De plano es muy complicado entender al actual presiente, Andrés Manuel López Obrador, pues por un lado, defiende a capa y espada a Rosario Piedra Ibarra como titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), afirmando que las criticas tras su elección son una muestra de intolerancia, falta de respeto y revanchismo.

Según el mandatario, la elección de Piedra Ibarra al frente al CNDH significa un cambio de fondo porque es una afectada directa de las violaciones a los derechos humanos ya que padeció la desaparición de su hermano, Jesús, y su madre, Rosario Ibarra de Piedra es un ejemplo de lucha a nivel nacional y mundial.

Y la verdad nadie duda del trabajo de Piedra Ibarra como luchadora social, nada más que mintió en cuanto a los requisitos que debería de cumplir para ser elegible para el cargo en mención, pues la ley de la CNDH establece que quien aspire a liderar el mencionado organismo, no desempeñe, ni haya desempeñado, cargo de dirección nacional o estatal en algún partido político en el año anterior a su designación, situación que no cumplía, pues de acuerdo al registro del INE, al corte del pasado 24 de octubre, Rosario Piedra Ibarra aparece como consejera nacional número 158 de Morena, un cargo de dirección nacional que violaba uno de los requisitos legales para presidir esa comisión y que, la actual ombudsperson, bajo palabra de decir verdad ante el Senado de la República, omitió informar, entonces, no se trata de solo una cuestión política. También debo decir que no dudo que lo que mueva a varios de quienes no la quieren al frente de la CNDH, son razones políticas, tampoco soy ingenuo, pero también se requiere reconocer que con esta información le dan herramientas a los “opositores” como les llama AMLO a quien no comparte su forma de pensar que parece que es la verdad absoluta y nadie podemos opinar otra cosa, para cuestionar su nombramiento.

Pero por lo que no se entiende al mandatario federal, es por lo incongruente que resulta una y otra vez, ya que abiertamente se está negando a recibir al activista y poeta Javier Sicilia, mismo que en 2011 articuló el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) que pedía un cese a la estrategia de violencia del gobierno de Felipe Calderón. Y actualmente hizo pública una tercera carta a López Obrador, pidiéndole un cambio de estrategia de seguridad, para lo cual anunció una caminata a Palacio Nacional.

Pero como le decía, ya el ejecutivo federal dijo que no lo iba a recibir incluso lo traicionó su subconsciente –que muy seguido lo pinta de cuerpo entero- ya que tildó al activista de ser oposición, de conservador y también le dio su repasada a los medios de comunicación que, hipotéticamente publicaran el encuentro, calificándolos como prensa fifi, pero ahí no reparó en el hecho de que, Javier Sicilia, también sabe en carne propia del dolor de perder a un familiar, pues le secuestraron y asesinaron a un hijo, de hecho esa situación dio como resultado que Sicilia diera una memorable conferencia de prensa en la que reclamaba airadamente al gobierno del presidente Calderón porque consideraba que ese hecho delictivo era derivado de la guerra declarada por, el entonces mandatario, contra el crimen organizado.

Pero insisto, el que el poeta sea víctima de la violencia no le mueve para nada al presidente quien piensa que escucharlo, es hacerle el caldo gordo a los conservadores y que eso provocaría muchas notas informativas que finalmente le afectarían su imagen, así lo considera, comprobando que lo que más le importa es eso; la percepción que tenga la gente de su persona.

Por lo anterior resulta complicado descifrar la forma de actuar y pensar del mandatario de la 4T, para Piedra Ibarra; cambio de fondo en la CNDH, mientras que la reunión que pretende Javier Sicilia significa hacerles el caldo gordo a los conservadores. Ambos –Piedra y Sicilia- son activistas, ambos padecieron el dolor de perder a un ser querido por la violencia del país. Solo que una es su admiradora; tuvo un cargo de dirección y fue candidata a un puesto de elección popular dentro de Morena, el otro se ha destacado por la exigencia a la autoridad para que ya se ponga orden en el país. Así que si Sicilia desea que el presidente se digne voltear a verlo, requiere convertirse en su más ferviente seguidor, nada más que eso para el poeta, no es la idea…

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