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Publicado: 06-09-2023 09:08

¿Será Claudia?

Jorge Iván Domínguez

Opinión

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La contienda interna de morena fue todo menos civilizada, no se podía esperar menos de la izquierda mexicana que a lo largo de su historia se ha caracterizado por el canibalismo político que mucho tiempo fue uno de los factores clave para que esta fuerza política no pudiera hacerse de la silla del águila.

En política existe mayor mérito en mantenerse en la contienda que en llegar a ella, y eso fue lo que hizo Claudia Sheinbaum a lo largo de estos últimos meses, la ex jefa de gobierno basó su estrategia en la construcción -al más puro estilo de su líder moral- de una estructura territorial paralela a la de su partido a lo largo y ancho del territorio nacional, con el apoyo de los gobernadores de su partido y con la percepción de ser la favorita del presidente López Obrador.

Por más que Marcelo Ebrard intentó provocar una confrontación que le diera mayor relevancia, Claudia permaneció en silencio y sólo contestó indirectamente algunos de los ataques que de manera frontal le hacia el ex secretario de relaciones exteriores en relación al evidente apoyo del aparato morenista hacia la favorita en las encuestas. Aunque su comunicación -específicamente la discursiva- fue deficiente, no cometió errores, y eso en política es más importante que tener aciertos, sobre todo cuando se está en la cima de las preferencias. 

Marcelo se conformó con hacer “aire”, es decir, con intentar dar nota a partir de acusaciones y propuestas “innovadoras” logrando de manera parcialmente efectiva posicionarse como el candidato con mayor experiencia y capacidad de gobierno. Pero para Marcelo como para Beatriz Paredes al interior del frente amplio, el tiempo no fue su mayor aliado y la frontalidad que lo caracterizó en los últimos días, parecieron más patadas de ahogado que una oposición interna firme y decidida para poder ganar a los moderados de morena y a la franja de ciudadanos indecisos. 

De los demás podemos decir poco, Adán cometió errores y fue víctima golpes certeros, como el de sus relojes o el de su hermana, lo cuales pusieron en consideración su apego a los principios que abandera -por lo menos en el discurso- el movimiento obradorista, que, a su vez, era el nicho donde podía sustentar sus mayores apoyos.

De los demás aspirantes, aunque de aspiraciones legítimas, de su desempeño podemos decir poco, tal vez el más destacado ha sido Fernández Noroña, quien tuvo un crecimiento sostenido a lo largo del proceso, capitalizando el ala radical del morenismo, así como a los anti sistémicos que ven en el Diputado Federal un digno y fiel representante de sus postulados. 

Asimismo, en el caso de Ricardo Monreal y Manuel Velasco, era evidente que usarían su participación en este proceso para llegar a otros espacios, como lo es la candidatura a la jefatura de gobierno (aún en duda) y el gobierno de Chiapas.

El concepto clave en el proceso interno de morena más que en el del frente será la “contención de daños” ya que si no salen unidos -como es costumbre en la izquierda- la oposición tendrá oportunidad de hacer leña de varias ramas caídas y preparar la hoguera en la campaña constitucional. 

Lo que a estas alturas parece indudable, es que, por primera vez en su historia, nuestro país será gobernado por una mujer, y esa es una buena noticia, porque, aunque la corrupción o el buen gobierno no son definidos debido al género. Si conlleva en lo simbólico un mensaje para un país que aún carga con una amplia misoginia dentro de su idiosincrasia y una exacerbada violencia hacia las mujeres. 

Tendremos presidenta antes que los Estados Unidos, así como tuvimos presidente indígena antes que cualquier otro país del mundo, y eso, aunque es un logro en lo simbólico es importante porque somos seres que nos regimos desde los símbolos y desde ellos conformamos nuestro entendimiento de la realidad y así la creamos.

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