La honestidad es un regalo muy caro en los esperes de la gente barata. Warren Buffett, empresario estadunidense

Contra nuestra costumbre, hacemos esta colaboración en mañana dominical, porque tenemos la última fiesta cumpleañera familiar del año y no vaya a ser el diablo, que, valiéndonos un comino la señora Susana Distancia, regresemos a casa en las primeras horas de la madrugada y hasta las chanclas, mejor hay que ponerle al jale.

"Richy Riquín Canallín" fue el mote, apodo o alias, que el mesías tropical, en la pasada campaña presidencial, le puso a su adversario del PAN, de nombre Ricardo Anaya Cortés, joven político que después de su contundente derrota y la de su partido, optó por taparse por un buen rato para poner en orden su cerebro, en lo político, familiar y empresarial.

A Anaya se le tildó de corrupto, casa fortunas con el dinero del pueblo y otras linduras y cualidades que suele sacarse la perrada en las campañas políticas, para obtener algún hueso de elección popular que los enriquezca. ¡Claro! todo lo hacen por el bien de México, incluidos estados y municipios.

De pronto y sin que ningún majacano se lo imaginara o se lo pidiera, Anaya, haciendo gala del famoso refrán popular: “las veredas quitarán, pero la querencia cuándo y que lo cortés no quita lo valiente”. Sorpresivamente apareció ante los medios de difusión masiva, para anunciarles a Tirios y Troyanos su regreso a la arena política, en pleno sexenio de la 4T y que viene decido a echar la pata pa'lante, como los políticos buenos, pues ya reflexionó y aceptó los errores que cometió en la pasada campaña electoral, donde contendió por el PAN como candidote a la Presidencia de la República.

Bienvenidos los arrepentidos, porque de ellos será el reino de los cielos, según se lee por ahí, y sabedores de que el regreso de Ricardo le dará comezón al residente de Palacio, a la 4T y a esa cosa llamada Morena, cómo nos gustaría, como mulas ciudadanos, ver de diputados federales en la próxima legislatura federal, a los ínclitos Vicente Fox, Felipe Calderón y Ricardo Anaya armarían en la casona legislativa, una rebatinga de las buenas, salidos ya Dolores Padierna, el payaso Hernández Noroña, Mario Delgado y la liebre balaceada de Porfirio Muñoz Ledo.

Aquello se pondría sabroso, jugoso y apetitoso, sobre todo si la Cámara quedara nuevamente en poder de Morena, se armaría la de Dios en grande. Hasta ganas nos darían de votar por los tres de la bella unión panistas, lástima que sean de otros estados y nosotros ser de Los Vencedores del Desierto.

Ojalá el pueblo bueno de Guanajuato, de Michoacán y del Estado de México, reflexionaran al respecto y sacaran lo sabio y les dieran una curul a cargo de los dineros del pueblo a estos políticos redentores, con tal de ver en el palacio legislativo, agarrones del chongo entre panistas y morenistas. Sería un "hermoso" espectáculo. Vale.

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