La reciente suspensión para frenar la construcción del aeropuerto en Santa Lucía hasta que se compruebe que la obra cuenta con los estudios de seguridad que ordena la Ley de Aeropuertos y su Reglamento, aparentemente es un revés para la administración de la Cuarta Transformación que encabeza el presidente López Obrador, y digo aparente, porque en realidad parece más una forma de darle el tiempo necesario a todo el personal que se involucrará en el referido proyecto, pues según lo que se puede apreciar no está terminado, y eso se puede comprobar por el hallazgo de un cerro que no habían detectado, imagínese no vieron un cerro, el cual modificó el diseño original de las pistas, pero además está el hecho de que no cuenta con el estudio completo de impacto ambiental aunado a que no tiene el aval del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Por los descubrimientos de restos de fósiles, situación que no ha detenido para nada la intensión de continuar con la construcción referida.

Así mismo hay algunos pobladores alrededor que no están muy a favor del desarrollo, a quienes, por cierto, no se les consultó si estaban a favor o no, bueno, ni siquiera en un mitin y a mano alzada, como afirmó el propio presidente de la república, ya ve que dijo que la consulta se hizo en tiempo y forma, lo malo es que no a todos los pobladores les preguntaron.

Así que esta suspensión al aeropuerto de Santa Lucia, en lugar de un revés, más bien tiene toda la apariencia de conseguir todo lo anteriormente mencionado, con el propósito de que no se los vayan a parar, pero también hacer un verdadero proyecto ejecutivo ya que por lo visto no lo tenían, y ese proyecto no es solo un dibujo bonito que muestre como quedaría, o la maqueta, sino todo lo que realmente representa levantar una edificación de esta naturaleza, con todo lo que ello implica, cosa que no se hace un unas semanas. Y algo muy importante, conseguir la mano de obra que realizará los trabajos, pues seguramente se acordará que se anunció que seria los propios soldados quienes la harán también de albañiles.

Y es que, como la actual administración trae prisa por hacer sus obras, lanzan fechas de arranque que en la realidad no se pueden cumplir por el tamaño del proyecto, además de que no es creíble que las instituciones que tengan que otorgarle los permisos correspondientes se los vayan a negar o que se comporten de manera muy estricta, por supuesto que no, eso se arregla con una simple llamada, pero la verdad es que necesitan tiempo, por lo que los amparos, le caen de perlas a los encargados de las construcciones.

Así que nada ha cambiado en nuestro querido México, donde no se mueve la hoja de un árbol sin que lo sepa y lo autorice el primer mandatario del país, y en caso de que alguien se mueva sin consultar y no sea del agrado del gobernante, simplemente se le da para atrás, como ha ocurrido en no pocas ocasiones, en las que los secretarios de estado han tenido que recular y decir que no dijeron lo que dijeron, aunque exista video y todo; con lo anterior se confirma que todo sigue igual con esta administración, y no se vale decir que antes se hacía eso y más, porque para evitar esas prácticas, se votó distinto, para quedarnos igual o peor, no era necesario tanto movimiento, al menos, esa debería ser la idea…

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