Nunca puedes planear el futuro a través del pasado. Edmund Burke, filósofo británico.

Con la panza llena, iniciamos estas letras; ya estamos encerrados porque no hay a dónde ir en esta ciudad ubicada en el lado sur del río Bravo; aún no nos vacunan y creemos que va para largo el lograrlo, porque al parecer, el sistema no da abasto a tanta demanda vacunil de gente senecta; haremos el último intento de registrarnos, para ver cómo nos va, por lo pronto: ¡Ánimo raza!

Y ahora al tema el cual nos inspiraron dos chamacones o dos chavorrucos si lo prefieren, quienes haciendo una brillante mancuerna, una dualidad pocas veces vista en este México nuestro, han dado mucho de qué hablar en lo últimos días. Algo se deben conocer ambos, porque no pueden vivir uno sin el otro, no pueden vivir separados del poder político.

Uno de ellos es director de la CFE, ahora conocida como la Omisión Federal de Excusas, por tanta falla eléctrica que ha tenido y el otro, es el máximo gobernante de esta chulada de país donde nos tocó vivir, según tesis no debatida de Cristina Pacheco.

AMLO siempre soñó con llegar al poder, pero no para permanecer transitoriamente en él, nada de eso, sino para permanecer como gobernante vitalicio como Fidel, Daniel, Hugo y Nicolás, por solo citar uno cuantos y para ello, se vale de una serie de programas de asistencia pública que más bien son clientelares, en un afán desesperado, primero, para gobernar ciudadanos sumisos, dóciles, ovejunos, sin dignidad y después, para tratar de pasar a la historia, como uno de los salvadores de la patria de las garras del capitalismo voraz, de la mafia del poder, del neoliberalismo, de los intelectuales, de la corrupción, de la impunidad y todo lo que huela al reciente pasado.

Para ello, AMLO se vale de los jóvenes de hoy en día que, obnubilados por el nuevo Mesías, se dejan llamar servidores de la nación o jóvenes construyendo el futuro y todo está bien para llegar al poder y quedarse con él, porque el pueblo bueno y sabio así lo quiere, solo que el propio jefe de la nación, da al traste con sus anhelos, pues junto con su tocayo Bartlett, teniendo como guía el pasado, más bien parecen jóvenes destruyendo el futuro al hacer a un lado las energías limpias con su contrarreforma eléctrica y seguir contaminando el medio ambiente, usando combustibles fósiles, con tal de rescatar, según él, a la CFE, ese viejo barril sin fondo que, como Pemex, han sido destruidos por la corrupción y la impunidad, tanto privada como gubernamental y sindical. Se admiten pruebas en contrario.

Veremos qué sucede en las próximas elecciones que ya están a la vuelta de la esquina. ¿Se volverá a quedar AMLO con el poder legislativo? El pueblo bueno y sabio lo decidirá ante el atolondramiento, por llamarlo de alguna manera, de la oposición. Vale.

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