En México, pero sobre todo en ciudades fronterizas como la nuestra, mucha gente está interesada en que sus hijos nazcan en territorio estadounidense, como una forma de darles ciertas ventajas, pues permanece la idea de que eso les dará mejores oportunidades en su vida laboral, bueno hasta el nieto del presidente Andrés Manuel López Obrador nació en el país capitalista y neoliberal por excelencia, pese a que acá estamos requetebién.

Y no solo el, sino muchos otros políticos mexicanos que pretenden gobernar nuestro país están en las mismas, por ejemplo, el excandidato presidencial panista Ricardo Anaya, también tenía a sus hijos viviendo y estudiando en aquel territorio, pero como lo criticaron mucho cuando la campaña, decidió traerlos a México, por lo menos durante ese periodo, ahora no se sabe si ya regresaron al país de las barras y las estrellas.

En fin, cada quien es libre de decidir en qué nación quiere que nazca su descendencia o al menos así era, pues Estados Unidos acaba de poner ciertas restricciones a quienes pretendían que eso ocurriera en su territorio, y es que desde la semana pasada está en marcha una nueva norma que pretende evitar que las mujeres embarazadas ingresen a Norteamérica con la finalidad de dar a luz a sus hijos, lo que los convertiría en ciudadanos estadounidenses por nacimiento, porque según las autoridades se trata de proteger la seguridad nacional estadounidense y hacer cumplir sus leyes, según un reporte.

Aun no se tiene mucha información al respecto, pero se sabe que los funcionarios consulares encargados de las visas podrán preguntar de forma abierta a las solicitantes de las visas B1 o B2 si están embarazadas, y en su caso negarles el documento.

Es necesario recordar que para las leyes de los Estados Unidos mentir representa un delito, por lo que no es opción omitir que se está encinta pues se incurriría en una felonía, como ellos la llaman, que se castiga con cárcel o con el retiro del documento migratorio y no admitirles un nuevo intento por varios años, a menos, que se solicite el famoso “perdón”, mismo que depende de ellos el otorgarlo, lo que ha mantenido a muchas personas por años tratando de que se los autoricen, cosa que cuesta cientos y hasta miles de dólares y la perdida de mucho tiempo en engorrosos trámites, muchas vueltas y reintentos.

Algo que también posiblemente ocurra es que ese tipo de decisiones puede polarizar aun mas a parte de la población norteamericana de nacimiento o por naturalización, quienes empezarían a hacer mas diferencias entre los 100 % anglosajones y los de otras nacionalidades que consiguieron su estatus legal ya sea por nacimiento o por tramites migratorios, pero que su físico pone de manifiesto su origen, esto es, no pueden negar la cruz de su parroquia y no porque sean menos agraciados, sino por los rasgos que caracterizan a cada nacionalidad, por supuesto con sus excepciones, pues existen mexicanos que no lo parecen y hasta los apodan por lo que aparentan, por ejemplo, el chino, el gringo, el inglés, etc.

Por lo pronto y aunque la ley indica que se les podría negar el trámite de visa o pasaporte para los Estados Unidos a las mujeres que visiblemente embarazadas pretendan dar a luz en ese país, la experiencia nos indica que si un funcionario migratorio observa esas características en una mujer al momento de cruzar con su visa que sacó desde tiempo atrás, le podría negar su ingreso ante la sospecha de que esta cruzando para tener a su bebe, con lo que se iría terminando con una costumbre muy arraigada en las ciudades fronterizas como la nuestra. Y como van las cosas, la intensión de algunas personas que ven en sus hijos de nacimiento estadounidense la posibilidad de ellos conseguir ese mismo estatus cuando esos niños lleguen a la mayoría de edad, también podría terminar con un simple cambio a sus reglas de inmigración y eso para muchos mexicanos, no es la idea…

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