Tequila, Jal.- Un poeta barcelonés escribió "he vuelto a caminar por mi ciudad en este invierno que sabe a primavera, sin estar rodeado de las hordas turísticas a las que les vendimos el alma y el encanto,,," y es que en la Barcelona de la Sagrada Familia de Gaudi, de la Moreneta de Monserrat, de la Rambla, etc., como el resto de las ciudades de España y Europa, los turistas son una plaga, pero que dejan muchos millones de euros y todo mundo contento; pues el turismo es, la pujante industria sin chimeneas.

Pues bien, en esa ciudad catalana, la fiesta brava también tiene su historia taurina y los toreros mexicanos de la Época de Plata del Toreo, también pisaron la Monumental de Barcelona y la efeméride nos dice: La tarde del 25 de julio de 1934, se realizó una corrida de toros, con un cartel de lujo de tronío, partieron plaza tres de los mejores toreros del momento, dos de allá y uno de aca y la plaza se llenó hasta las banderas, los toros fueron de Justo Puente.

No se describe el color de los ternos con los que hicieron el paseillo, el sevillano Juan Belmonte, a quien llamaban "El Pasmo de Triana", el madrileño Marcial Lalanda del Pino y el mexicano Fermin Espinosa "Armillita" y esa tarde, fue de locura, Belmonte cortó una oreja; Lalanda dos orejas y un rabo y el Maestro de Saltillo, ¡agarrese!: dos orejas, el rabo, cuatro patas y de pilón, las criadillas del toro "Clavelito". tal cosa parece increíble pero fue verdad, porque todo lo que sucede en el ruedo es eso verdad y así la dejamos.

Ya estamos en el siglo XXI y la fiesta sigue, distinta si, pero sigue, nada la reemplaza, entonces escribamoslo. Por qué no: Larga vida a la más bella de todas las fiestas, la fiesta brava. Vale.

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