BARRERA DE SOL

A VER SI LO LOGRA

Tiempo ha que no vamos a la hermosa Comarca Lagunera, donde sin amigos, solo tenemos familiares, con los cuales no comunicamos vía celulitis o whatsupp y de vez en cuando por videollamada, quizá pronto vayamos a darnos un volteón por la tierra que nos vio nacer hace ratito, antes de que otra cosa suceda.

Viene el recuerdo de la patria chica, por un suceso taurino que aconteció hace unos días, por el rumbo de Sudamérica, donde un chaval, con ansias de gloria, de triunfo y de billetes, logró tomar la alternativa, alternando con un Maestro de la tauromaquia y una figura, a quien le ha costao mucho llegar al lugar donde ahorita se encuentra.

La plaza de toros donde sucedió este acontecimiento taurino, fue la plaza de Acho, en Lima, Perú, plaza que nos imaginamos, resultó chica, dado el cartelazo que se anunció, donde algunos mexicanos aficionados a la bella fiesta, dejaron sentir su presencia, en este importante festejo, sin importar el costo del viaje a esa hermosa tierra donde el cóndor vuela.

El alternativado fue Arturo Gilio; su padrino de ceremonia fue Julián López "El Juli" y como padrino de tan importante acontecimiento, el de la tierra andina Andrés Rocarrey, matadores que con su triunfo, le enseñaron al toricantano, el camino que debe seguir y quiere convertirse en una figura del toreo, aquí, allá y acullá.

El nuevo doctor en tauromaquia ya se la ha estado partiendo en España a donde, según creemos nosotros, debe regresar para seguirse cuajando, puliendo, porque en este México nuestro, no hay futuro en el "Arte de Cúchares", escribiendo esto, con profundas tristeza pero a Helio, no se le puede tapar con un dedo.

Las plazas provincianas, en este país de tercer mundo, si no dan caché, mucho menos dan cartel o parné, cuando mucho dan para la jama y lo escribimos con mucho respeto a la torería azteca, porque no somos majos de mala lecha.

¿Logrará Arturo retomar y vencer la cuesta arriba? veremos a ver si lo logra y ya convertido en figura, entonces sí venir a México a la plaza grande, si es que las nuevas minorías no se imponen a las autoridades, rodeadas de políticos de pacotilla y la dejan reabrir sus puertas.

Arturo Gilio cortó una oreja en su segundo toro y dejó ir las dos del toro de su alternativa, según las crónicas; sus alternantes, simplemente salieron a hombros y por la puerta grande. Vale.

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