Recicla Juárez más agua de la que consume
Foto: Cortesía | Ricardo Muñoz/JMAS

En Ciudad Juárez la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) recicla más agua de la que se factura, ya que de enero a noviembre de 2021 se realizó el cobro de 80 mil 500 metros cúbicos de agua potable y en el mismo lapso en promedio se reciclaron 748 mil metros cúbicos; al mes se reciclan unos 68 mil metros cúbicos de agua.

Para llevar a cabo este proceso, la JMAS tiene en Ciudad Juárez seis plantas tratadoras en donde se realiza el reciclado de 4 mil 71 litros de agua por segundo. El líquido es utilizado en labores cotidianas en la ciudad, como el cuidado de las áreas verdes en diversos parques de la ciudad y lavado de vehículos en car wash, con el objetivo de seguir protegiendo el líquido y contribuir a evitar la escasez.

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Antonio Calleja

Las plantas tratadoras de Anapra, Parque Central y Laguna de Patos, que pertenecen a la descentralizada, son regidas por la Norma Oficial Mexicana NOM-003-ECOL-1997, que establece los límites máximos permisibles de contaminantes para las aguas residuales tratadas que se reúsen en servicios al público.

Mientras que las Planta Norte, Planta Sur y Planta Sur-Sur (Valle), son regidas por la Norma Oficial Mexicana NOM-001-SEMARNAT-1996, que establece los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en aguas y bienes nacionales, ya que su uso es para riego agrícola.

El agua a la que se aplica todo el proceso de desinfección proviene de los hogares, comercios e industrias de la ciudad, para ello es importante evitar el desperdicio, ya que si esta sigue la fuente de desecho en las tuberías, podrá ser enviada a las plantas tratadoras y ser reciclada.

Tratamiento

Francisco López, jefe del departamento de Saneamiento de la JMAS, explicó en especial para Revista Net que el tratamiento que se lleva a cabo en las plantas de la descentralizada es un conjunto de procesos unitarios, biológicos, físicos y químicos, que se encargan de remover cualquier contaminante que se encuentre en el agua y pueda ser utilizada en diversas actividades, no así para el consumo humano, ya que, pese a todo el tratamiento, esta sigue sin ser apta.

Lograr la desinfección del líquido requiere de un proceso profundo, el cual consiste en trasladar el agua a un cárcamo, mismo que se encuentra localizado en el punto más bajo de la ciudad y es conectado mediante las tuberías de drenaje, punto donde se inicia con el pretratamiento que consiste en remover arenas, grasas y aceites para después llegar al área de bombeo y pasar a la planta de tratamiento en donde se concentra en otro depósito.

Una vez en la planta, el agua pasa por un canal en donde se hace la medición del flujo que se va a tratar para después llegar a una caja de distribución y se envía a los diferentes tanques que contienen los microorganismos encargados de degradar todos los contaminantes.

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Ricardo Muñoz/JMAS

Después, pasa a los tanques de clarificación, en donde con un proceso físico se separa el agua de la biomasa, el líquido queda clarificado y se vierte yéndose al canal de contacto donde se dosifica cloro para su desinfección, posteriormente pasa a un tanque para enviarla a la Línea Morada (agua tratada).

La biomasa que queda, también denominada como bolas de lodo, después de la sedimentación se purga y se manda a los lechos de secado para estabilizarla con cal y evitar la proliferación de microorganismos, una vez deshidratados se pueden utilizar para remediación de suelos, ya que cuentan con bastantes nutrientes como fósforo (P) y nitrógeno (N).

El tratamiento que se lleva a cabo en las plantas de aireación extendida de la JMAS lleva un tiempo de 18 a 36 horas hasta completar la remoción de contaminantes de las aguas.

Proceso biológico

Los microorganismos que se encuentran en el tanque que llevan a cabo el proceso de degradación de materia orgánica e inorgánica, son vigilados constantemente por el personal de la planta tratadora, ya que estos deben de alimentarse con oxígeno, para lo cual se hace inyección de aire, explica Luis Carlos Toribio Acosta, ingeniero ambiental y operador de la Planta Tratadora de Agua de Anapra.

El especialista comenta que para que los microorganismos puedan desempeñar estas labores, requieren tener condiciones óptimas para su desarrollo, por lo que están constantemente monitoreándolos, incluso manejan dos temperaturas diferentes en el tanque dependiendo si se encuentran en temporada de calor o de frío. En tiempo de calor tienen una mayor actividad y logran reproducirse más, mientras que en temporada invernal su actividad es menor y disminuye su proceso metabólico.

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Antonio Calleja
“Los microorganismos tienen diferente actividad, en tiempo de calor, como nosotros, tienen más actividad y degradan más rápido la materia; mientras que en tiempo de frío, con las bajas temperaturas, disminuye su metabolismo y con ello disminuye la cantidad de bacterias que toman y su actividad, con lo cual se pueden inflar, ante esto se debe de estar inyectando la cantidad de aire adecuada para que puedan trabajar”, indica Toribio Acosta.

Tras este proceso se forman unas bolas de lodo, las cuales se pasan a un tanque de sedimentación, en donde, por su peso, se separa del agua en tratamiento, el proceso tarda alrededor de 30 minutos. Si se contaminó con grasa o los microorganismos se inflaron, no se realiza la sedimentación a través de la gravedad, ya que el lodo flotará, teniendo que repetir el tratamiento con nuevos microorganismos. El color y el olor del agua son también aquí indicadores de si se tuvo éxito en el tratamiento o no.

Desinfección

El proceso de desinfección del agua se lleva a cabo una vez que ya pasó por los tanques de aireación y estuvo en contacto con los microorganismos, al pasar a unos tanques en donde le agregan Hipoclorito de Sodio (NaClO) al 13 por ciento, buscando eliminar cualquier patógeno que se encuentre en el lugar, ya sea coliformes fecales como E Coli o Salmonella.

En el proceso de desinfección se hace una verificación del cloro que se vierte en el tanque y también de la cantidad que lleva el líquido, para que al momento de pasar por la línea morada no se contamine de nuevo.

Línea Morada

Para la distribución de este líquido reciclado se cuenta con la llamada Línea Morada, que tiene una extensión de 200 kilómetros instalados a lo largo y ancho de la ciudad.

Actualmente con la línea se realiza el riego de las áreas verdes en 243 parques de la ciudad, con el objetivo de evitar el desperdicio del agua potable. Algunos de estos parques están ubicados en los fraccionamientos Abitalia Residencial, Campos Elíseos, Cerrada Norte, Quintas del Bosque, Rinconada del Valle, Valle del Sol y Vilago.

Además, todos los car wash de la ciudad deben también realizar su servicio únicamente con esta agua. La Central Camionera y la empresa maquiladora Edumex utilizan el agua de la Línea Morada en las descargas de los sanitarios.

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Cortesía: JMAS

En observación

El agua de reúso debe también contar con ciertos lineamientos que impidan que contamine las diversas áreas donde se utilice.

Néstor Velázquez, responsable del área de laboratorio de las plantas tratadoras de la JMAS, indicó que se hacen muestreos diarios para verificar que se cumplan con las normas NOM-003-ECOL-1997 y NOM-001-SEMARNAT-1996, dependiendo de la planta.

A través de pruebas microscópicas, las muestras tomadas son analizadas para verificar si el proceso está en condiciones, es decir, se observa la cantidad de microorganismos que tiene e identificarlos para saber si el agua podrá continuar con el proceso.

“Con estas pruebas nos damos cuenta si estamos cumpliendo o no con la norma, porque de no hacerlo vienen sanciones, y si todo está surgiendo de acuerdo con lo establecido, se puede continuar con la labor de la planta”, indica Velásquez.
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Antonio Calleja

Entre los microorganismos que llevan a cabo el proceso biológico del tratamiento de agua, se encuentran protozoarios, tanto fijos como móviles, amibas, flagelos e inclusive se encuentran los dañinos para los humanos como la E Coli y Salmonella, los cuales en el proceso de clorado deben de ser eliminados.

Velázquez explica que son las grasas y la inconsciencia de la ciudadanía al tirar estos residuos al drenaje lo que lleva a inhibir todo el proceso biológico, ya que inhabilita la actividad de los microorganismos, que es deshacerse de la materia que se encuentra en el agua.

Los resultados de las pruebas que se realizan diariamente en el laboratorio determinan el tratamiento que deberán tener en los diversos tanques, sobre la alimentación de los microorganismos y la oxigenación a aplicar.

¡Aguas con el agua!

De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss), el consumir agua no potable ocasiona infecciones gastrointestinales como diarrea, deshidratación y tifoidea.

Los menores de edad son lo más propensos a consumir este tipo de agua generándoles fuertes infecciones estomacales, por lo cual al presentar un cuadro diarreico debe ser evaluado por su médico familiar.

Grasas, el peor enemigo

Los contaminantes más fuertes que pueden echar a perder todo el proceso biológico de reciclaje son las grasas que se vierten en el drenaje, ya que impiden que los microorganismos que hacen el proceso de filtrado se reproduzcan y crezcan, por lo que actualmente se lleva a cabo una campaña por parte de la descentralizada para concientizar a la ciudadanía y evitar que este tipo de residuos terminen en las alcantarillas.

De acuerdo con datos de la JMAS, los fines de semana son los días en los que incrementa la toxicidad en los líquidos residuales, debido a que el aceite que se utiliza para cocinar termina en la tarja donde se lavan los platos.

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Cortesía: JMAS

La sustancia corre hacia el alcantarillado de la ciudad, generando taponamientos o contaminando más el agua que se encuentra en el lugar. Si las grasas llegan a la planta tratadora, puede matar a los microorganismos de los tanques, interrumpiendo por completo el proceso de reutilización.

Otra práctica que daña el tratamiento es que el aceite que se obtiene de los automóviles, al momento de realizar reparaciones o servicios mecánicos, se vierta directamente en las alcantarillas como una forma de desecharlos.

Ayuda a reciclar

La JMAS Juárez exhorta a la ciudadanía a no desechar en el desagüe las grasas utilizadas para la cocción de alimentos, pues provocan grandes daños en la infraestructura hidráulica. Aunado a esto, también se contamina el drenaje sanitario y las aguas subterráneas. Lo óptimo es verter las grasas en un recipiente con tapa y limpiar con una toalla de papel los residuos del recipiente en el que se cocinó.

En el caso del aceite de auto, lo correcto es guardar el aceite usado y el filtro que se extrae del vehículo en un contenedor a prueba de derrames, con tapa y cerrado con fuerza. También se recomienda no mezclar el aceite con gasolina, fluidos del motor y otros líquidos, porque una vez que el aceite está contaminado es peligroso y no se puede reciclar. Una opción es llevarlo a un centro de recolección certificado.

Los usuarios deben asegurarse del reciclarlo todas y cada una de las veces que realice esa acción, para evitar contaminar el drenaje y las aguas subterráneas.

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