El pasado miércoles 9 de octubre trabajadores de 25 universidades públicas de nuestro país pararon labores para exigir la entrega de recursos extraordinarios que ayuden a garantizarles el pago de salarios y prestaciones de fin de año, además de un incremento en los presupuestos federales para 2020.

Ante estas manifestaciones, muy legitimas como la de cualquier trabajador, porque hay que recordar que se trata de la Confederación Nacional de Trabajadores Universitarios (Contu), quienes se organizaron y tomaron la decisión de hacer el paro de labores como una forma de hacer visible el asunto, el presidente Andrés Manuel López Obrador, respondió que tales peticiones son un chantaje y aseguró que aunque las universidades paren al país, su gobierno no cederá a chantajes y pidió transparentar el dinero que reciben, y agregó que si cede nunca van a cambiar las cosas, refiriéndose a los recursos que se les entregan a estas instituciones de educación superior, olvidándose de la autonomía de que gozan, lo que pone en evidencia que quiere meter mano en todo.

Pero también el doble racero con el que el mandatario decide y juzga las razones y a quienes integran las distintas formas de solicitar que se les atienda, pues el trato que han recibido los integrantes de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE, quienes se autodenominan maestros, pero que por su actuar no se merecen tal nivel, pues en no pocas ocasiones sus marchas y plantones incluyen la destrucción y vandalismo de todo lo que se encuentra en su paso, es muy distinto, cabe recordar cómo mientras se daban las votaciones a la mal llamada reforma educativa de la 4T, prácticamente mantuvieron secuestrados a los diputados y personal administrativo de la cámara de diputados y en ese caso no dijo que se trataba de ningún chantaje incluso aseguró que fue él (AMLO) quien les había prometido que les derogaría la reforma de Peña Nieto, cosa que cumplió a cabalidad pero además les concedió absolutamente todo incluido el control de las plazas.

Pero no solo ellos son los consentidos del presidente también los que todavía no son maestros pero que están en la escuela para convertirse en eso, mismos que antes de iniciar con las negociaciones secuestraron 92 autobuses con todo y choferes a quienes mantuvieron a su disposición para lo que ellos requirieran y después de 10 días decidieron soltarlos y tampoco en esos caso es chantaje, vamos ni siquiera dijo algo al respecto.

Por lo anterior la pregunta es: ¿Cuál es la diferencia entre un maestro y otro?, es decir unos son de educación básica, otros todavía normalistas y los de educación superior, pero a estos últimos, pese a que no son los grandes sueldos los que se les paga, todavía los menosprecia y así, pretende el presidente elevar la calidad educativa, si ni siquiera valora a los profesores universitarios, e incluso duda de la honestidad de quienes manejan esas instituciones de educación.

¿Por qué esa doble forma de tratar y de solucionar los problemas?, ¿Por qué esa doble forma de ver un asunto muy similar?, con unos ya tenía el acuerdo y a los otros ni siquiera los toma en cuenta, esto de no ser parejo en el trato del presidente una vez más divide en lugar de sumar y lo más lamentable es que el mandatario todo y a todos los ve corrompidos, claro todos menos sus allegados, pues ellos están cubiertos con el manto de la impunidad, léase Manuel Bartlett, con una investigación de enriquecimiento inexplicable, pero que no ha llegado al ámbito legal pues la Unidad de Inteligencia Financiera debería de estar investigando de dónde salió todo el dinero con el que se le relaciona, así también la defensa que hace de este político dueño de una reputación nada enorgullecedora.

Con lo anterior AMLO muestra que, aunque lo caliente, es idéntico a los políticos que tanto critica, pero mientras, sale con sus frases hechas como aquella de “corruptos, ríndanse, los tenemos rodeados” que no son más que más atole con el dedo y esa no es la idea…

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