Juárez: todos unidos por los migrantes
Foto: Net Noticias | Gráfico: Náyade Cruz

Ciudad Juárez.– Dejar la casa, la familia, los amigos, las raíces de una comunidad, de un país… es desgarrador para miles de personas en situación de movilidad que atraviesan un largo trayecto interminable de riesgos para buscar refugio en los Estados Unidos. Pero, al llegar a la frontera, el miedo, los abusos, extorsiones, secuestros y amenazas continúan hasta que agrupaciones civiles les brindan apoyo, un lugar seguro, comida, medicinas, educación y asesoría legal, un refugio seguro y confiable.

Para una niña salir intempestivamente del hogar, con su mamá y hermanos, amenazados por el crimen organizado en un estado del sur del país es la misma situación, intentar cruzar es la única salida. “Ahora me siento más segura porque en el albergue no dejan a entrar personas que no sean de aquí”.

El contraste entre no tener apoyo y conseguir un lugar seguro hacen toda la diferencia para estas personas cuyo único patrimonio está en una maleta.

Se estima que en la frontera de Juárez hay unas 30 mil personas en situación de movilidad, entre extranjeros y mexicanos desplazados por la violencia, desde 2008 las oleadas de migrantes han creado rutas de alto riesgo en el país. La sociedad civil ha sido clave para atender todas las necesidades que el gobierno (de los tres niveles) no ha atendido de manera integral. Mientras, en Juárez, los delitos contra los migrantes han ido acrecentando con total impunidad.

Este año, el Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (Ficosec) ha sumado esfuerzos con organizaciones civiles para fortalecer las redes de apoyo a estos grupos de personas vulnerables, después de que el 27 de marzo de 2023, un incendio en una estancia migratoria del Instituto Nacional de Migración (INM) costó la vida a 40 personas y 27 resultaron lesionadas. El antes y después de esta tragedia ha activado las redes de apoyo de los ciudadanos organizados para buscar estrategias de seguridad más integrales y humanas.

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Se estima que en la frontera de Juárez hay unas 30 mil personas en situación de movilidad, entre extranjeros y mexicanos desplazados por la violencia.

Foto: Ruth González

Programa de Integral de Seguridad Ciudadana

Ficosec Zona Norte activó una estrategia para la atención de migrantes cuyo objetivo general es un programa integral de seguridad ciudadana con enfoque en los Derechos Humanos y la Justicia Social. “Esto lo tenemos en la agenda desde hace un año, ya que parte de la misión de Ficosec es ayudar a erradicar la impunidad y sabemos que la población en movilidad sufre muchos delitos”, comenta Jaime García De la Rosa, coordinador del Laboratorio de Codiseño y Evaluación de Proyectos.

“También sabemos que la confianza de la población en las autoridades no es tan buena. Entonces la idea fue sumarnos a todos los esfuerzos que hay en la ciudad y además reunir a los y las expertas para que nos dijeran cómo podemos ayudarles”. Con un fondo superior a los 5 millones de pesos, la convocatoria de Ficosec aprobó los proyectos de tres asociaciones con sede en Juárez: CASA (Centro de Asesoría y Promoción Juvenil), Servicio Jesuita para Refugiados (JRS por sus siglas en inglés) y DHIA (Derechos Humanos Integrales en Acción).

A grandes rasgos, se busca que el enfoque de las intervenciones de estas agrupaciones sea prevenir, atender casos de delitos, brindar acceso a la justicia y atención básica y complementaria a dicha población.

Para ello, el proyecto contará con tres fases importantes: Sensibilizar a la población sobre el tema de las personas en movilidad, capacitar a personas y autoridades que atienden a migrantes y equipar y/o fortalecer los programas de cada agrupación participante en este programa. Este será un fondo superior a los 5 millones de pesos siendo DHIA receptora de 2 millones 209 mil 181 pesos, CASA de 1 millón 792 mil 168 pesos y el JRS contará con 995 mil 111 pesos. El desarrollo de estos programas de monitorea en 11 meses de desarrollo que se trabajan de la mano con las agrupaciones.

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Es preocupante que delitos como la extorsión, el secuestro y secuestro exprés, las amenazas, la violencia, el abuso, entre otros, estén incrementando en contra de los migrantes en la ciudad

Foto: Ruth González

Al respecto, Cynthia Ortega Barreto, coordinadora del área de Financiamiento y la Unidad de Proyectos de Ficosec comenta cómo se evaluará y dará acompañamiento a este programa. “Ellos programan ciertas actividades dentro de esos 10 meses, nosotros los vinculamos a diferentes formatos, el técnico y el financiero”. Dichos proyectos tienen un presupuesto trimestral y se evalúan mediante verificación de probatorios del impacto, así se va dando la implementación de fases, menciona Ortega. La fase de arranque recibe la primera administración en anticipo.

Pero, además estas organizaciones civiles tienen un historial sólido en cuanto a la labor que ofrecen a la comunidad. CASA cumple 30 años de programas educativos para la atención de grupos de Niñas, Niños y Adolescentes (NNA) vulnerables, JRS tiene tres años de atención a migrantes en esta frontera, pero su labor data de 1980 en diferentes países y en el caso de DHIA, este mayo cumplen 11 años de servicio a la comunidad fronteriza en situación de movilidad.

Además, este programa podrá ayudar a visibilizar la incidencia delictiva contra la población migrante en esta frontera, como explica García De la Rosa, “la idea de estos proyectos es de que, quien haya sufrido un delito haga la denuncia y se le dé seguimiento a esa denuncia para más o menos estimar qué tipos de delitos y a cuántas personas están afectando”.

García considera preocupante el hecho de que delitos como la extorsión, el secuestro y secuestro exprés, las amenazas, la violencia, el abuso, entre otros, estén incrementando en contra de los migrantes en la ciudad.

“Se han estado formando comités y dentro de estos se ven todos los procesos (del seguimiento a un delito), no solamente con las organizaciones civiles sino también con las corporaciones policiales y ahí les dan el seguimiento a estas víctimas”, dice Ortega. En este esfuerzo se han sumado la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE) y las fiscalías estatal y federal, pero son las organizaciones civiles las que generan este vínculo de confianza con las autoridades, ya en muchos casos los migrantes son víctimas de delitos también por parte de las autoridades, de acuerdo con el testimonio de migrantes documentado por las OSC (Organizaciones de la Sociedad Civil).

Ortega menciona la importancia de que la estrategia haya surgido “de talleres y reuniones con las organizaciones que dan atención a esta población”, lo que permite que el impacto sea medible y canalizado a las necesidades más inmediatas.

En los general, las fases del programa incluyen: campañas de comunicación para sensibilizar sobre el contexto migratorio, prevención de la xenofobia, así como acceso a la información a los migrantes sobre sus derechos, servicios de salud, albergues, procesos migratorios, CBP One y la denuncia de delitos (anónima o no), en este caso Ficosec impulsará el uso de su Línea Ciudadana *2232 y los números de atención de las fiscalías.

Educación en CASA

CASA se constituye como asociación civil en enero de 1994, llevar educación a NNA de las colonias más vulnerables ha sido su base de acción desde entonces. Surgió de grupos laicos ligados al trabajo de la iglesia católica en parroquias de zonas marginadas de la ciudad. El equipo ha sembrado la formación integral en jóvenes que se convierten en coordinadores de grupos juveniles, la creación de grupos de jóvenes en los barrios y la atención a jóvenes de pandillas. Con este esfuerzo, estos líderes juveniles se suman a los equipos de CASA y su labor formará a otros nuevos talentos integrados en la educación en estas zonas, es así como este sistema tiene tres décadas de labor invaluables en la ciudad.

Sin embargo, el complejo problema de la situación migratoria de miles de personas (extranjeros y mexicanos), hizo que esta población quedará aislada del derecho a la educación, por lo cual, CASA abrió sus puertas a nuevos proyectos para brindarles ese apoyo.

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Existen programas en diferentes donde se ofrecen diferente niveles educativos, desde primaria hasta bachillerato

Foto: Ruth González

CASA tiene cinco sedes en la ciudad, tres ubicadas en el norponiente, una en el centro y una en el surponiente, “estamos abarcando de zona a zona de norte a sur a la ciudad”, comenta Yolanda García, encargada del Proyecto de Seguridad y Educación para NNA en Situación de Movilidad. Además de Juárez, CASA cuenta con una sede en la ciudad de Chihuahua.

“Las actividades que se hacen de manera general en estos centros son para favorecer habilidades actividades para la vida como: sociales, deportivas, artísticas, culturales, etc. Y en algunos centros como CASA Kolping y CASA Central se cuenta con el Bachillerato Paulo Freire 1”.

El sumar a los menores en movilidad al programa de CASA inició con el apoyo internacional, “el programa empezó en septiembre de 2021 con apoyo de Unicef, en aquel tiempo se dio cuando a los migrantes los encontrábamos en los puentes internacionales, haciendo presión a los EU para lograr cruzar”, menciona la maestra Yolanda.

Para integrar a los menores a estos programas se hace una evaluación general del nivel educativo en qué están, en muchos casos esto no necesariamente coincide con el nivel que cursaron o quedó trunco. “Vamos a albergues de toda la ciudad que no cuentan con una alternativa educativa, la dinámica consiste en ir por ellos desde temprano y traerlos aquí directamente a CASA Kolping y aquí impartirles las actividades académicas”. Entre estas actividades, también es importante la atención socioemocional de los menores, “si el niño no se encuentra bien, no va a aprender”, comenta la experta.

En un recorrido por las instalaciones que cuentan con un edificio de unos cinco pisos, pudimos observar que los diferentes niveles educativos desde primaria hasta bachillerato están en perfecta armonía y separación de grupos. Los pequeños estaban felices en las aulas dibujando y aprendiendo. En sus dibujos y tareas, algunos comparten que su mayor logro ha sido superar el miedo de una larga travesía por la selva, otros hablan de la tristeza de dejar su casa y sus amigos.

Pero no todos han tenido que dejar su país, unos simplemente su estado, son los desplazados por la violencia que ejerce el crimen organizado en poblados de Chiapas, Guerrero, Michoacán, entre otros. Tal es el caso de una de las menores que nos comparte cómo se siente en CASA. “La maestra es muy buena conmigo, todas han sido muy buena onda. Aprendí muchas cosas que no había aprendido en la primaria”, dice sonriendo. Ella recorrió más de 2 mil kilómetros con su familia, sabe que está aquí porque amenazaron con matar a su mamá, ahora se siente más segura. “Nos han apoyado mucho, de un albergue nos tuvimos que mover a otro”, le preocupa haber llegado solo con ropa para el calor, “no sabía qué hacía frío aquí”, también recuerda con cariño a sus maestros de allá, dice que también eran buenos. No sabe si cruzarán a Estados Unidos, “me da miedo ir a otro país que no conozcamos y a otra escuela porque aquí ya me acostumbré, está chida”. Ella tiene unos siete meses en la frontera y lleva cinco en el programa educativo de CASA. Las matemáticas es su materia favorita, ella sonríe y se va a platicar con sus amigas.

Vivir con miedo o tratar de superarlo es el factor común en todos estos estudiantes, desde los más pequeños a los más grandes, pero verlos estudiar y jugar en CASA los pone en otra dimensión, la tranquilidad de sentirse seguros y aprender acompañados de otros menores con ellos. “Llegar aquí y conocer a otros niños de otros albergues, que tienen la misma situación les permite saber: –¡no soy el único!– y les permite socializar porque tal vez no tuvieron esa oportunidad”.

“Hemos detectado un incremento de migración interna (desplazados), desde agosto (2023) a la fecha. Hacemos una medición por mes de cuántos ingresos tenemos, la migración interna es la que más resalta”.

Educación socioemocional

Cuando los menores son víctimas de algún delito suelen ocultarlo, a veces, bloquean estos traumas. “Los niños tienden a no expresarlo, lo expresan más de manera conductual”, cuando se detectan estos casos se atienden de inmediato. “La parte socioemocional ayuda a ir trabajando esta parte de manera indirecta, y si se localiza un caso se canaliza directamente a los psicólogos (que tienen dentro del albergue) para que vayan teniendo una terapia”. En casos graves se tiene contacto directo con el encargado del albergue o con otras redes de apoyo.

La población migrante varía constantemente, sus nacionalidades, sus decisiones de quedarse, volver a mudarse o cruzar la frontera hacia Estados Unidos. CASA detectó en albergues a la población en edad de bachillerato, no estaban recibiendo ningún tipo de educación. “En cuanto vino el financiamiento de Ficosec (de un programa previo) nos permitió crecer y hacer adecuaciones al proyecto original para todas las necesidades que se han detectado”. El trabajo docente de primaria, secundaria y bachillerato es un pilar en esta organización.

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Cuando los menores son víctimas de algún delito suelen ocultarlo, a veces, bloquean estos traumas. “Los niños tienden a no expresarlo, lo expresan más de manera conductual”, cuando se detectan estos casos se atienden de inmediato.

Fotografía: Cortesía DHIA

El idioma no ha sido un impedimento para que los menores que hablan leguas originales mexicanas o venezolanos, guatemaltecos, hondureños o cubanos se entiendan y comprendan las clases en las aulas, a decir de la maestra, en todo caso esto ha enriquecido las clases con muchas culturas y lo hacen con respeto a usos y costumbres.

Otra de las bondades del servicio educativo de CASA es que cuenta validez oficial, “hicimos alianza con el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) se tienen certificados”. De modo que si un menor migra, puede hacer válidos sus estudios en cualquier país.

Ahora con este nuevo programa en conjunto con Ficosec, CASA abre sus posibilidades de apoyo a la comunidad en movilidad. “El plus que tiene este nuevo proyecto, además de que los NNA ejerzan su derecho a la educación, es ver también de qué manera lo hacemos más integral enfocándonos también a los padres de familia, porque a la par encontrábamos que los niños estaban descuidados”.

La falta de estudios y capacitaciones han generado estrés, ansiedad, depresión en los padres de familia de personas migrantes, y por consecuencia, en los menores.

El plan ahora es integrar cursos de crianza positiva, nutrición e higiene y talleres de gastronomía, estética y barbería, “para que ellos puedan tener actividades que les puedan servir para desarrollarla de manera laboral y mejorar su crianza en familia”.

El equipo de esta agrupación también es joven, estos dedicados juarenses también surgen de las bases del programa, como es el caso del coordinador de CASA Kolping, Alejandro Matamoros, quien junto a la maestra Yolanda, nos comparte cómo han ido crecido y la forma en que están comprometidos con este nuevo proyecto.

La idea con Ficosec es que más menores puedan seguir ejerciendo su derecho a la Educación y proteger a los NNA en entornos más seguros, coinciden los integrantes de CASA.

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Alejandro Matamoros y Yolanda García de CASA Kolping.

Foto: Ruth González

El Servicio Jesuita para Refugiados

El JRS fue fundado en noviembre de 1980 por el padre Pedro Arrupe y surge para responder a la difícil situación de los refugiados vietnamitas que huían de su país devastado por la guerra. Desde entonces su presencia ha ido creciendo en puntos con problemáticas para las personas en movilidad, su acercamiento a América Latina se dio debido a la violencia y la persecución por parte del crimen organizado que obliga a muchos centroamericanos a buscar la protección en Estados Unidos y transitar por México.

En septiembre de este año, la oficina del JRS en Juárez cumplirá tres años de labores. Su red de trabajo en México cuenta además con sedes en Tapachula, Municipio de Frontera Comalapa, en Chiapas, y Ciudad de México.

El JRS tiene tres áreas de servicio a la comunidad migrante: la atención Psicosocial, el área Jurídica y Equipo Móvil Especializado.

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La oficina del JRS en Juárez cumplirá tres años de labores. Su red de trabajo en México cuenta además con sedes en Tapachula, Municipio de Frontera Comalapa, en Chiapas, y Ciudad de México.

Fotografía: Cortesía JRS

Iveth Marín, es responsable del equipo móvil, una tarea que implica salir a campo y proveer de apoyo a estos grupos vulnerables. También trabajan con la Red de Albergues a donde acuden a dar sus servicios, “en los albergues hacemos una entrevista por familia, con la intención de conocer el contexto general de la familia, detectar si hay alguna situación de riesgo, generalmente hablamos con las mujeres”.

Las situaciones de riesgo pueden ser problemas de seguridad, alimentación, salud, etc., “contamos con recursos que nos permiten conseguir asistencia humanitaria”, dice Marín, esta ayuda puede incluir hospedaje, vestido, traslados… “todo lo que las personas necesitan para reducir la situación de riesgo en la que está”.

El riesgo más alto que tiene las personas que se encuentran en el bordo del río Bravo, en los puentes internacionales o cualquier otro punto en la intemperie es el asecho constante de los grupos delictivos. Por ello, el equipo móvil está en constante monitoreo en calles y puntos de aglomeraciones de personas en movilidad. “La mayor parte de las personas que entrevistamos han sido víctimas de violaciones a sus derechos humanos y de delitos graves como secuestro, violación, tortura, es algo que ha ido en aumento, la cantidad y gravedad de delitos”.

Los secuestros ya no solo se limitan a obtener dinero de las personas sometidas, la crueldad psicológica y física se han sumado a este delito, que se ha vuelto más complejo y cruel, además de nos discriminar entre adultos y menores, de acuerdo con los testimonios de víctimas.

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El JRS tiene tres áreas de servicio a la comunidad migrante: la atención Psicosocial, el área Jurídica y Equipo Móvil Especializado.

Fotografía: Cortesía JRS

Por lo tanto, la atención y acompañamiento que se le da a estas personas requiere también de mayores precauciones y cuidados por parte de las organizaciones con JRS que tratan de brindar apoyo y seguridad humanitaria a estas familias vulnerables en las calles.

“Las personas en movilidad ya viene de por sí con muchas vulnerabilidades, si agregamos los delitos de los que son víctimas aquí esto potencializa el riesgo en su contra”, menciona la coordinadora.

Mujeres y menores presentan una frecuencia más alta de abusos, incluso, “en los albergues también se ha detectado violencia psicológica y física, que se puede presentar en estos espacios por el confinamiento, la desesperación”.

El equipo de atención Psicosocial lo conforman psicólogas que acuden principalmente a los espacios de acogida, los albergues. Los servicios pueden ser: de atención psicológica individual, de pareja (en situaciones muy específicas), para familias y grupales, esto en caso de que detecten situaciones que comparten alguna problemática y debido a la cantidad de personas, “a veces, es la única manera de abordar ciertas situaciones”.

“También se manejan los grupos de confianza, principalmente con mujeres, y se da seguimiento semanal a estos grupos”.

Sobrevivir a La Bestia

Las travesías por la selva y en “La Bestia” pueden ser una verdadera pesadilla para las familias, el abuso sexual es un delito recurrente y documentado tanto por la prensa como por las mismas organizaciones humanitarias. Las denuncias son pocas. “A veces, quienes violentan a los NNA son las personas con las que están viajando, esto complica la atención y vulnera más a los menores”.

Una vez que se detecta un caso así es canalizado a las instituciones que corresponden, el JRS les da acompañamiento con el equipo jurídico, donde se brinda asesoría en temas migratorios y penales, según sea el caso.

Entre los testimonios, una mujer compartió que tuvo que separarse de sus hijos y su esposo durante el trayecto en el tren, desesperada por saber de sus hijos, mientras su esposo debía bajar y subir del tren para traer alimentos. Al quedar sola sufrió abuso sexual. Pero ese fue solo el inicio de su pesadilla. En un punto todos fueron bajados de La Bestia y debían correr para resguardarse perseguidos por hombres uniformados, después de correr y buscar por horas en la oscuridad, finalmente la familia se reencuentra al amanecer. Su travesía continua, esta vez en camión, identificados plenamente, los retenes entre Durango y Chihuahua siguen siendo un punto de alto riesgo para las personas migrantes. Personas uniformadas de diferentes corporaciones los bajan y los trasladan a unos espacios (generalmente bodegas muy amplias) donde son privados de su libertad, en grupos de hasta 200 personas. Ahí se les exigen desde 700 hasta 2 mil dólares para recuperar su libertad, incluso en el caso de mujeres embarazadas cobran doble. Y a partir de ahí a los que pagan les garantizan que ya nadie los va a parar.

Este es un caso específico, pero parece similar a otros testimonios de personas en movilidad, es recurrente.

Los abusos pueden continuar en esta u otra frontera. La mujer que dio este testimonio decidió alejarse de Juárez y no ha vuelto a tener contacto con el JRS.

Acompañamiento

El hecho de que autoridades mexicanas o miembros de corporaciones o Institutos de Estado estén involucradas en estos secuestros y extorsiones hace que los migrantes no denuncien o tengan temor a hacerlo. En el caso de los “polleros” o “coyotes” (traficantes de personas), tampoco denuncian. El migrante ya solo se enfoca en sobrevivir.

“El miedo a la denuncia es exactamente igual para un mexicano desplazado por la violencia que para un migrante extranjero. Al momento que pongan una denuncia se sabe dónde están y estos grupos tienen presencia en todo el país”. Estos vínculos de corrupción han dado gravedad a la impunidad, que ya de por sí, tienen los grupos del crimen organizado.

En un testimonio de desplazamiento forzado, una familia huyó para proteger a su hijo que quería ser obligado a participar en una célula del crimen organizado. Estos grupos toman pueblos enteros, “a veces, se reciben a grupos de personas que vienen de un éxodo en común, las causas: el reclutamiento para el crimen organizado o el despojo de sus tierras”.

Además de la atención y acompañamiento, el JRS quiere apoyar a visualizar estos casos en materia de incidencia delictiva, pero también seguir impulsando la información preventiva.

“En el proyecto con Ficosec, el tema de monitoreo y la difusión de información aporta mucho, pues es lo que más hacemos”. Marín se refiere a la información básica para migrantes desde qué hacer al llegar, cómo denunciar, pedir apoyo, el uso de CBP One, medidas preventivas, sitios de apoyo y ayuda, acompañamientos, etc.

“Nosotros apostamos a este sistema de atención personalizado de atención cercana, con humanidad y cercanía al prójimo, todo esto contribuye a que las personas nos tengan confianza. Incluso algunos que cruzan y continúan su trayecto y tienen la confianza de seguir en contacto con nosotros”.

Derechos Humanos en Acción

En mayo de 2013, tres mujeres juarenses decidieron unir esfuerzos para crear una agrupación civil que diera respuesta a varios temas de defensa de los Derechos Humanos, uno era el derecho al matrimonio igualitario y el otro los constantes abusos que sufrían las personas en movilidad. “Atendíamos a las personas repatriadas de Estados Unidos a México, era el contexto de la movilidad en ese momento”, recuerda Diana Rodríguez, subdirectora de DHIA.

“Estuvimos documentando cómo fueron esas detenciones y cómo les había ido en ese proceso de detención en EU. Porque la situación aquí en México es que llegaban sin documentos, hicimos algunos informes”.

Este equipo de profesionistas en Trabajo Social y Derecho lo conformaron, además de Diana, Blanca Navarrete y Lizeth Martínez. Implementaban programas de Educación para evitar la trata de personas de NNA, iban a las colonias y puntos en donde se concentraba la población migrante. “Desde un inicio hemos brindado esa atención Psicosocial a estas personas en movilidad, siempre hemos manejado esa multidisciplinariedad”.

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Además de las extorsiones y secuestros, la salud de los migrantes también está en riesgo debido a las condiciones en que muchos viven.

Fotografía: Cortesía DHIA

Otro aspecto importante en sus servicios es que, si no se da la atención, asistencia social, difícilmente pueden abordar los acompañamientos legales o de otro rubro.

“Ciudad Juárez en una ciudad migrante y la capacidad de atención para estas personas no es suficiente, si bien el gobierno tiene algunas iniciativas de apoyo que ha lanzado, no son suficientes. Las organizaciones civiles hemos tenido que participar”.

Para Rodríguez, el cambio de políticas migratorias y los largos tiempos de espera para atención a solicitantes de asilo, “ha propiciado que el crimen organizado pueda cometer más delitos a esta población”.

Además de las extorsiones y secuestros, la salud de los migrantes también está en riesgo debido a las condiciones en que muchos viven. “Los problemas de salud también van en aumento, tiene que ver con la situación de calle en la que se encuentran, están durmiendo a la intemperie, no se están aseando de la manera correcta, con eso estamos batallando actualmente por el aumento de enfermedades”.

Desde 2018 DHIA trabaja en mancuerna con Ficosec para varios proyectos. “Creo que no podríamos llegar muy lejos si no lo hacemos juntos y no unimos fuerzas para poder pasos seguros y firmes. Desde 2018 estamos trabajando con Ficosec, empezamos con el proyecto de atención a NNA migrantes”.

Este año DHIA sigue atendiendo a migrantes que han sufrido alguna violación a sus derechos humanos, “hemos estado acompañándolos gracias al apoyo que nos brinda Ficosec. Es todo un mundo, pero estamos aportando nuestro granito de arena con el apoyo de ellos”.

“En un inicio éramos tres personas la que formamos la organización el día de hoy somos 36, agrupadas en diferentes áreas de trabajo: la de atención de situaciones de género, el de atención a NNA fronterizos, el área psicosocial, somos un grupo ya muy numeroso, creció muy rápido estos últimos 5 años, pero también la situación lo ha ameritado así”.

Estas juarenses se han sentido muy acompañadas de la comunidad, en casos tan graves como el incendio en las estación migratoria fueron de los grupos que se presentaron a apoyar a familias de las víctimas mortales y los heridos, los sobrevivientes, y aún dan acompañamiento jurídico esperando se dé justicia en los tribunales.

“El fenómeno de las personas en movilidad es también un fenómeno cambiante, un día trabajamos así y otro día lo tenemos que hacer de otra forma, porque las políticas en EU cambian… tenemos que estar en constante movimiento también, viendo cómo movemos o adaptamos lo que estamos haciendo a las necesidades de las personas”.

Finalmente, Diana comenta la importancia de trabajar con el apoyo con Ficosec, también de la mano con los juarenses: “la comunidad sabe y la comunidad atiende, la comunidad participa en el apoyo a los migrantes”.

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Presentación del programa en las instalaciones de Ficosec con los directivos de CASA, DHIA y JRS. Foto: Cortesía | Ficosec
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