Lucha libre; el pan y agua de México
Foto: Antonio Calleja

Ciudad Juárez.- La lucha libre es uno de los espectáculos deportivos más representativos de México, entre sus personajes, muchos han decidido mantener su identidad bajo anonimato, utilizando una máscara diseñada con el toque y firma de su identidad pública.

Sin duda, la insignia más importante en la lucha libre, los diseños de las máscaras están hechos para distinguir al gladiador y dar el mensaje que desean transmitir a los espectadores.

Eduardo Sánchez, quien es profesional en la manufactura de máscaras con más de dos décadas en el negocio, mencionó que él inició en este ramo por afición a las luchas donde se familiarizó con el deporte, los entrenadores, la gente que acudía a las peleas cada fin de semana y por supuesto, con los luchadores, permitiéndole ganar dinero por medio de la venta de las réplicas de máscaras más populares en su momento.

Las máscaras son el accesorio más preciado que un luchador puede tener, para estos no existe mayor deshonra que perderla ante el rival y más cuando se realiza la famosa apuesta “Máscara contra Cabellera”, en la que se disputa la revelación de su rostro, exponiendo la identidad que por años se mantuvo en el anonimato.

Eduardo comentó que durante su trayectoria ha logrado conocer a grandes luchadores como El Santo, Blue Demon, Canek, El Perro Aguayo, Tinieblas, entre otros iconos mexicanos del ring.

Muchas de las veces sus máscaras cuentan con algún diseño en específico haciendo referencia a sus vivencias, nacimientos o pérdidas de algún familiar, esfuerzos realizados en camino, colores, letra, rayos, fuego, lentejuelas, tipos de tela, bordados todo lo agregado tiene una razón de ser y un significado importante.

Los costos de las máscaras pueden varían entre los 500 y 800 pesos dependiendo el diseño y el tipo de telas que el cliente pida, debido a que existe desde la tela básica hasta la especial para los profesionales enfatizando que un luchador profesional no usa una máscara más de tres veces.

Sánchez fue socio en un inicio de otro mascarero, pero, por circunstancias personales decide separarse y emprender solo su negocio, recordando desde los ocho años que su gusto por las luchas era demasiado apasionante, manteniendo en mente que era lo que quería lograr en su futuro.

A través de ensayo y error fue adquiriendo la experiencia necesaria para llegar hasta donde está en este momento, siendo uno de los mejores mascareros de la ciudad, dentro de su lista de clientes se encuentra “Takeda”, que durante 21 años ha estado de la mano con el luchador, modernizando y perfeccionando sus técnicas en la costura.

El tiempo aproximado que se tarda en hacer una máscara es variable debido a la complejidad que esta tenga, un diseño sencillo se invierten mínimo dos horas en elaborarla hasta más de seis horas según la cantidad de detalles que esta tenga.

Una de sus mejores experiencias que ha tenido es ser popular entre los mascareros, logrando aparecer en videos, reportajes, conferencias en diferentes universidades de la ciudad al igual que ha sido parte de las portadas en revistas americanas en Filadelfia hace un año, logrando crear una gran trayectoria y sobre todo una satisfacción personal que le ha regalado su profesión.

Eduardo mencionó que el comienzo fue difícil, ya que vendía sus máscaras a pesar de la competencia que había, haciendo tours por las arenas municipales de Juárez tomando fotos, videos, haciendo máscaras, equipo y hasta juguetes, relacionándose con los administradores de los eventos para dar a conocer su producto hasta llegar a los luchadores.

Para Eduardo, su luchador favorito desde pequeño fue “El Santo” porque era un ser que transmitía una energía positiva y diferente a los demás, leyendo todas sus historietas, viendo sus películas, logrando verlo en dos ocasiones en la que el autógrafo y la fotografía con su ídolo no podía faltar.

A lo largo del tiempo ha logrado crear colecciones considerables de diferentes luchadores en los que resalta el personaje de “El Rey Misterio” ya que a pesar de ser una persona de baja de estatura, se aventuró a irse a Estados Unidos e incluso logró que crearan su propio peso al que denominaron como “Peso Crucero” cuando lo ideal era el luchador alto y corpulento o “mastodonte” como Eduardo lo denomina, logrando posicionarse a nivel mundial resaltando a México.

“A la gente le pido que compre con los mascareros ya que es un contacto más directo, una atención personal e incluso un precio mucho mejor y a mis colegas mascareros le pido que no dejen de lado la honestidad, ya que es un valor universal en donde desgraciadamente aquí en México, la gente ya no cree” fue el mensaje que Eduardo Sánchez envió a la comunidad.

Eduardo decide dedicar en cada trabajo sentimientos propios, ya que menciona, existen días en los que no amanece inspirado ni con el ánimo de diseñar o crear una máscara, sufriendo algunos daños como pinchaduras con las agujas, malos trazos y pérdidas de tela innecesarias, comparándose con un artista en el arte si no está inspirado el producto no sale.

El arte detrás de la mascara

Dedicado a bordar y diseñar la personalidad de los luchadores, Eduardo Sánchez comparte las bondades del oficio de mascarero #LuchaLibre

Publicado por Netnoticias.mx en Miércoles, 20 de marzo de 2019
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