Tenemos un amigo de Colima, avecindado aquí en La Tierra del Bravo, dese hace "munchos" años y nos acordamos de él, porque en ese estado hay un pueblecillo llamado Villa de Álvarez, donde cada mes de febrero celebra sus fiestas patronales en honor del primer mártir mexicano San Felipe de Jesús y aquello se pone sabroso, gitano, flamenco, como todas las ferias de los pueblos que están regados por todo el territorio nacional.

Y una feria, sin palenque, sin casino y sin una tarde toros o varias, simplemente no es feria, es puro relajo, pura beberecua sin control, porque se construyen grandes cantinas al aire libre. Si mentimos, quémesenos sin previo juicio o sin el debido proceso para estar a tono con la nueva lexicología jurídica, en leña verde, si no mejor cálmense.

Como nosotros nacimos hace poco en el mes de febrero, desde hace muchos años pudimos conocer la singular plaza de toros y patrimonio cultural de Colima: La Petatera, donde año con año se dan uno o dos festejos taurinos con lo mejor de la torería del momento y claro, español que viene a México, desea torear en esta singular plaza, "pa" tener qué contarle a sus hijos y nietos.

Para los que nos leen por primera vez, permítanos informales, que esta singular plaza de toros se construye solamente con madera, petate e ixtle, nada de ingenieros, clavos o cosas por el estilo y data, según la historia del lugar, desde 1857. La Petatera, solo se levanta para los festejos taurinos y en cuanto termina la última corrida, se desmonta de inmediato y otro día, ya no hay rastro de ella.

Han pasado muchos años y nunca se habían suspendido las corridas de toros en la feria de Villa Álvarez, pero llegó el presente año con su brutal pandemia y por seguridad de los habitantes colimenses y turistas "irresponsables", por primera vez, en más de ciento sesenta y tres años, se suspenden los festejo en La Petatera, pésele a quien le pese.

Veremos qué nos depara el destino para el próximo año, por lo pronto el Viejo de Palacio Nacional, ya dijo desde Oaxaca, que comenzará una vacunación masiva, comenzando con los "rufles", pertenezcan o no al pueblo bueno y sabio. ¡Ah! pero eso sí, primero los pobres. Vale.

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