Las obras públicas no se construyen con el poder de una varita mágica. Son pagadas con los fondos arrebatados a los ciudadanos. Ludwig Von Mises, filósofo ucraniano.

El domingo pasado fue el primero del equinoccio de otoño, poco a poco descenderá la temperatura hasta llegar al frio gélido que caracteriza a la región, así que hay que ir preparando chamarras, suéteres, guantes, bufandas, cobijas, abrigos, calefacción y demás accesorios de temporada, para evitar algún mal respiratorio. Avisados están.

Atónitos estamos, vean por qué:

"Con una inversión de 100 millones 100 de pesos, el Gobierno del  Estado, recarpeteará nueve vialidades, además de rehabilitar el pavimento de dieciocho calles, señalando la nota las calles que serán recarpeteadas y las calles que serán bacheadas."

Lo anterior lo declaró un compa que cobra como Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas. Las obras se iniciarán poco a poquianchis, sin señalarse fecha de arranque. Primero se gastarán 28 millones 28 y después otros treinta, sin especificar que harán con el resto de los cien millones señalados o sea, setenta.

De ser cierto lo anterior, vaya nuestro más profundo reconocimiento al alcalde y gobernadora, por iniciar, por fin, la transformación urbanística que tanto y desde hace mucho, pero muchísimo tiempo, necesita la H. Ciudad Juárez.

De entrada se nos hacen pocos cien millones de pesos, pero algo es algo, dijo el diablo, lo importante es iniciar el cambio que tanto necesita la ciudad, vergüenza de gobernantes y gobernados; desde luego la inversión es monstruosa, pues se necesitan miles de millones de pesos para lograr modernizar esta tierra del Bravo, pero con decisión gubernamental, se puede lograr, porque ya lo dice el sabio refrán popular: Querer es poder.

Ojalá pronto veamos el inició de estas obras públicas y los cien millones no se vayan a diluir a través de la corrupción. de los moches y demás, que es otra de las tareas que deben hacer los gobernantes, combatir la corrupción y la impunidad, para estar a tono con el hombre que hoy dirige los destinos de la nación y que por ahorro de espacio, no escribimos su nombre.

Si viviera nuestra abuela y viera el inicio de la transformación fronteriza, diría a voz en cuello: Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, por fin tendremos un Juárez nuevo, moderno, limpio, digno de sus habitantes, quienes con su esfuerzo diario y el pago de sus impuestos, también contribuyen a la transformación y engrandecimiento de su ciudad. Vale.

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