Por: Salvador Guerrero Chiprés

La presión económica es una variable fundamental que ha puesto al límite la estabilidad emocional, incluso a riesgo de la vida o intentar cualquier fuga para sobrevivir a la situación.

Aunque la respuesta es diferente en cada región de mundo, la serie “El Juego del Calamar”, convertida en fenómeno global por su enorme audiencia, presenta algunos de los episodios de mayor debilidad humana en un contexto problemático donde lo económico, la enfermedad, el luto, el riesgo y las salidas arriesgadas adquieren significado para varias generaciones familiarizadas con riesgos digitales y materiales ficticios y verdaderos.

Historias de endeudamiento, base para diferentes pasajes, fueron escritas en 2008, en Corea del Sur, y este año obtienen visibilidad, a veces como cruda realidad y, otras, como parodia de lo que ocurre. Fue un año de crisis incluso para el país hegemónico que faltó a sus propias reglas de ética financiera.

En la Ciudad de México durante la crisis económica generada en diciembre de 1995, en el cambio de gobierno presidencial de Carlos Salinas de Gortari a Ernesto Zedillo, las deudas provocaron un aumento en el número de suicidios. Historias retomadas en los diarios de personas dramáticamente distanciadas, de quienes percibieron como válida esa salida ante la imposibilidad de solventar créditos hipotecarios o deudas financieras o ante la pérdida del patrimonio que habían forjado y las fracturas familiares concomitantes.

La incertidumbre representa un riesgo. Al buscar liquidez a toda costa podemos ser víctima de engaños. Falsas financieras aprovechan esa situación y ofrecen créditos fáciles con exigencia de depósitos para trámites u omisas en precisar los intereses, que aumentan a conveniencia hasta hacer la deuda tan impagable como imprevisible, en tanto instrumento delincuencial posterior de amenaza y extorsión.

Hay grupos delictivos que otorgan a comerciantes préstamos rápidos, sin garantías ni aval, cambian los intereses y los cobran por medios violentos, en una modalidad conocida como “gota a gota”.

El defraudador explota las debilidades y necesidades, como en esquema conocido como “La Patrona”, en el cual hace creer al personal que trabaja en casa, que la dueña está en una situación de riesgo y requiere hacer un pago inmediato o entregar algún bien.

Esa situación de vulnerabilidad, planteada en “El Juego del Calamar”, como jugarse la vida con la esperanza de ganar dinero y saldar deudas, debe tener como contrapeso una sociedad alerta e informada. Cruda, y con violencia frecuente, la serie visibiliza oblicuamente la mayor violencia de una realidad que podrían enfrentar millones sujetos al estrés del duelo, el desempleo, las deudas y los riesgos opcionales, con una dosis de fatalidad que para algunos delitos es duramente real.

En lo que va del año, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México ha recibido más de 13 mil 400 reportes de fraude.

Los riesgos están en vía telefónica o presencial, en portales web, pero siempre ante una situación de apremio. Tomar decisiones razonadas con tiempo ayuda a evitar los fraudes.

El Consejo Ciudadano ofrece asesoría jurídica gratuita, 24/7, en la Línea de Seguridad y Chat de Confianza 55 5533 5533, además de contar con la app No+Extorsiones con una base de más de 182 mil números telefónicos empleados por extorsionadores o defraudadores.

El juego de la prevención puede ayudar ante el juego coreano, metáfora de las penurias de millones en el mundo.

@guerrerochipres

Salvador Guerrero Chiprés/Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México

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