Ciudad de México.– Es urgente una reingeniería total en los cruces clave de la región Juárez, El Paso y Las Cruces, particularmente en Jerónimo-Santa Teresa y Zaragoza-Ysleta, para adaptarlos a la nueva realidad logística y al manejo de mercancías sobredimensionadas y peligrosas que enfrentarán al asumir las cargas que deberán atender tras el cierre del Puente Córdova-Américas al cruce de mercancías para importación y exportación.
Durante su participación en la Reunión Plenaria del Grupo Binacional México–Estados Unidos sobre Puentes y Cruces Fronterizos, Juan Carlos Loera de la Rosa, presidente de la Comisión de Asuntos de la Frontera Norte del Senado, expresó su preocupación por la decisión del gobierno de Estados Unidos de eliminar de forma definitiva las operaciones de carga en el Puente Córdova-Américas, uno de los cruces que calificó como de los más estratégicos entre Juárez y El Paso.
En el encuentro, destacó que por este puente se realizan cerca del 25 por ciento de las operaciones de importación y exportación de la región Paso del Norte, por lo que su cierre impactará la economía, los tiempos de cruce, el tránsito vehicular, la salud de los transportistas y la eficiencia de las secciones aduaneras Zaragoza-Ysleta y San Jerónimo-Santa Teresa, que serán los receptores naturales de las cargas una vez que se implemente esta medida.
Ante autoridades diplomáticas, representantes de aduanas, empresarios y funcionarios de ambos países asistentes al encuentro, el senador expuso que los cruces fronterizos “no son solo instalaciones de seguridad o comercio exterior, sino motores que impulsan el desarrollo económico, social y regional”.
Se informó que en 2024, las aduanas mexicanas recaudaron más de un billón 238 mil 361 millones de pesos, de los cuales más de 401 mil millones provinieron de la frontera norte, y solo la Aduana de Ciudad Juárez aportó 46 mil millones de pesos. A pesar de esta importante contribución fiscal, el senador denunció que la infraestructura de los cruces no recibe una inversión proporcional, lo que genera vulnerabilidades operativas y de seguridad.
Reconoció la complejidad del panorama, desde la congestión y los tiempos de espera hasta la inseguridad y la falta de mantenimiento, pero afirmó que existen oportunidades claras: “La ampliación de carriles, la digitalización aduanera, la coordinación diaria y la integración regional son rutas viables para transformar nuestros cruces”.
“El futuro de la frontera norte exige visión, inversión y cooperación binacional; fortalecer nuestros puentes es fortalecer nuestras comunidades”, concluyó.
La inauguración del evento, que tuvo como sede la Cancillería en la Ciudad de México, estuvo a cargo de Roberto Velasco Álvarez, jefe de la Unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores; Mark Johnson, del Departamento de Estado de Estados Unidos (DoS); Jayme Morris, de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP); Juan Carlos Fuentes Orrala, de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT); Jared Bradley, de la Administración de Servicios Generales (GSA); y Herman Deutsch, de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM).
Del estado de Chihuahua asistieron el secretario de Seguridad Pública, Gilberto Loya, así como alcaldes de distintos municipios de la entidad.