Mujeres: Más trabajo, pero menos sueldo
Foto: Net Noticias

Ciudad Juárez.– Las mujeres mexicanas siguen trabajando igual o más que los hombres, pero perciben un salario menor. La brecha salarial pro medio en el país es del 15 por ciento y de 12 por ciento a nivel global, de acuerdo con información del del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y la (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) OCDE, respectivamente. Además de esto, las tareas del hogar no remuneradas y el cuidado de los hijos sigue siendo un trabajo mayormente femenino.

Para comprenderlo de manera más sencilla, en México por cada 100 pesos que gana un hombre por un trabajo, a la mujer le pagan solo 85. En dos décadas, esta brecha salarial ha disminuido tan solo 0.4 puntos porcentuales, documenta el IMCO.

“Por mucho tiempo el estudio de la desigualdad ha sido un tema dentro de las agendas inter nacionales de organismos como la OCDE, la ONU Mujeres, el Banco Interamericano de Desarrollo, etc., porque es una problemática importante para los gobiernos en términos de elaboración de políticas públicas”, compartió para Revista Net la doctora Reyna Elizabeth Rodríguez Pérez, profesora investigadora de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAC).

Por ejemplo, en 2024, México ocupó el lugar 119 de 146 países en el ranking de disparidad salarial entre mujeres y hombres, esto fue dado a conocer el año pasado en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés); esta medición es el Índice Global de Brecha de Género. “Una sociedad menos equitativa tiende a tener problemas en el largo plazo”, comentó la doctora, cuyas líneas de investigación actuales son sobre economía feminista, mercado laboral y desarrollo regional.

Brecha salarial y factores

La brecha salarial de género es la diferencia entre los ingresos que perciben las mujeres y los hombres por realizar el mismo trabajo.

Entender el porqué de este fenómeno obedece a muchos factores relativos a la falta de equidad, justicia social, al mercado laboral, los derechos reproductivos, las tareas de cuidados en la familia y del hogar no remunerados, los cuales históricamente han sido relegados a las mujeres, tal como engloba la experta.

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La inequidad en las tareas del hogar es otro elemento en contra del desarrollo profesional y económico de las mujeres | Denise Ahumada

Entre los factores, el nivel académico es muy importante, “estamos hablando de la educación, que ahora es universal y para todos, pero hay cierto punto en que hay limitantes para acceder al nivel superior en términos educativos, y en algunas ocasiones, las familias por cuestiones culturales deciden racionalmente apoyar a los varones en relación a las mujeres”.

Estas diferencias despuntan cuando las personas deben salir de zonas rurales para poder estudiar la universidad, se impulsa a los hombres y no a las mujeres, porque se cree que los hombres van a “mantener a una familia”.

Otro problema es que las em presas discriminan a las mujeres por ser madres o futuras madres, “priorizan en términos de contratar más hombres, suponiendo que el hecho de contratar mujeres les va a ocasionar un costo en el mediano corto plazo debido a que las mujeres vamos a tener hijos y entonces eso implica ausencias por embarazo o por cuidado de los hijos son pequeños. Las empresas no quieren asumir esos costos”. A esto se suma la falta de infraestructura (guarderías, centros de cuidados) para los menores. También, cuando los adultos mayores carecen de estos lugares de cuidado. Culturalmente las mujeres asumen estas tareas no remuneradas que, en consecuencia, las deja fuera del mercado laboral.

La inequidad en las tareas del hogar es otro elemento en contra del desarrollo profesional y económico de las mujeres. La doctora considera que “si no existe una mayor igual dad dentro de los hogares en términos de la repartición de tareas va a ser muy difícil combatir esta brecha, para insertar a las mujeres en el mercado de trabajo y se pueda lograr una mayor equidad”. Estos roles de género implican tener hasta dos jornadas laborales no remunera das y en ciertos casos, las mujeres lo asumen de manera “automática” por cuestiones culturales.

Jefas de familia

El rezago laboral y salarial a las mujeres las pone en una situación de des ventaja económica y posteriormente de pobreza.

“A través del tiempo hemos analizado, observado, que cada vez hay más mujeres jefas de familia. Ahora estamos hablando que, en 2024, analizando las encuestas y los censos de población, el 24 por ciento de los hogares en nuestro país está jefaturado por mujeres y esto se ha ido incrementando a través del tiempo”.

Además de ser el sustento del hogar en solitario, deben cumplir con el resto de las funciones de un hogar. Esto se da “por cuestiones de migración, de salud, por cuestiones de divorcios, por diferentes razones económicas y sociales, las mujeres han quedado al mando de un hogar donde existen niños o menores que necesitan de cuidado, pero que también necesitan en el hogar un ingreso”.

“Eso también hace que las mujeres se segreguen en ciertas ocupaciones con menor ingreso, que exista discriminación en el mercado de trabajo, porque dedican menos tiempo, porque son jóvenes, porque tienen menos capacitación, principalmente porque no tienen el tiempo suficiente para dedicarle a las labores pro ductivas. Y entonces eso va generan do como una bola de nieve que hace que exista ‘un techo de cris tal y un piso pegajoso’. ¿Qué significa esto? Pues que las mujeres con menores ingresos, con menor nivel educativo, tienen una brecha importante de ingresos y que las mujeres con mayor nivel educativo y con mayores oportunidades de ingreso tienen también una mayor desventaja, tienen menos oportunidades para acceder a direcciones o abarcar puestos de liderazgo”.

En el caso de puestos de mayor jerarquía, “por ejemplo, los CEO, los supervisores, tienen que viajar, tienen que hacer capacitaciones en otros países, tienen que sacrificar mucho del tiempo y una de las problemáticas es que las mujeres de alguna manera postergamos, postergamos nuestra vida reproductiva, postergamos nuestra vida familiar, postergamos nuestra vida de pareja por nuestras aspiraciones profesionales y eso creo que eso no debería de ser porque las empresas deberían de tratar diferente a los hombres que a las mujeres, porque somos totalmente diferentes en términos biológicos”.

En busca de la equidad

Las mujeres no solo reclaman el 8 de Marzo como un día de concientización sobre la falta de equidad, el combate a la brecha salarial también tiene su fecha de conmemoración el 18 de septiembre, designado como el Día Inter nacional de la Igualdad Salarial, una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para avanzar en este desafío mundial e impulsar políticas públicas al respecto.

En general, como comenta la doctora Rodríguez, “la vida profesional es muy injusta para las mujeres”. Y para combatir la brecha salarial se necesitan además de legislar, hacer políticas públicas que combatan la falta de infraestructura para el cuidado a menores y adul tos mayores, las oportunidades de estudio más flexibles para las mujeres, la educación para equilibrar una cultura discriminatoria, entre otros puntos. Destaca que también implica empezar con una educación distinta para las nuevas generaciones. “Yo creo que es incentivando a las niñas desde edades tempranas a incursionar en áreas tecnológicas y científicas es fundamental, que se interesen por la ciencia, por las matemáticas, por la biología, por la química, etcétera, porque sí hay una diferencia importante en términos de las carreras que estudiamos las mujeres res pecto a las carreras que estudian los hombres”.

“Creo que sí hemos avanzado en términos de reducir la brecha, principalmente en educación y en la participación política de las mujeres, sin embargo, hace falta empoderar a las mujeres, darles mucha más confianza desde edades tempranas y decirles que ellas, que nosotras podemos, que podemos hacer las cosas, que podemos incursionar en estas áreas, que podemos aportar y creo que con eso podemos aspirar a que nuestra sociedad sea mucho más justa y equitativa”.
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