La Terminal 4 (T4) del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de nombre Felipe Ángeles, propiedad de la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena) es, como se había pronosticado, un fracaso absoluto.

En 2022, para evitar que la T4 presentara números rojos se le inyectaron 564 millones de pesos del presupuesto federal, para así, de manera artificial, evitar pérdidas en los meses de enero a septiembre.

La T3 es Toluca y la T1 y T2 están en el Aeropuerto Benito Juárez de la CDMX. La primera, que se puso en operación en el gobierno de Vicente Fox (2000-2006), ha resultado un fracaso como ahora la T4.

Diversos estudios técnicos muestran, de manera contundente, que la solución definitiva al problema del tráfico aéreo en la CDMX era el aeropuerto que se construía sobre parte del Lago de Texcoco.

Y que era también, contrario a lo que señala el actual gobierno, como lo plantean desde hace muchos años diversos especialistas que han trabajado en el lago, la mejor estrategia para rescatarlo y conservarlo.

La cantidad que recibió la T4, propiedad de la Sedena, para no tener pérdidas, equivale a 46 veces el recurso que se le transfirió en 2021, que fue de poco menos de 13 millones de pesos, que para mantener en funciones a este elefante nacido muerto.

Se hace necesario la transferencia de recursos de la SHCP porque la T4 cuesta mucho más de lo que ingresa, que en 2022 fueron 46 millones 617 mil pesos, que es menos del 10% de lo que requiere su operación.

Lo que cuesta la T4 es 12 veces más de lo que ahora ingresa y los estudios económicos muestran, que en el mejor de los casos, para llegar a punto de equilibrio en su operación, sin pagar los costos de construcción, tendrán que pasar 20 años más.

Este elefante blanco particularmente costoso, es una de las obras predilectas del presidente, que siendo jefe de Gobierno se alió con la comunidad de San Mateo Atenco, para impedir se construyera el aeropuerto en el sexenio de Fox.

En su visión, la mayor parte del aeropuerto debe quedar en territorio de la CDMX y no del Estado de México. La T1 y la T2, como unidad de negocio, son el mayor empleador en la capital del país.

Ahora la T3 en el Estado de México y la T4 en el Estado de Hidalgo son radicalmente marginales con relación al número de pasajeros que recibe la T1 y la T2. El presidente es consciente de que sea así.

La Sedena nunca debió aceptar ser propietaria de este elefante blanco, aunque ya lo era de la base de Santa Lucía donde se construyó.

Generales en activo me han dicho que el Ejército no quiere ser visto por la sociedad como una organización que al año recibe cientos de millones de pesos, para mantener esta mala decisión de su actual comandante en jefe.

Me aseguran también, que con alto nivel de posibilidad, que quien sea el próximo secretario de Defensa, de no repetir el actual, que se lo ha propuesto, hará entrega de la administración de la T4 a una instancia del gobierno federal.

@RubenAguilar

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