Insistimos: "El "Canelo" como boxeador, vence pero no convence.

Dejando el cuadrilátero, vayámonos a la arena del ruedo, antes de que se llegue la hora del grito presidencial y se desborde la mexicana alegría, henchidos de fervor patrio, como suele suceder cada año por estas fechas septembrinas, en este pais cuyo nombre se escribe con la X.

Por allá en España, hace días torearon 2 mexicanos 2, uno como novillero, el otro, como matador de toros, ya con algunos años de alternativa, aquél es capitalino, éste  queretano, los cuáles hicieron sombra y sol, pues el novillero sufrió otro cate (sombra) y el mataó, salió a hombros y por la puerta grande (sol).

Bruno Aloi, es el jóven novillero que al entrar a matar, lo prendió el novillo de Cebada Gago, y le pegó un cate, doloroso como todas las cornadas, sin olvidar que más cornadas da el hambre. según el libro de Luis Spota; afortunadamente la herida no puso en peligro la vida del arlequín que, a costa de lo que sea, quiere ser torero, lo cual es muy difícil pero no imposible y ser figura, es casi un milagro, según dicen los que saben de estos asuntos taurinos.

Bruno alternó con el Leganés Víctor Serrato y el de Ciudad Real Aarón Infantes; ojalça Aloi siga por la dura senda por donde han fueron, las grandes figuras del toro de acá y de allá y triunfe tarde a tarde, en cuanta plaza de toros haga el paseíllo y pronto lo veamos en la plaza México, convertido en un doctor en tauromaquia.

Por su parre el matador Octavio García, "El Payo", oriundo de la tierra de "La Peña de Bernal", partió plaza con Antonio Ferrera y Alfonso Cadaval, con toros de Calejo Pérez y Lagunajanda; los 3 diestros 3 cortaron dos orejas cada uno, saliendo a hombros de los costaleros por la puerta grande y por lo pronto al "Payo" y a Toño, pronto los veremos por estas tierras aztecas, que huele a tequila.

Mientras tanto en esta frontera norteña, Ciudad Juárez, tierra del Bravo, todo está listo para dar, próximamente, 4 corridas 4 de toros, esperando que la autoridad municipal, a la hora de torear a la verónica, no vaya a echar el pasito hacia atrás. Vale.

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