Ubicada en las calles Abraham González y Francisco Villa, en la Zona Centro, la Plaza de Toros Alberto Balderas ha visto pasar el tiempo. Desde su inauguración el 5 de mayo de 1957, miles de personas han desfilado por este lugar para ser testigos del espectáculo del toreo y admirar a los grandes exponentes que han pisado esta plaza.

La historia de las corridas de toros en Juárez no comienza con la plaza Alberto Balderas, pues a finales de 1880 en la región se celebraban fiestas patronales como la de Nuestra Señora de Guadalupe y ahí se montaba una plaza temporal hecha solo con madera, y se desmontaba una vez que se terminaba la celebración.

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Pablo Navarro

Inicios del toreo en Juárez

Dicha plaza se colocaba en donde ahora se encuentra el mercado Cuauhtémoc, a escasos metros de la Misión de Guadalupe. Es años después que se deja fija la construcción, a cargo de los hermanos Calderón y es nombrada San Pablo, pero fue demolida en 1903 para dar pie al mercado.

Sin embargo, no pasaría mucho tiempo para que se celebrara la fiesta taurina en la ciudad de nuevo, pues, ese mismo año comenzó la construcción de la Plaza de Toros, mejor conocida como la Plaza de Toros de los Hermanos Samaniego o “Pani”. Este recinto estaría activo por 53 años, pero es en 1956 cuando un incendio acabó prácticamente con ella y fue demolida.

La inauguración de la Plaza de Toros Alberto Balderas contó con un cartel de primera, o al menos así lo relata el cronista taurino Manolo de la Laguna, pues ese 5 de mayo de 1957 partieron plaza “El Príncipe del Toreo”, Alfredo Leal; Manuel Capetillo, a quien calificó como el mejor muletero del mundo y Fernando de los Reyes, “El Callao”, con toros de la ganadería “La Punta” de Lagos de Moreno, Jalisco.

Quién fue Alberto Balderas

Incluso el nombre de la plaza está lleno de historia, pues se trata de un homenaje al torero Alberto Balderas, conocido como “El Torero de México”. Nació el 8 de octubre de 1910 en la Ciudad de México y comenzó su carrera a los 17 años como novillero, para luego partir en 1929 a España y regresar con más experiencia y renombre que lo posicionarían entre los mejores del país, además de ser uno de los más queridos entre la afición taurina.

El toreo le cobró factura un 29 de diciembre de 1940, cuando a la edad de 30 años Balderas perdió la vida al ser corneado en el abdomen durante una presentación en la Plaza de Toros México por “Cobijero”, un toro de la ganadería de Piedras Negras.

Tras recordar cómo fue la muerte de Alberto Balderas, Manolo de la Laguna mencionó que tal fue el cariño de la gente por el torero mexicano que existen en su honor siete plazas de toros, incluida la de Ciudad Juárez, pues para muchos fue uno de los más grandes y su muerte frente a un toro debe ser recordada.

“Lamentablemente Alberto Balderas murió por una cornada de 'Cobijero' y como era un torero tan consentido se tomó su nombre para algunas plazas de toros. En México hay siete con su nombre, está la de Ciudad Juárez y otras seis en Chico, Veracruz; Moroleón, Nuevo León; Lerdo, Durango; Maravatío, Michoacán; Jiquilpan, Michoacán y en Autlán de Navarro en Jalisco”, dijo el cronista taurino.
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Alberto Balderas

Los recuerdos viven entre las paredes

La Plaza de Toros deja ver en su fachada un vistoso mural que retrata a Luis Castro, “El Soldado” mientras da un lance a la verónica a “Porrista”, un toro de la ganadería zacatecana de Torrecilla.

“Esa fotografía se tomó en una corrida que los cronistas taurinos de aquella época llamaron “La Corrida de las Siete Verónicas”, pues fueron siete verónicas de oro al toro “Porrista”, en un lejano 5 de marzo de 1944”, recordó Manolo de la Laguna.

La entrada principal de la plaza, una gran puerta de color rojo vivo, es abierta al equipo de Revista Net por uno de los encargados. Al pasar, de inmediato se puede sentir la historia que recorre los pasillos de ese lugar, en las paredes hay murales y fotos que cuentan grandes acontecimientos acerca de las tardes de toros y de las leyendas que pasaron por ahí, como Luis Procuna, Paco Camino, Eduardo Solórzano y Jorge Gutiérrez y que hicieron vibrar a los asistentes con su valentía.

Tras caminar unos metros encontramos unas escaleras que llevan a los visitantes hacía una vista directa del ruedo, incluso panorámica: desde cualquier punto se puede ver cada aspecto y cada movimiento que hacen los matadores, Incluso con la plaza vacía, es posible imaginar cómo se vive la fiesta taurina, basta con ver la arena seca donde han quedado las huellas de los toreros y de los caballos de los rejoneadores y los toriles (puerta por donde salen los toros).

El silencio no logra callar el ¡Olé! del público cada que un torero realiza un movimiento con el capote y se libra de ser cornado.

Parte fundamental de la plaza es la capilla, en ella los toreros se encomiendan antes de salir a enfrentar al toro, pues saben el riesgo que corren sus vidas cada que se enfrentan a un animal tan majestuoso y lleno de rabia. Justo en el centro se encuentra la imagen de la Virgen de Guadalupe, a la derecha le hace compañía la Virgen de la Macarena y a la izquierda, la Virgen de Fátima. Ellas han escuchado las oraciones de Eloy Cavazos, Juan Pablo Sánchez, Diego Silveti, Pablo Hermoso de Mendoza, Antonio Farrera, por mencionar solo algunos. Un lugar que sin duda brinda paz y tranquilidad a los toreros.

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Pablo Navarro

El renacimientode la plaza

Este recinto ha tenido que cerrar sus puertas dos ocasiones: la primera, según nos platica Manolo de la Laguna, fue solo unos años después de su inauguración. El primero de septiembre de 1957 la Plaza de Toros Monumental abría sus puertas, por lo que el Mayor López Hurtado, dueño de Monumental, y los señores Valleres, dueños de la Balderas, llegaron a un acuerdo de que esta última cedería el espectáculo taurino en Juárez a la nueva plaza, permaneciendo cerrada poco más de 40 años.

“Fue por ahí del año 2008 que la plaza Alberto Balderas vuelve con el espectáculo taurino, se reinaugura, porque la plaza Monumental fue demolida para construir un centro comercial. Los señores Valleres la reabren, ahora con Espectáculos Taurinos de México y se presentan Eulalio López ,“El Zotoluco”, que indultó al cuarto toro de la tarde; Rafael Ortega de Tlaxcala y si mal no recuerdo, Arturo Macías, “El Cejas”. Ese fue el cartel de la reinauguración de la plaza Alberto Balderas”, comentó en entrevista el cronista taurino.

La segunda ocasión en la que la plaza tuvo que cerrar fue debido a la pandemia por coronavirus en 2020. En la fachada permanece el cartel que se tenía contemplado con dos fechas: el 27 de marzo con Pablo Hermoso de Mendoza, Uriel Moreno, “El Zapata” y Antonio García, “El Chihuahua” y el primero de mayo con la presencia de Enrique Ponce, José Mauricio y Leo Valadez.

“La plaza sigue activa, vamos a ver qué pasa con la pandemia y si se podrá dar la tradicional corrida de pascua o algún festejo en lo que resta del año. No sabemos qué pueda suceder de aquí a mayo, además las cosas han cambiado con el manejo de las nuevas tecnologías, pues la gente no necesita venir, las corridas se pudieran transmitir por televisión u otros medios que se están usando ahora”, dijo Manolo de la Laguna.

Aunque han pasado ya casi 64 años desde su edificación, la plaza de toros se muestra imponente desde casi cualquier punto, a pesar de que día tras día es alcanzada por el cambio estructural de la ciudad. En sus columnas y paredes se puede ver el paso de los años, sus taquillas lucen solas, llenas de polvo y a la espera de recibir a los juarenses para disfrutar de la fiesta taurina.

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