Cuando se inició la aparente campaña de persecución desde el 2020 hacia la entonces candidata Maru Campos, hubo cosas que llamaron la atención; si bien es cierto que en todos los partidos hay diferencias de posturas y corrientes internas, en el caso de las diferencias entre el grupo de Maru Campos y el de Javier Corral es necesario comentar que hicieron creer que estas podrían ser superadas, y que el Partido Acción Nacional saldría fortalecido con la disputa, para enfrentar exitosamente la contienda por la gubernatura del año 2021 en Chihuahua.

En ese entonces hice un artículo donde mencioné que no se veían muy auténticas las cosas, porque existía un aparente y radical conflicto que hacía difícil que hubiese una conciliación, y ello apuntaba hacia una ruptura que terminaría de muy mala manera. Esa era la apariencia, y las y los analistas se fueron por ese esquema, sin tomar en cuenta que ya Maquiavelo había escrito acerca de que las apariencias engañan. "El fin justifica los medios", señalaba entre otras ideas el pensador y esto me hizo pensar que los acontecimientos podían tener otras lecturas.

Los hechos en el PAN se siguieron dando con una aparente polarización. Me pareció sospechoso lo radical del enfrentamiento entre las corrientes panistas, ya que en varios lugares debatían e incluso había signos de diferencias irreconciliables. A finales del 2020 los medios y redes sociales reseñaban discrepancias aparentemente radicales en los cabildos y en especial en los gobiernos y las cámaras empresariales y legislativas, lo que hacía pensar que esto venía para quedarse, una lucha de vida o muerte, dicho en términos metafóricos.

Se fue acercando la elección interna y los equipos movieron sus piezas; el grupo de Corral, antiguamente llamado La familia feliz, trató de imponer a su candidato Gustavo Madero, el cual tiene toda la experiencia política del mundo, ya que en su vida se dedicó a las disputas por el poder y siempre estuvo en cargos políticos y fue dirigente partidista, destacándose más por sus participaciones legislativas en el senado, en las cámaras federal y estatal.

El grupo de Corral trató de imponer a otra personalidad con características parecidas al saliente gobernador; el señor Madero es empresario y dirigente del ese gremio, además de presidente nacional de su partido, el PAN. Corral y Madero comandaron a un grupo de expertos periodistas y a dueños de medios, y trabajaron en forma conjunta con intelectuales de todo tipo, incluso hasta con las élites religiosas; todo apuntaba que este grupo saldría adelante en sus propuestas con miras al 2021.

Por otro lado, en el bando contrario estaba un grupo con características similares, aunque con menos tablas, pero con más unidad, también haciendo su labor, con la alcaldesa de la ciudad de Chihuahua como cabeza visible. Aparentemente el grupo era más débil, pero tenía personas experimentadas en todos los ámbitos. Y la disputa avanzó: se dio una simulada guerra total donde cada grupo movía sus piezas a lo largo de la parte final del 2020, porque la definición se acercaba. Finalmente salió adelante el equipo de Maru Campos y ella obtuvo la gubernatura.

Fue sorpresiva la aparente hazaña; sobreponerse a un grupo fuerte, organizado, con un aparato judicial impresionante, con ministerios públicos, la élite de la abogacía, con recursos económicos sobrados, a fin de cuentas, salió adelante el grupo panista donde la cara más visible es Maru.

A nivel nacional llamó la atención, aparte de la disputa, que el PAN saliera adelante a pesar de las fallas, las ineficiencias en el ejercicio de gobierno y de la mala imagen en la ciudadanía y en las encuestas. De los gobiernos estatales que han repetido en una gubernatura, el PAN había ganado en años pasados consecutivamente en Baja California Norte, Guanajuato y Querétaro; pero en general, al ocupar un partido una gubernatura durante un sexenio, al siguiente periodo ha sufrido aparatosas derrotas. En el caso de Chihuahua, es la primera vez que en dos ocasiones consecutivas y a pesar de todo lo señalado, el PAN gana, todo esto llama la atención. El PAN sufrió una apabullante derrota a nivel nacional: de las quince gubernaturas en disputa solo ganó dos, y Chihuahua está entre ellas.

Al terminar su labor, el exgobernador Corral dejó de perseguir a la gobernadora entrante -si es que algún día lo hizo- con increíbles fallos jurídicos; se desistió de los cargos levantados. Su sospechosa ineficiencia llama a la reflexión: entonces todo fue inventado, o bien, fue una estrategia para catapultar al aparente grupo rival, que hoy está en la cúspide del poder. Les comentaba a algunos amigos académicos en el área de la política mis dudas sobre el aparente conflicto, y me decían que todo les parecía real; pero ahora no sé qué opinen. El caso es que ya el PAN gobierna Chihuahua por segunda vez consecutiva.

Como dato adicional, diré que los principales funcionarios y aliados del exgobernador ahora están en el gobierno de Maru, sin ningún problema, y esto es visto como algo natural y nadie se escandaliza. Óscar Fidencio Ibáñez, el expresidente de la Junta Central de Aguas del gobierno pasado, ahora es representante de la gobernadora en Juárez, posición estratégica en la ciudad más importante del estado. En la Comisión Estatal de Vivienda (Coesvi) quedará como dirigente Fernando Álvarez Monje, señalado como la mano derecha de Corral en el pasado congreso del estado y de los amigos más cercanos del exgobernador. Rocío Reza, exdirigente estatal del PAN, hoy es diputada federal, y Roberto "El Pony" Lara, que había sido funcionario del Gobierno del Estado pasado, ahora quedó en la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS).

Como esos ejemplos, hay varios que se repiten, lo que hace pensar que las discrepancias no fueron de fondo y que la hipótesis maquiavélica que he planteado desde hace más de un año empieza a cobrar forma; esta se podría rechazar si a Corral el gobierno del estado actual lo mete a la cárcel, o si le confisca los bienes por sus hechos del pasado, pero esto me parece poco probable. No me extrañaría que dentro de un año o de dos se vea la foto de ambos personajes comiendo panecitos en la calle Costa Rica, o en alguna cabaña de la Sierra o incluso en Mazatlán, tiempo al tiempo.

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