La pandemia trastocó toda actividad humana; se incluyen las reuniones familiares, así que violando flagrantemente toda indicación sanitaria, toda la familia (bueno una parte), nos reunimos en conocido tragadero, porque la ocasión lo ameritaba; cuando reaccionamos, ya eran las primeras horas de la tarde, se rompió la taza y cada quien para su casa, al tedio, a la holganza, para que se infle la panza.

Así que... aturdidos por el calor, haciendo de tripas corazón, nos pusimos a teclear, letra por letra, estos párrafos, aclarándoles a aquellos que nunca en su vida han trabajado, que un marro es una especie de martillo pesado de mango largo, que sirve para quebrar piedra o reventar banquetas de concreto, entre otras muchas cosas dentro de la industria.

Pero no nos vamos a referir a esa especie de marro, no, sino al delincuente, asesino y vulgar ladrón, que hace días fue aprehendido por el Ejército Mexicano, cuyo nombre de pila es: José Antonio Yepes Ortiz (a) "El Marro", quien con su chulada de familia, asoló el estado de Guanajuato, por más de una década, a ciencia y paciencia de las H. autoridades de este país, que no hallaban cómo detener a este vulgar huachicolero y narcotraficante, por temor a que, si se usaba la violencia, se incomodara el inquilino de palacio (abrazos no balazos) o el mamotreto ese de los derechos humanos.

Los guanajuatenses ya pueden dormir en paz; solo cabe esperar a que algún juez, de esos que son muy celosos de su deber y que les gusta el dinero, de buenas a primeras no vayan a soltar del penal de "alta seguridad" donde está recluido este asqueroso "Marro", alegando que la averiguación se integró mal, libertad que será mejor que la de Lozoya, pues a éste de perdis le pusieron una pulsera atómica quien sabe dónde, para monitorear su estadía en el hogar. ¿Será?

Ahora el nuevo problema es quien suplirá al tristemente célebre "Marro": ¿Su mamá? ¿Su papá? ¿Su hermana? ¿Los tres juntos? Se valen apuestas. No olvidemos que cuando cae un capo o un vulgar ladrón como el de marras , hay cuatro o cinco de sus achichincles que quieren suplirlo y allí es donde las autoridades fallan, donde se les duerma el gallo, pues cuando van a detener a un cabecilla de esta ralea, ya deben tener ubicados a los probables sucesores y sobre ellos, aparte de confiscarles a estos delincuentes de cuello bajo, al grito de ¡ya!, las grandes cantidades de dinero que almacenan y que es donde más les duele. Solo Chayito está olvida. Sea por Dios. Vale.

Por: Cuauhtémoc Monreal Rocha

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