El secuestro y las violencias emocionales y físicas que se cometen en su realización representan entre los ciudadanos uno de los mayores temores: la crueldad cometida por grupos delictivos desmantela certezas psicológicas, físicas y patrimoniales.

Cada uno de ellos es una afrenta contra la sociedad, pero también, cada uno que deja de perpetrarse es un logro y representa certeza en el combate a la delincuencia y a favor de la construcción de la paz.

De ahí la relevancia de la disminución del secuestro registrada en todo el país y, en particular, la tendencia muy marcada a la baja en la Ciudad de México.

Conforme a los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que desde 2017 estableció una medición con rigor metodológico retroactiva al 2015, la evidencia parece muy sólida.

A nivel nacional, el delito disminuyó 57 por ciento en el periodo enero-julio de este año, comparado con el mismo lapso de 2019; un comportamiento a la baja se registró en 22 entidades, en 8 subió y en 2 se mantuvo.

Para aportar al tema, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México elaboró su primer reporte de secuestro que, entre otros aspectos, identifica un comportamiento favorable en cuatro de los seis estados más poblados del país.

La capital de la nación y Veracruz registran una disminución del 84 por ciento en las carpetas de investigación, cada una. En Puebla bajaron 82 por ciento y en Estado de México 38 por ciento. Los que registraron un incremento fueron Jalisco y Guanajuato, con 63 y 17 por ciento respectivamente.

Reportar y medir la incidencia delictiva tiene el objetivo de entender la forma como se desarrollan los delitos para diseñar las estrategias de prevención, investigación y persecución que permitan avanzar en el combate y consecuente disminución de la actividad delictiva.

Contar con herramientas que den certeza en el rigor metodológico de las mediciones es fundamental. En la Ciudad de México, la estrategia encabezada por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, presenta tres ejes que se complementan.

La coordinación entre la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Fiscalía General de Justicia, ausente varios años en el combate a la delincuencia. Además, el desarrollo de la inteligencia policial en la Secretaría dirigida por Omar García Harfuch, que ha permitido enfocar las detenciones a objetivos prioritarios generadores de violencia y de varios delitos, entre ellos el secuestro, con la colaboración de la Fiscalía General de Justicia que encabeza Ernestina Godoy y los dos equipos de operación e investigación especializada que existen en ambas instancias.

Y por otro lado, destaca el fomento de la cultura de la prevención y de la denuncia, en donde juegan un papel central los organismos ciudadanos y empresariales. Las tareas desarrolladas por las autoridades están asociadas con esos avances.

Un solo secuestro es suficiente para mantener la demanda de combate y de coordinación. No es tiempo de bajar la guardia.

@guerrerochipres

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