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Publicado: 08-06-2022 07:00

Silvia Kezaline: 3 años sin justicia

‘Ella era alegre, divertida, tenía una luz muy especial’, recuerdan a la joven

Redacción

Juárez

Cortesía
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Ciudad Juárez.- Silvia Kezaline era una chica alegre que le gustaba disfrutar de la vida: salir con sus amigas y divertirse con sus sobrinos. Sus familiares dicen que tenía una luz muy especial por haber nacido un 29 de febrero; sus festejos de cumpleaños eran particulares al lado de las personas que más querían. “Ella era bonita, arreglada lo más natural posible. Siempre nos decía: hay que disfrutar el día a día sin importar lo que piense la gente”.

La luz de Silvia Kezaline Corona Montoya se apagó el 8 de junio de 2019. Su cuerpo fue localizado sin vida dentro de su habitación. La víctima fue atacada con un cuchillo y desde entonces la exigencia de justicia para la joven no se ha tenido: “Nos falta Kezaline”.

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Un feminicidio y una desaparición

La última vez que la familia tuvo contacto con la joven fue el viernes 7 de junio. Ese día Kezaline salió con sus amigos, y su padre, José Francisco Corona Barbosa, también atendió una reunión fuera de casa. Ambos llegaron a la vivienda durante la madrugada del sábado 8 de junio, el día que marcaría por completo la vida de los Corona Montoya.

Daniela, a quien llamaremos así por motivos de seguridad, recordó que trataron de comunicarse con ellos el sábado pero no contestaron por mensaje o llamada. Pensaron que no les respondían porque habían cruzado a El Paso, Texas, una situación común entre ellos, pero lo preocupación aumentó cuando la compañeras de trabajo de Kezaline reportaron que no se había presentado.

El domingo, el hermano de Silvia y su madre acudieron a la casa en la colonia Los Nogales, al entrar, se dieron cuenta que faltaban algunos artículos como televisiones. Subieron a la habitación de la joven y ahí la localizaron sin vida. “Lo que nos dicen es que ella ya estaba dormida, la levantaron, la golpearon y terminaron apuñalándola”, dijo Daniela.

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A partir de ese momento no supieron más de José Francisco Montoya. La familia insistió en la búsqueda del hombre de 62 años al momento de su desaparición, pero, de acuerdo con Daniela, las autoridades les pidieron esperar para ver si había comunicación y tres días después aceptaron el reporte de desaparición/ausencia.

El martes 11 de junio se realizó el funeral de Silvia: “lo último hay que hacérselo como ella hubiera querido, lo más bonito, lleno de flores, una gran cantidad de personas que llegaron a despedirla”. Sin embargo, Daniela y su familia tuvieron que enfrentar una dura pregunta: “¿y su papá?, él no está, ¿cómo que no está?, no, se lo llevaron”.

La familia Corona Montoya sobrellevaba dos tragedias al mismo tiempo: un feminicidio y una desaparición. “Se supone que (la Unidad de Búsqueda de Personas) Ausentes Hombres lo sigue buscando, nos hicieron prueba de ADN para cotejar cuerpos. En octubre de 2019 se realizó una revisión pero nada”.

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Daniela ha cuestionado constantemente la actuación de las autoridades en el feminicidio de Silvia y la desaparición de Francisco. Señalan que a tres años de los lamentables hechos hay muy pocos avances: “Necesitamos que nos den respuesta: ¿cómo es que la asesinan, cómo es que le hicieron todo eso?… el 8 de junio cumplimos tres años y no hay nada”.

La mujer destacó que la Comisión Local y Estatal de Búsqueda son los organismos que más han apoyado para averiguar el paradero de José Francisco. Dijo que se han realizado rastreos en San Buenaventura, Chihuahua, donde vive una expareja del hombre, también ha recorrido las calles de Monterrey, Nuevo León, donde trabajó por cinco años, y la ciudad de Pátzcuaro, Michoacán, de donde es originario.

José Francisco es propietario de una camioneta Nissan Titán de color blanco, la cual se llevaron el día de la desaparición y el feminicidio de Kezaline. La unidad, hasta el momento, no ha sido localizada.

Kezaline, víctima de violencia en el noviazgo

Daniela cuenta que Silvia Kezaline fue víctima de violencia física y psicológica durante la relación que tuvo con un hombre identificado como Raúl Alonso, incluso se interpuso una demanda por violencia familiar.

En 2018, el hombre insultó a la víctima y luego la sujetó del cuello para agacharla, le torció el dedo pulgar de la mano derecha y la apretó de nuevo del cuello, de acuerdo con la descripción asentada en la denuncia bajo la causa penal 837/2019.

En una hoja de su diario con fecha del 7 de septiembre de 2018, Kezaline escribió una lista de todo lo malo que le había pasado en la relación: golpes, gritos, humillaciones, mentiras, violencia física y psicológica que le quitó el brillo de su personalidad.

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“La relación iba súper bien, pero poco a poco él se fue transformando: no te arregles, no salgas con tus amigas, yo te llevo a la escuela, yo te llevo a tu casa… se adueñó de su vida. Un día ella me habló y me dijo –este niño me golpeó–. Le fracturó el dedo y yo le dije –¿qué quieres?, que un día te pase algo, ¿por qué permites que te haga eso?–”, cuenta Daniela.

 “Él siguió hostigándola en redes, con perfiles falsos, en los antros cuando salía con sus amistades…”. Marina reveló que Kezaline había quedado embarazada, pero Raúl Alonso le dio una pastilla abortiva y la amenazó con que si no se la tomaba, él iba a hacer hasta lo imposible para quitarle el bebé. Esta situación también la aprovechó para difamarla: “decía que ella era la que no quería tener el bebé”.

La joven acudió a terapia psicológica y comenzó a superar la situación del aborto y la violencia en la relación. Comenzó a realizar ejercicio por su cuenta y tenía planeado estudiar Piscología. Pero sus aspiraciones se truncaron el 8 de junio de 2019 cuando fue asesinada.

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A pesar del antecedente de la agresión de Raúl Alonso, las autoridades les dijeron que el hombre no podía ser considerado como presunto responsable, ya que el día que ocurrió el feminicidio él estaba en El Paso y regresó a Juárez hasta el domingo 9 de junio por la tarde.

La familia no puede asegurar que la expareja de Silvia esté involucrada, pero tampoco puede descartar cualquier posibilidad ante los pocos avances en la investigación que la Fiscalía les ha mostrado a lo largo de estos tres años.

“Nunca se le ha culpado, las autoridades son las que se deben encargar, pero sí hubo violencia familiar… para nosotros, él no existe. Dios se va a encargar de que pague el daño que le hizo a Silvia”, dice Daniela.

La exigencia no se detiene

A tres años del feminicidio de Silvia Kezaline Corona Montoya, su familia está consciente de que nada les regresará físicamente a la joven, pero no se van a cansar de exigir a las autoridades que se dé con el o los responsables: “queremos respuestas. Pensamos que lo más probable es que Francisco ya no esté, pero nos gustaría tener un lugar dónde ir a rezarle”.

La difusión de la pesquisa de José Francisco y las publicaciones de fotografías sobre el caso de Kezaline ha sido una forma mantener vigente la exigencia y de recordar quién fue la joven de 23 años: “no podemos quedarnos callados, necesitamos que vean que todavía seguimos de pie”.

Daniela comenta que la ola de violencia afecta a todos en la comunidad: hombres, mujeres, niñas y niños, nadie está exento de ser víctima de algún delito, por lo que pidió a los padres de familia específicamente que estén alertas en cualquier parte.

“A veces el dolor me gana todavía, le lloro y le digo: perdóname por seguirte llorando y no dejarte descansar en paz, pero es un vacío muy grande en el alma”, concluye Marina.  

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