Los tres primeros años del gobierno del presidente López Obrador en números absolutos son los más violentos en la historia de por lo menos los últimos cien años.

Y son los más violentos en el indicador de personas asesinadas por cien mil habitantes desde que al inicio de los años sesenta este indicador empieza a bajar de manera sostenida.

Los años menos violentos, con ocho homicidios dolosos por 100 mil habitantes, fueron 2006 y 2007. Con la guerra del presidente Calderón se rompe la tendencia a la baja y el sexenio termina con un promedio de 18 homicidios dolosos por 100 mil habitantes.

El presidente Peña Nieto continúa con la estrategia de su antecesor y finaliza con un promedio sexenal de 20 homicidios dolosos por 100 mil habitantes. En lo que va del gobierno del presidente López Obrador el promedio anual ha sido de 29 homicidios dolosos por 100 habitantes.

La estrategia de seguridad de López Obrador claramente ha fracasado. Están ahí los números. Todo mundo los puede consultar. Son públicos y oficiales.

El presidente prometió en campaña que cambiaría de estrategia. Ya en el gobierno lo hizo y por sus resultados resulta evidente que es peor que la de los presidentes Calderón y Peña Nieto.

La estrategia de López Obrador se basa en cuatro sólidos principios:

- “Abrazos y no balazos”. En reiteradas ocasiones el presidente ha dicho esta frase que sintetiza su política. El crimen organizado entiende bien que no será molestado y que puede actuar sabiendo que no habrá reacción de las fuerzas de seguridad pública.

- “La violencia genera más violencia”. Frase también repetida en diversas ocasiones por el presidente. Refuerza la anterior. Implica la renuncia del Estado al uso de la fuerza legítima, para mantener la paz.

- Ceder a la presión del crimen organizado. El caso más emblemático, pero no el único, es la liberación, ya en manos del Ejército, del hijo del Chapo Guzmán. El Estado mexicano se dobla ante la amenaza de reacción del crimen.

- Deferencias ante los criminales. El video y la foto del presidente que se acerca para saludar a la mamá del Chapo Guzmán recorrió el mundo. Es un acto simbólico, que el crimen entiende muy bien.

En los hechos la estrategia de seguridad del presidente ha elevado los niveles de violencia y enfrentamiento entre los distintos cárteles y los cientos de grupos que les están asociados.

La intensa disputa por el control de los territorios es aprovechar, en los espacios por ellos dominados, de las ventajas que otorga una política de seguridad donde el Estado nacional renuncia a enfrentar al crimen organizado.

@RubenAguilar

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