Acámbaro.- Un coche-bomba estalló el jueves de madrugada frente a una comisaría en la localidad de Acámbaro en el centro-oeste de México e hirió a tres policías, informó la fiscalía del estado de Guanajuato.
De forma casi simultánea hubo otra explosión en el municipio cercano de Jerécuaro, esa vez sin que nadie resultara lesionado. Las autoridades no han aclarado si se trataba de un segundo coche-bomba pero en el lugar había una patrulla incendiada, el tejado de un edificio estaba destruido y las fachadas de varias tiendas cercanas ennegrecidas.
Los atentados en dos localidades distintas y con media hora de diferencia sugieren la implicación de los cárteles de la droga, que llevan años librando sangrientas batallas territoriales en Guanajuato.
Provocaron, además, un despliegue de fuerzas de seguridad estatales y militares por tierra y aire, indicó la gobernadora Libia Dennise García, del opositor Partido de Acción Nacional, en sus redes sociales.
A pesar de la violencia, la presidenta Claudia Sheinbaum se comprometió a mantener el enfoque de su predecesor de no confrontar directamente con las organizaciones criminales.
“La instrucción que hemos dado, y es la estrategia del gabinete de seguridad, es que no haya enfrentamientos", aseguró el jueves.
Sheinbaum insistió en que México no va a volver al periodo de la guerra contra los cárteles de la época del presidente Felipe Calderón (2006-2012) y que su gobierno seguirá con la atención en las causas de la violencia, acciones de inteligencia y, en caso de flagrancia, la detención.
Pero su administración ya parece estar involucrada en una situación similar a una guerra contra los grupos del crimen organizado en varios estados del país apenas tres semanas después de haber asumido el cargo.
Según las fotos distribuidas por la policía municipal, el coche-bomba de Acámbaro era lo bastante grande como para lanzar partes del vehículo calcinado por toda la avenida. La explosión hizo saltar por los aires las ventanas y puertas de las viviendas cercanas.
El del jueves fue el atentado con coche-bomba más grave contra las autoridades mexicanas desde junio de 2023, cuando un cártel utilizó este mismo método para matar a un agente de la Guardia Nacional en la cercana ciudad de Celaya, también en Guanajuato.
En julio del mismo año, un cártel de la droga del vecino estado de Jalisco hizo estallar una serie coordinada de siete bombas que causaron la muerte de cuatro policías y dos civiles. Los explosivos se habían colocado en agujeros excavados en la calzada.
El uso de coches-bomba y artefactos explosivos improvisados ilustra el desafío cada vez mayor que plantean los grupos del crimen organizado a las fuerzas de seguridad mexicanas.
Sheinbaum se ha comprometido a continuar la política de su predecesor y mentor, el expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), que basaba su estrategia en el lema “abrazos, no balazos” y en la promoción de programas de formación para los jóvenes para que no fueran reclutados por los cárteles.
López Obrador incluso hizo llamamientos públicos a los grupos del crimen organizado para que bajaran la violencia. Pero la inseguridad no ha sido controlada y el número de homicidios se mantiene muy alto, cerca de los 30.000 al año.
La nueva presidenta, que asumió el cargo el pasado 1 de octubre, se enfrenta a un aumento de la violencia de forma simultánea en el norteño estado de Sinaloa, el sureño estado de Chiapas y en Guanajuato, el estado que ha registrado el mayor número de homicidios de México.
El jueves dijo que la violencia en Guanajuato es una prioridad y que los ataques con coches-bomba ya estaban bajo investigación de la fiscalía federal.
Sin embargo, el analista de seguridad David Saucedo, afincado en Guanajuato, dijo que el gobierno no ha reconocido el verdadero alcance del problema.
En su opinión, entre las autoridades “existe una renuencia a hablar de narcoterrorismo porque piensan que estos ataques generarían una mala imagen hacia el país... Lo cierto es que México ya tiene esa mala imagen en materia de seguridad”.
La violencia en México y la acción de los cárteles son tema de la campaña electoral de las presidenciales en Estados Unidos.
“Hay voces dentro del gobierno qué piensan que hablar de narcoterrorismo daría elementos a sectores conservadores de los Estados Unidos que buscan enviar al ejército de los Estados Unidos para combatir a los cárteles tal y como lo hacen con organizaciones terroristas", explicó Saucedo.
El analista dijo que el Cártel de Santa Rosa de Lima —un grupo criminal local que lleva años luchando contra el Cártel de Jalisco por el control del estado— es el que probablemente está detrás de las explosiones del jueves porque ya ha utilizado explosivos en el pasado.
“Aunque estos ataques en Acámbaro y Jerécuaro obedecieron a lógicas locales, también son un mensaje tanto para la presidenta como para la gobernadora por parte de los grupos criminales, ellos siguen en pie de lucha y van a seguir combatiendo en Guanajuato”.
Las autoridades se resisten a reconocer el alcance de los problemas mientras escasean las soluciones. Las más recientes estrategias de seguridad han debilitado a las fuerzas policiales locales y el gobierno depende ahora casi exclusivamente del ejército, aunque no faltan denuncias de abusos por parte de los militares.
El 1 de octubre, el mismo día en que Sheinbaum tomó posesión, tropas del ejército mexicano dispararon a un grupo de migrantes matando a seis en Chiapas, un caso que está en investigación.
Y hace unos días, en Guanajuato, las autoridades desmantelaron la fuerza policial local de Celaya, la localidad donde más policías han muerto luchando contra el crimen organizado de todo el país.
Pese a todo, la gobernadora intentó mandar un mensaje de tranquilidad en sus redes. “Nuestros municipios no están solos, toda la fuerza del Estado está sumada en esta tarea de regresar la paz a Guanajuato”, escribió.