En la elección del pasado domingo en Brasil se disputaba la presidencia de la República, 27 curules para la Cámara de Senadores, los 513 escaños de la Cámara de Diputados, 27 gubernaturas y los congresos locales.

De la suma total de los votos, la extrema derecha obtuvo el 63 por ciento y la izquierda el 37 por ciento.

Para el Senado, había 27 curules en juego, un tercio de la Cámara, y la extrema derecha se hizo de 22 y la izquierda solo de cinco.

En la Cámara de Diputados estaban en juego los 513 cargos. La extrema derecha obtuvo 377 y la izquierda solo 130. Los otros puestos son, para representantes sin partido.

El Poder Legislativo, en ambas cámaras, queda en poder de la extrema derecha. La izquierda está en franca minoría.

De las 27 gubernaturas en disputa, la extrema derecha se hizo de 10 y la izquierda de cinco. Las otras 12 se fueron a segunda vuelta que se celebra el próximo 30 de octubre.

Los candidatos a la presidencia con más posibilidades de ganar, Luis Ignacio Lula da Silva y Jair Bolsonaro, no obtuvieron el 51 por ciento de los votos para ganar en primera vuelta.

Las encuestas daban la victoria a Lula con una ventaja de 15 puntos, pero solo fue de cinco puntos. Obtuvo el 48 por ciento y Bolsonaro, el 44 por ciento.

Lula quedó por debajo de las expectativas y Bolsonaro por arriba. Los dos se enfrentan en segunda vuelta el próximo 30 de octubre.
Si en esa ocasión gana Lula tendrá un Congreso claramente bajo control de la extrema derecha y a una mayoría de gobernadores también de esa línea política.

El periodista brasileño Eric Nepomuceno, que publica en La Jornada de México, en un artículo en Página / 12 de Buenos Aires (03.10.22) analiza la elección.

La ventaja de Lula, dice, ha sido de cuatro puntos y si las “encuestas indicaban una ventaja de entre siete y diez puntos, esa ha sido la primera victoria de Bolsonaro”.

Y añade que “la segunda y más contundente victoria se dio tanto en la formación de lo que será a partir de 2023 el Congreso como en los gobiernos provinciales”.

En su visión: “La verdad es que el abyecto y desequilibrado Bolsonaro sorprendió por como obtuvo resultados especialmente positivos en todo el país”.

Y asegura “que por todo el mapa brasileño lo que se vio fue el crecimiento furioso o la confirmación de una base amplia y aparentemente sólida que oscila entre la derecha y la ultraderecha”.

Ve posible “que en la segunda vuelta Lula da Silva logre derrotar a Bolsonaro y volver a la presidencia. Pero igualmente quedó claro que será una batalla bastante más difícil de lo que se preveía”. El resultado lo sabremos el próximo 30 de octubre.

@RubenAguilar

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