
Marianggy del Carmen Gómez Ávila nació en 1989, el año del “Caracazo”. Creció en una Venezuela convulsionada por la falta de democracia. Su dedicación y amor por las ciencias le permitieron migrar hacia México. Con el tiempo, se naturalizó como mexicana y ha encontrado en la frontera de Ciudad Juárez una forma de crecer profesionalmente y desarrollar su vida personal de manera libre, sin límites a sus derechos humanos.
Marianggy es una de las miles de migrantes que encuentran en el país con una posibilidad de cambiar de vida, un ejemplo de migración académica y motivo de inspiración para otras mujeres y latinoamericanos.
En entrevista para Revista Net, la coordinadora del programa de Licenciatura en Ingeniería en Geo ciencias de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) nos comparte su historia y su pasión por el estudio de nuestro planeta.
Abriendo camino
Desde niña, Marianggy Gómez tenía metas claras, nació en Mérida, Venezuela, es de Los Andes venezolanos. Su pasión por las ciencias la llevaron a egresar de la Universidad de Los An des, en Venezuela. “Me gradué como ingeniera geóloga y luego hice una Maestría {…} en Ciencias de la Tierra con orientación en Geología”.
Una beca del Conacyt le abrió la posibilidad de salir de su país para seguir estudiando. Ensenada, BC, fue punto de llegada a México en agosto de 2014.
“Para una persona migrante o una persona extranjera, pues no es fácil eh, costear sus estudios en otro país”. Esa beca le permitió su manutención y cubrió sus estudios.
Para la experta en Geología fue muy sorprendente observar la apertura que tiene el país para recibir a profesionistas que aporten a la educación y el desarrollo científico.
“Mi situación fue, pues, venir estudiar con la beca del Conacyt y es algo que no todos los migrantes tienen esa oportunidad”.
Aun con sus capacidades, la maestra reconoce que en su país no podría progresar como lo ha hecho hasta hoy. “La realidad es que la situación política, social y económica de Venezuela es muy dura, muy difícil, eh, con un salario mínimo que no vive ni una persona. Entonces, bueno, esta realidad ya tiene años […] conforme ha pasado el tiempo y el régimen dictatorial se ha hecho más agresivo y más duro, pues ha sido peor y por eso estas oleadas de migrantes”.
Fue la primera en migrar de su familia, después su hermano, quien también migró por una maestría y posteriormente se estableció en Ensenada. Gracias al esfuerzo de ambos pudieron hace un año traer a sus padres a México. No toda la familia ha tenido las mismas posibilidades. “En Venezuela pues se queda mucha familia. Mi abuela, mis tías, mis primos, casi toda mi familia está en Venezuela”. Algunos otros parientes han huido a Chile, Uruguay o España”.
“Cada quien ha ido buscan do sus oportunidades de migrar a otros países que nos ofrezcan mejores condiciones de vida […] sin tanto conflicto social o sin so portar estas cosas de no podernos expresar libremente, de no poder manifestar una opinión política contraria al gobierno venezolano”.
Con los pies en la tierra
Durante su beca de dos años obtuvo la maestría en Ciencias de la Tierra, luego trabajó en un proyecto para explorar nuevas áreas con potencial geotérmico en el país con el Centro Mexicano de Innovación en Energía Geotérmica.
La búsqueda de energías sustentables como el calor en el sub suelo son su interés principal para investigaciones científicas.
En 2020, en pleno año de la pandemia por covid-19, la maestra en Geociencias se naturalizó como mexicana. Previo a eso, en 2018 obtuvo una plaza como docente en la UACJ. “La cultura de México a mí me enamoró, me atrapó la comida, la gente…”.
Además, encontró en la UACJ, en el Instituto de Ingeniería y Tecnología (IIT), un espacio académico incluyente y abierto a profesionistas de otros países. “Estoy profundamente agra decida con la UACJ por ser una universidad tan incluyente”.
Otro factor que influyó en su preferencia por el país son sus riquezas naturales enfocadas en su área académica.
“México es un país que tiene demasiados recursos geológicos. Tiene minerales, eh, tiene, por ejemplo, re cursos geotérmicos, tiene petróleo, entonces México es un país muy diverso desde el punto de vista geológico”.
La experta comparte que el país cuenta con cuatro campos geotérmicos (pertenecientes a la Comisión Federal de Electricidad) que producen energía eléctrica a partir del calor interno de la Tierra, estos son: Cerro Prieto (en BC), Los Azufres (Michoacán), Los Humeros (Puebla) y Las Tres Vírgenes (BCS). El Domo San Pedro (Nayarit) es operado por una empresa privada. Esto hace que México se encuentre entre los países de mayor potencial para la generación de este tipo de energía.
La geóloga nos muestra algunas rocas, son parte de su tesis doctoral.
“Son rocas volcánicas tomadas a profundidades entre 0 y 60 m del subsuelo. Estas son de Tres Vírgenes […] medimos propiedades térmicas y propiedades físicas para saber cómo estas rocas pueden transferir eficientemente el calor y obtener un aprovechamiento para la sociedad, cuál puede ser ese aprovechamiento {…} puede ser la generación de energía eléctrica, puede ser el seca do de frutas o alimentos, puede ser balneología, puede ser climatización de viviendas…”.
En México, la primera zona geo térmica se descubrió como en 1953 en Hidalgo, comenta la experta que el potencial del país es muy grande, solo falta mayor exploración. “Actualmente me dedico a la exploración de nuevas áreas con potencial geotérmico".
En el caso de Chihuahua se han localizado 53 puntos con subsuelo caliente, quizá no para generar energía, pero sí para otro tipo de uso. “Mis estudiantes, bueno, varias de nuestras estudiantes han trabajado con el mapeo de alte raciones hidrotermales, se hacen a partir de imágenes satelitales”.
Una mejor calidad vida
En lo que la investigadora y sus estudiantes avanzan en estos estudios y aprovechamiento de las riquezas naturales de la Tierra, miles de científicos en otros pun tos de Latinoamérica no han tenido una oportunidad como la de la geóloga para poder seguir desarrollando investigaciones. Migrar es una opción para muchos y de beneficio para las comunidades que los reciben. “Cada migrante es un mundo y cada uno sale de su casa, de su tierra, no por gusto, sino por muchas veces necesidad”.
“Considero que cualquier persona que emigre, no importa su nacionalidad, tiene la posibilidad de decidir quedarse en Juárez si así lo desea, porque hay oportunidades laborales. Hay manera de trabajar dignamente”.