Mucho he hablado en este espacio de la mal entendida “Austeridad Republicana”, y me refiero con ese adjetivo de, mal entendida, porque efectivamente es bueno cuidar la forma en que se administran los recursos y más cuando esos dineros provienen de nuestros impuestos, es decir, es dinero público, por lo mismo el cuidado debe ser extremo. Eso está muy bien, por supuesto que todos estamos de acuerdo en que se recorten gastos suntuosos, ya que una de las razones por las que nos molesta pagar impuestos se debe a que no los vemos reflejados en obras y servicios.

Es así como el que los legisladores, -diputados y senadores-, gocen de un seguro de gastos médicos menores y mayores para instituciones de salud privadas, no es para nada parejo, sobre todo, cuando la obligación de los patrones es darles IMSS o ISSSTE a sus empleados; o ya de perdida el Seguro Popular, mismo que está a punto de cambiar de nombre, pero que no será más que lo mismo con otros colores y nombre que, ¡claro está!, llevará la palabra bienestar, y ya con eso se convertirá en un servicio mejor, según las autoridades de la 4T, pero que en la realidad no será otra cosa que lo mismo, posiblemente agregándole la cobertura de más padecimientos, cosa que por cierto ya estaba contemplada en el seguro popular, pero de forma paulatina, incluso cuando inició este servicio, no ofrecía la misma asistencia que brinda hoy en día.

También el dotarles de automóvil a cada uno de nuestros legisladores, no debe de ser, y de hecho ya no es; el que tengan una bolsa de ahorro que les entregue exactamente la misma cantidad que ahorren, esto es; si ahorran 100 mil pesos, la Cámara de Diputados les entrega 200 mil, un interés que ni el mejor banco paga en ninguna parte del mundo, en fin son algunas muestras de lo que si se debe de recortar y que nadie estamos peleados con esto, al contrario lo apoyamos.

Pero donde definitivamente la tijera no debería de aplicar, es en educación, lo malo es que esta austeridad republicana mal entendida va derechito a perjudicar a los estudiantes. Resulta que la Secretaría de Hacienda ya le comunicó al Congreso que la SEP ordenó a la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) cancelar la impresión de 42 millones de libros escolares, esto es, el 18.1 % de los 220 millones programados para el ciclo escolar 2019-2020.

Y esta información no es de los adversarios de López Obrador, sino que los legisladores de las comisiones de Educación de ambas Cámaras, mismos que, confirmaron que Hacienda les indicó lo siguiente; “la SEP puede ajustarse el cinturón en este rubro antes de que inicien las clases”.

Y agregaron que el Gobierno expuso a los legisladores de ambas cámaras que, “por austeridad”, la producción bajó de 220 a 178 millones.

Por lo anterior, Guadalupe Saldaña, senadora panista, dijo que “ahora no solamente nos enfrentamos a la incertidumbre de la distribución y entrega de los libros de texto gratuitos a tiempo, sino que además de eso la Secretaría de Hacienda dio a conocer que le ordenó a la Conaliteg la cancelación del 18.1% de la producción de libros”.

Así que si esa información no le llega al mandatario, López Obrador, en sus famosas conferencias mañaneras, no va a hacer la corrección necesaria, con la consabida frase de “eso es lo que quisieran nuestros adversarios” y seguramente agregando que; eso no va a ocurrir y que él tiene otros datos.

Pero la verdad, no se sabe qué es lo que piensan quienes en lugar de recortarle a otros rubros no tan necesarios y básicos para el desarrollo de la población, le meten tijera a la educación o la salud y es que esa, definitivamente, no es la idea…

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