En términos del porcentaje del PIB, el mayor presupuesto para gasto militar en México se da en 1949 cuando llega al 0.90% y a partir de ahí se mantiene a la baja salvo en 1985 cuando tiene un incremento.

Es hasta 2021, cuando se vuelve a incrementar convirtiéndose en el segundo presupuesto más alto de los últimos 73 años, de acuerdo a datos de la SHCP.

El del 2021, con relación al porcentaje del gasto total del presupuesto, es el mayor de los últimos 38 años con el 2.6% y en términos del per cápita es el más alto de los últimos 34 años con 68 dólares.

Para el periodo 2012-2021 solo Ucrania, China y Turquía han elevado más que México el porcentaje del gasto militar, de acuerdo al Instituto SIPRI de Estocolmo, Suecia, una de las instituciones mundiales más reconocidas en estudios sobre paz, guerra y ejércitos.

En 2020, el presupuesto militar como porcentaje del PIB fue del 0.75% y la tendencia es que en 2024 llegue al 1.0% lo que no ocurría desde hace 73 años.

México no está en guerra, se mueve en los grandes principios del presidente de “abrazos y no balazos” y de no usar la fuerza militar porque “la violencia genera más violencia”.

A pesar de esta estrategia para hacer frente al crimen organizado, los niveles de violencia no solo no se reducen sino que crecen y su acción se expande en el territorio.

En el marco de la estrategia pacifista de seguridad, de la que el presidente habla con frecuencia de manera positiva, todo diría que las fuerzas armadas requieren de menores recursos, pero no es el caso.

El hecho es que el presupuesto y el gasto militar aumenta con la llegada del actual gobierno como si fuera un país que estuviera en guerra.

Del aumento del presupuesto destinado al gasto militar en términos del porcentaje del PIB, del per cápita y del total del presupuesto público surgen muchas preguntas.

Dos de estas son: ¿en qué se gasta ese recurso? ¿cuál es la relación entre gasto y disminución de la violencia? Las respuestas no están a la vista.

@RubenAguilar

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