Hace 365 años empieza oficialmente la historia de Ciudad Juárez. El 8 de diciembre de 1659, en un montículo cercano a un gran río, fray García de San Francisco reúne a varias familias sumas, mansas y piras y lleva a cabo un culto religioso en una iglesia construida con palos y lodo.
No se trata de los primeros pobladores de la región fronteriza, ni siquiera del primer contacto entre europeos y pueblos originarios. Desde décadas antes, los españoles habían intentado sin éxito evangelizar y volver sedentarios a los habitantes del estratégico vado del caudaloso río que constituía un punto obligado al avanzar hacia el Norte. Por fin en 1659, el sacerdote franciscano establecido en Nuevo México es el encargado de fundar una misión en un territorio de potencial agrícola con amplia vista protegido al mismo tiempo de las inundaciones. Así nace la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte. En 1942, el Ayuntamiento decide conmemorar el 8 de diciembre de 1659 como la fundación de Ciudad Juárez.
El templo definitivo de la Misión se construye entre 1662 y 1668. Con una torre adicional y remodelado en varias ocasiones, ese edificio situado a un costado de la Catedral es la construcción más antigua de Ciudad Juárez y de la actual franja fronteriza entre México y Estados Unidos. Su diseño que combina con materiales locales los estilos árabes y españoles, así como la diversidad de grupos étnicos reunidos a su alrededor, marcan desde entonces a Paso del Norte: destino de migrantes, escala de travesías, punto de encuentro y de comienzos.
En 1680 la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte registra otros sucesos que se volverán recurrentes en la región. Se convierte en refugio de los colonos que huyeron de la sublevación indígena en Santa Fe y su población crece a más del doble. Es entonces cuando, como capital de provisional Nuevo México, Paso del Norte se transforma en presidio, integrando al Valle de manera más intensa a su geografía. La dispersión territorial seguiría caracterizando a la población septentrional.
El aislamiento, la adaptación, el crecimiento, la elasticidad jurisdiccional también definen a Paso del Norte. De misión pasa a pueblo, luego, ya en el México independiente, a villa. Para cuando es declarado frontera con Estados Unidos en 1848 empieza una etapa protagónica distinta. Ahora los vaivenes del río Bravo se convierten en cuestiones diplomáticas, las luchas con grupos indígenas son tema binacional y el contacto con otras culturas más cercano.
La ciudad de Juárez
En 1865, Paso del Norte es sede del Gobierno Republicano. No solo se acoge aquí al presidente Benito Juárez durante la Invasión Francesa, sino que los fronterizos apoyan económicamente la causa nacional. Juárez toma disposiciones para recuperar los terrenos que habían quedado del lado norteamericano al modificar el río su curso. En 1888, Paso del Norte cambia a Ciudad Juárez en honor al Benemérito.
Para entonces la llegada del ferrocarril inaugura una nueva era comercial y de comunicación, compitiendo con la vecina El Paso, Texas, mediante esquemas como la zona libre. El turismo llega para apuntalar la economía juarense en tiempos difíciles.
La ubicación estratégica de nuestra ciudad es determinante para la primera reunión de presidentes de México y Estados Unidos en 1909, así como para el movimiento maderista. Cuando los revolucionarios toman la plaza en 1911, el Porfiriato llega a su fin. No obstante, tras el asesinato de Francisco I. Madero la ciudad sigue siendo disputada por las fracciones en pugna. Algunos historiadores la consideran la capital de la División del Norte.
Frontera de migrantes
Durante el Siglo XX Ciudad Juárez se convierte en la población más habitada del estado de Chihuahua, recibiendo nuevas oleadas de refugiados, migrantes, deportados y braceros. De alguna manera logra dar cabida a los recién llegados reinventándose una vez más. En los años 60, recupera El Chamizal y marca el rumbo de la economía nacional al recurrir a plantas maquiladoras para generar empleos. Sería el inicio de una transformación social de repercusiones inesperadas.
La incorporación masiva de la mujer al campo laboral se extendería a una mayor participación política. En 1983, Ciudad Juárez hace historia con un gobierno de oposición.
Ese empuje hacia campos nuevos ha sido una respuesta recurrente a las variables condiciones fronterizas. La incertidumbre y la presencia de los factores que se manifiestan primero aquí han representado fuertes desafíos para los cuales no hay camino escrito.
Podemos estar orgullosos de que Ciudad Juárez se ha sostenido, reinventándose una y otra vez. Es una de las lecciones de su historia. Como juarenses podemos estar seguros y seguras de que, independientemente del reto, saldremos adelante.