En la década de los ochentas, nuestro país tenía tasas de inflación que superaban el 100 por ciento anual, generando graves distorsiones en la economía. Esto se debía en parte, a que el Banco de México, lo manejaba el gobierno.

Es decir, en cuanto el gobierno se quedaba sin dinero, echaban a andar la máquina de hacer billetes y los metían a la economía. Esta impresión excesiva de dinero, provocaba que la moneda se depreciara a pasos agigantados, porque entre más dinero circule, sin un fuerte respaldo productivo, la moneda simplemente se deprecia.

Afortunadamente, en 1994, se toma la decisión de quitarle la máquina de hacer dinero al gobierno, y se le brinda autonomía. Desde entonces, ha habido estabilidad en factores como tipo de cambio e inflación.

El Banco de México, debe seguir siendo autónomo, sino queremos ver colapsada la economía y una moneda depreciada, tal y como sucede en países como Venezuela, donde para pagar una lata de refresco, se requiere un buen fajo de billetes casi inservibles.

Otro ejemplo de manejo idiota del dinero, se vivió en la Alemania posterior a la primera guerra mundial, donde el gobierno imprimió miles de marcos sin ningún sustento y el resultado fue un empobrecimiento generalizado con inflaciones superiores al millón por ciento en algunos periodos entre 1920 y 1923.

En aquel periodo de la historia, los trabajadores tenían que cobrar dos veces al día para poder comprar alimentos al medio día, antes de que se triplicaran por la tarde.

Imprimir dinero sin sustento, no soluciona ningún problema económico, al contrario, lo agrava.

Por ello es tan importante que el Banco de México sea autónomo, sino queremos ver otro Venezuela o Cuba en nuestro país.

Evidentemente que muchos jóvenes de hoy, no conocen la historia vivida en los ochentas y opinan sin saber a fondo lo que sucede, aunque no solo en este sino en muchos temas.

Se ha mencionado que la Reforma Judicial permitiría abrir la puerta para que, de nuevo, el Banco de México lo maneje el gobierno en turno, lo cual, de concretarse, sería una verdadera catástrofe económica y nos regresaría a las crisis continuas previas a la autonomía del organismo central.

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