Hay una evidente relación de contubernio entre la Guardia Nacional (GN) y la Comisión de Derechos Humanos (CNDH), que al llegar este gobierno perdió su carácter autónomo, para convertirse en una oficina controlada directamente por el presidente López Obrador, que impuso a su titular.

Desde la creación de la GN en 2019, la CNDH ha recibido 332 quejas por abuso de autoridad, por trato cruel, detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas y homicidios. Hay quien también señala su relación con el crimen organizado.

La CNDH ante estas denuncias no ha girado ninguna recomendación a la GN y solo ha dictado 27 medidas cautelares, que son solo “llamadas a misa”, sostienen los expertos en el tema.

Edgar Ortiz Arellano, académico de la UNAM y especialistas en seguridad, entrevistado por María Cabadas, de El Universal, señala: “El Ejecutivo federal de manera reiterada, ha señalado que las violaciones a los derechos humanos, la corrupción, los abusos por parte de las fuerzas de seguridad pública federal a partir de la creación de esta guardia desparecieron. Pero la realidad no es así”.

La afirmación del académico permite entender cuál es el origen del contubernio entre la GN y la CNDH y el por qué esta fuerza militar goza de total impunidad en este gobierno.

Desde el primer día su gestión López Obrador decretó que se había acabado la corrupción y que las fuerzas armadas ya nunca más actuarían arbitrariamente y violarían los derechos humanos.

Después de este decreto presidencial, la cabeza de la CNDH tiene muy claro cuál es su tarea; proteger de cualquier queja a la GN y al conjunto de las fuerzas armadas.

López Obrador ya decidió que la GN no comete ni puede cometer ningún delito. Así, toda queja debe ser minimizada y tirada a la basura. Se sale del guion presidencial.

La realidad no se sujeta al mandato presidencial y sigue otra lógica. La CNDH en 2019 recibió 14 quejas contra la GN; en 2020, 138 y en 2021, 180. Nunca van a prosperar.

Son siete quejas por privación de la libertad; siete por desapariciones forzadas; 16 por tortura; 53 por trato cruel y 92 por detención arbitraria. Todas han quedado impunes.

Ortiz Arellano dice que “se ha hablado una y otra vez de las violaciones a los derechos humanos de la GN y no se hace nada. La CNDH solo mira hacia otro lado y por eso existe ese grado de impunidad de la que goza ese grupo”.

El presidente no quería que en su gestión hubiera un órgano autónomo que representara a la sociedad y en ese carácter denunciara la violación de los derechos humanos de su gobierno.

Por eso puso a la cabeza de la CNDH a una persona que se sometiera a sus mandatos y orientaciones. Entre otros nunca dar lugar a las quejas contra la GN y las fuerzas armadas.

@RubenAguilar

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