A través de un comunicado, la Secretaría de la Función Pública (SFP) dio a conocer, apenas ayer, que destituyó e inhabilitó por 10 años a Héctor Salvador Salgado Castro, administrador del Proyecto de Desarrollo Ayatsil Tekel y gerente en Pemex Exploración y Producción, debido a que se acreditaron omisiones en sus declaraciones patrimoniales de 2014 y 2017. Según el boletín, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) señala a Salgado Castro y otros funcionarios como responsables de la firma de contratos con instituciones de educación superior y empresas particulares presuntamente vinculadas a la denominada “estafa maestra en PEMEX”, situación que derivó en la apertura de un procedimiento el cual acreditó, que el imputado omitió declarar cuentas bancarias a nombre de dos dependientes económicos, es decir, no están a nombre de Héctor Salvador Salgado Castro, sin embargo la función pública indica que la falta de veracidad en las declaraciones patrimoniales constituye una falta grave de acuerdo con la fracción XV del artículo 8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.

Por lo anterior el funcionario no podrá desempeñar empleos, cargos o comisiones en el servicio público por un periodo de 10 años y debe ser destituido de su encargo.

Y seguramente todos estamos de acuerdo en que la autoridad, en este caso, la Auditoría Superior de la Federación, debe investigar y en su caso aplicar las sanciones correspondientes, pero también debe ser congruente, es decir, si hay otros casos similares, se hace necesario que se aplique la ley de forma pareja, no a unos si, mientras que a otros les justifican, el por qué no aplicar una sanción y el caso que ejemplifica mejor esto es; como es que habiendo evidencia de las sendas propiedades y las empresas con las que tiene relación directa Manuel Bartlett, actual director general de la Comisión Federal de Electricidad, la misma dependencia -Secretaría de la Función Pública- salió a afirmar que no había delito que perseguir, cuando también omitió declarar las empresas y bienes inmuebles a nombre de familiares directos, esto es, sus hijos y su pareja sentimental, que aunque, en el caso de los Bartlett Juniors, ya son mayores de edad, la realidad es que, según la investigación periodística, publicada por Carlos Loret de Mola, todo está documentado en el Registro Público de la Propiedad, de que en algún momento pertenecieron al funcionario de la CFE.

Mientras que la señora, Julia Abdala, pese a ser pareja sentimental desde hace más de 15 años de Bartlett, la secretaria de la Función Publica, Irma Eréndira Sandoval, afirmó que ni es su esposa, ni su concubina, quedando muy mal parada frente a la opinión pública; por lo mismo, ahora es muy cuestionable ese señalamiento contra el funcionario de PEMEX, ya que el caso se parece mucho, nada más que en el de Pemex, Eréndira Sandoval se apegó a su función y en el de don Manuel, interpreta la ley, adecuándola para beneficio de este.

Y es precisamente de eso, de lo que estamos cansados los mexicanos, esto es, de simular que se hace un trabaja de investigación, como se hizo en la administración de Peña Nieto en el que Virgilio Andrade, quien en ese momento era el titular de la Función Pública, hizo lo propio en el caso del escándalo de la Casa Blanca, es decir, no encontró responsabilidad alguna del primer mandatario, cuando todo apuntaba a que, si efectivamente se hubiera hecho la chamba, el resultado sería completamente distinto, pero no fue así, y claro que, don Virgilio, también se presentó frente a los medios y dio una explicación en la que hacía lo mismo que Sandoval; interpretar la ley a favor de su defendido, perdón su investigado, y así ¿cómo pretenden que la mayoría creamos que, efectivamente, estamos frente a la Cuarta Transformación?, sobre todo cuando se hace exactamente lo mismo que en anteriores gobiernos, y lo peor es que, pese a la copia exacta que nos presentan todavía se hacen los ofendidos por las comparaciones, ya ve que AMLO insiste en que no lo comparen, que no son lo mismo, lo malo es que parece que se empeñan en seguir haciendo las mismas prácticas, igualitas, sin siquiera hacerle alguna modificación que haga más creíble su supuesta nueva forma de actuar y esa, no es la idea…

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