Yasmín Oros: En busca de justicia
Foto: Cortesía | Fotografía: Yvoné Vidaña / Gráfico: Náyade Cruz

La vida, la mayoría de las veces, nos coloca, paso a paso, en donde debemos estar y en algunas afortunadas ocasiones, nos sitúa justo donde lo soñamos desde que éramos pequeñas, y es sobre uno de esos casos, de quien quiero hablarles hoy.

Les contaré sobre una juarense que, por tradición familiar, nació en San Luis Potosí y quien día a día trabaja por mantener su sueño de niña, convertido en realidad.

Cuando los padres de Yasmín Oros, oriundos de San Luis Potosí, se casaron, escucharon hablar de un lugar en donde el sueño americano, se podía lograr dentro del territorio nacional, así que su papá no lo dudó y se mudó a Ciudad Juárez; poco tiempo después se hizo acompañar de su esposa. A los meses, Doña Lupita, su mamá, a punto de dar a luz a su primogénita, viajó a su tierra natal para recibirla rodeada de los cuidados de su familia, como era la tradición y volver a Juárez ya recuperada del parto.

“De niña veía mucho un programa en la televisión que se llamaba ‘Reportera del Crimen’ y me encantaba como el personaje principal siempre lograba que la justicia venciera en los casos que presentaba, además, en unas historietas que leía mi papá, en las últimas páginas publicaban artículos de la Constitución que yo leía con mucho interés y si a eso le sumamos que tenía un tío abogado, pues se conjuntaron todos los elementos que necesitaba para que a los 8 años ¡decidiera que quería estudiar Leyes! Soñaba desde entonces que, a través de ellas, se podía acceder a la justicia y eso era lo que yo deseaba: hacer que la justicia se aplicara siempre”.

Lo que en ese momento ella no tenía en cuenta era que dentro de las tradiciones de su familia estaba no solo el que naciera en SLP, si no que, al ser la primera hija de su padre, debía ser maestra: “Al terminar la preparatoria tuve que inscribirme en la Escuela Normal, pero al mismo tiempo lo hice en la Facultad de Derecho, primero me titulé de maestra y di clases un tiempo, al terminar Derecho, me presenté ante mi papá, le entregué el título que me exigió y me dediqué, hasta la fecha, a la abogacía”.

Pero antes de llegar a esto, su mamá, que estaba preocupada por la timidez que la acompañaba, la inscribió en un curso, que aquellos que se usaban, llamados algo así como de “desarrollo de la personalidad”, en ese espacio Yasmín no solo aprendió sobre habilidades sociales, si no que la llevó a entrar a un mundo que le encantó y en el cual se desempeñó en varias facetas, el ambiente artístico.

“En el Instituto me invitaron a modelar, luego incursioné en la actuación en teatro y algunas fotonovelas, fui vocalista en una banda pop (ya cantaba en el coro de la iglesia), en fin ¡hasta comerciales hice!” recuerda con una luz particular en los ojos.

El camino de las leyes

Al terminar la carrera en Derecho, dejó de lado ese ambiente, realizó su servicio social en las oficinas de Derechos Humanos e ingresó a trabajar en la Fiscalía General del Estado (FGE). “Ahí se rompió la expectativa romántica de lo que pensaba que era la ley, cuando conocí de primera mano la realidad del trato que se da a los detenidos, yo creía que eran las cosas como en los programas de televisión y no era así. Era muy inocente, recuerdo uno de los primeros casos, una mujer acusada de “fardera”, que es como se les llama coloquialmente a quienes roban artículos en las tiendas, escondiéndolos entre sus ropas, pues esa mujer me juró que no era verdad, le creí e hice todo por liberarla, antes de tres días estaba de regreso, aprehendida por el mismo delito y comencé a aprender del ambiente y cómo se aplica la justicia”.

“Durante los nueve años que laboré en la Fiscalía, pasé por todas las áreas y de cada una obtuve nuevos aprendizajes, me retiré como Ministerio Público y me fui a trabajar al Ayuntamiento, donde duré cuatro años, llegué a ser directora jurídica de la Dirección de Obras Públicas, tras ese tiempo de aprendizaje y experiencia, decidí litigar por cuenta propia, ya con mi despacho, gané un caso muy importante y me convertí en representante legal de ese cliente por 10 años, con lo que consolidé mi carrera como litigante”.

“Mi mamá ha sido un pilar imprescindible en mi vida, mi apoyo, mi guía y fue de su mano que me adentré en otra de mis pasiones. Tras la trágica muerte de mi hermano, busqué cómo ayudarla a salir de ese enorme dolor, como resultado me especialicé, junto con ella en tanatología y resiliencia, ahora ambas damos talleres y acompañamiento a personas que atraviesan por pérdidas fuertes”.

Miembro de la Barra y Colegio de Abogados de Ciudad Juárez desde el año 2000, “he participado en las áreas relacionadas con asuntos migratorios, trata de personas y medios de comunicación, así como dirigir del bufete jurídico de la Barra, con asesorías gratuitas y pro-bono. No he dejado de lado la idea utópica de que, a través del derecho, podemos ayudar a los demás, pese a que en materia de leyes hay muchas lagunas, hay que aprender a sortearlas en pro de la justicia”.

“He aprendido que quienes hacen y aplican las leyes, deberían tener los mismos objetivos de la justicia restaurativa: que las personas conozcan los alcances de sus acciones, se responsabilicen de ellas y cumplan con las consecuencias y tener en cuenta que es nuestra responsabilidad, de las leyes y los facilitadores, el acercar nuestra sociedad a la llamada Cultura de la Paz y comprender que los Centros de Mediación y Justicia Alternativa no sirven solamente para despresurizar los juzgados, sino para conocer de una manera más consciente, la solución de los conflictos”.

“Hace poco más de 10 años me integré al colectivo Tenemos Mucho Que Decir, lo que me abre la puerta para ayudar a través de los medios de comunicación en materia jurídica y tanatología, en asuntos relacionados con las mujeres, capacitación y la invitación a dar diversas asesorías en televisión abierta, me he involucrado también la temática de género y derechos humanos”.

Justicia Alternativa

Yasmín tiene maestrías en Derecho Civil y Mercantil y Derecho Penal, además posee una especialidad en Gestión de Conflictos y Mediación. “Hace seis años se abrió una convocatoria para convertirte en facilitador y yo tenía la especialidad, así que pensé en abrir un Centro de Mediación privado y terminé siendo parte del equipo del Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Chihuahua, donde ejerzo la mediación y la justicia restaurativa”.

“No he dejado de buscar convertirme en lo que siempre soñé; cómo abogada, busco la justicia y cómo tanatóloga, ayudar a los demás, creo que estoy haciendo lo que puedo para que los que están a mi alrededor estén bien, es a lo que yo siento que Dios me trajo, espero ayudar a mejorar la vida de los demás y que cuando ya no esté me recuerden diciendo: era un buen ser humano”.

Y seguramente así es como trascenderá esta mujer que no renunció a sus sueños, hasta que los tuvo en la mano, como abogada, como tanatóloga y como mujer, paso a paso, con firmeza y compromiso.

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