Ciudad de México.- La edición moderna del emblemático modelo de Volkswagen dejó de fabricarse este miércoles, pero la gente en el barrio de Cuautepec, en la periferia de Ciudad de México, sigue confiando en la sencilla versión original, valorada por su fiabilidad, su facilidad para reparar y, sobre todo, su capacidad para desplazarse por las empinadas calles del barrio.

A gran altura sobre la capital, donde el smog convierte las colinas circundantes en siluetas difusas, estos viejos autos compactos siguen utilizándose como taxis informales en una zona donde falta transporte público. Los coches redondeados, ruidosos y con el motor en la parte trasera, conocidos popularmente como “vochos”, están por todas partes en Cuautepec, y se han convertido en una obsesión para algunos después de que la producción del Tipo 1 se cancelara en 2003 y el nuevo modelo no lograra impresionar a la mayoría de los vecinos.

“Los nuevos no suben los cerros, no suben las subidas y los viejitos, estos vochitos, suben todas las subiditas sin problemas”, comentó el taxista Adrián Martínez.

Una excepción es el empresario David Álvarez, vecino del contiguo Estado de México y que maneja un New Beetle de 2008 descapotable. Aunque ha tenido Escarabajos más viejos y admite que su versión más nueva no es tan cómoda para terreno escarpado, le gusta la atención que atrae.

“Es muy atractivo, con mucha personalidad. Se voltea mucho la gente en las calles cuando pasa”.

Para México, el fin de la producción del Escarabajo marca el final de una era. La fábrica de Volkswagen en Puebla, al sureste de la capital, fue durante mucho tiempo la única planta del mundo que seguía haciendo los Escarabajos clásicos, y hace poco se convirtió en la única que seguía produciendo los Beetles más modernos.

El miércoles en la planta, el último de los 5.961 Beetles de la Edición Final, pintado de azul metálico, salió entre una lluvia de confeti y la canción clásica mexicana “Cielito lindo” interpretada por un mariachi. No iba al mercado sino a un museo.

Steffen Reiche, presidente de VW México, dijo durante la ceremonia de despedida, que aunque el Beetle dejará de fabricarse dejó huella en el país.

“Su llegada conquistó los corazones de la gente con su diseño especial y calidad. Hasta hoy vemos muchos vochos en las calles que mantienen vivo este legado”.

Los modelos Tipo 1 pintados de blanco y verde eran los taxis habituales en Ciudad de México, pero las autoridades dejaron de renovar en 2012 las licencias de los últimos “vochos”.

En teoría, esto significa que los taxistas que siguen utilizando el modelo antiguo en Cuautepec lo hacen de forma ilegal, señaló Francisco Trujillo, uno de estos conductores. Pero la policía no suele molestarles, señaló, y los autos siguen estando muy demandados por vecinos que crecieron cuando había taxis de VW por todas partes.

“Este servicio no es que la gente lo ha perdido porque uno como vecino siempre nos ubica”, comentó.

Hay mucha gente en otras zonas de la ciudad que se despidió encantada de los taxis “vochos”.

Estos vehículos de dos puertas, casi siempre con el asiento del copiloto removido, se hicieron famosos por servir de trampa de delincuentes. Los atracadores, en ocasiones en contubernio con los taxistas, aparecían de improviso para exigir las pertenencias de clientes atrapados en la parte trasera sin forma de salir.

Entre los aficionados en Cuautepec, existe la preocupación de que la “Vochomanía” llegue a su fin porque las piezas son cada vez más difíciles de conseguir.

El taller del mecánico Juan José Fragoso en el cercano vecindario de Progreso ha ganado fama en la zona por su capacidad para arreglar los Escarabajos antiguos. Él dijo conseguir piezas de un socio comercial que compra y desguaza modelos Tipo 1 estropeados o abandonados.

“Ahorita es más escaso porque se descontinuaron muchas piezas”, señaló Fragoso.

Algunos mecánicos prefieren hacerse con los autos para su uso personal.

Bernardo García, otro mecánico en Progreso Nacional, tuvo su primer Escarabajo cuando tenía 13 años y no ha dejado de comprarlos desde entonces. García dijo que el auto, ahora una reliquia, siempre será su favorito por su combinación de valor y eficiencia.

Su última compra es un “vocho” de 1975 para arreglar que es más viejo que él.

“Creo que el coche tiene más documentos que yo”, bromeó.

Publicidad
Enlaces patrocinados