feminicidios.

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