Ciudad Juárez.- Una vez más, un sismo sacudió a los juarenses este sábado. La intensidad oficial del movimiento telúrico fue de 5.3 grados, muy cercana a los 5.4 registrados en 2022, la magnitud más alta en la región hasta ahora. Este nuevo evento debe considerarse un llamado de atención para aceptar la realidad de Juárez como una zona sísmica. Además, surge una pregunta importante: ¿en qué sectores o colonias de la ciudad se sienten más intensamente estos movimientos y qué precauciones deben tomarse en esas áreas?
Colonias como La Chaveña, y en general las cercanas al Centro, así como Riberas del Bravo y toda el área adyacente al río, además del sector conocido como El Barreal o Lago de Patos, al suroriente de Juárez, no solo deben reconocerse como zonas donde la actividad sísmica se percibe con mayor intensidad, sino también como áreas donde se deben tomar mayores precauciones y medidas preventivas.
Después del penúltimo sismo perceptible en la región, ocurrido en marzo pasado, Óscar Dena, jefe del área de Investigación en Geociencias del Instituto de Ingeniería y Tecnología de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), explicó que la delgada naturaleza del subsuelo en la región provoca que los sismos se sientan más intensamente. A esto se suma la cercanía con una falla geológica importante.
“La falla geológica de la montaña Franklin tiene el potencial de generar un terremoto de hasta 7 grados en la escala de Richter. Esta falla atraviesa el centro de Ciudad Juárez y también la ciudad de El Paso. Está ubicada a apenas unos 500 metros del Centro Escolar Revolución. Ahí, cuando tiembla, la vibración es muy fuerte por la proximidad a esta estructura”, detalló el científico.
Durante ese encuentro con los medios, el doctor Dena explicó que los sismos perceptibles en esta zona pueden tener dos orígenes distintos: por un lado, la actividad de la falla en la montaña Franklin, y por otro, los movimientos inducidos por la actividad humana, especialmente por la industria del fracking (fractura hidráulica) en las zonas productoras de petróleo en Texas.
“La pregunta es por qué, si estamos tan lejos del epicentro, seguimos sintiendo los sismos. Debemos recordar que estamos localizados sobre un río que ha depositado grandes volúmenes de sedimentos, los cuales no disipan la energía sísmica como lo hace la roca. Para compensar, el suelo vibra con mayor intensidad; a este fenómeno se le conoce como amplificación”, puntualizó el académico.
El especialista explicó que colonias como La Cuesta se encuentran en las antiguas planicies del entonces Río Bravo (o Río Grande). Todas las colonias ubicadas de La Cuesta hacia el río están asentadas en esta región sensible. La colonia lleva ese nombre precisamente porque se localiza donde antes llegaba el agua del antiguo cauce.
“Todo lo que está de La Cuesta hacia abajo prácticamente se encuentra sobre planicies de inundación, y ahí la vibración será más intensa”, señaló el experto.
Sin embargo, no es la única zona en riesgo. También se encuentra el sector conocido como El Barreal o Lago de Patos, al suroriente de Juárez, una zona ubicada en un depocentro lleno de arcillas, las cuales también amplifican considerablemente la vibración, explicó el experto.
“Entonces, todo lo que está pegado al margen derecho del Río Bravo se encuentra en un notable peligro sísmico, ya que vibrará más debido a que los suelos son arenosos, limosos o arcillosos. También El Barreal, también Riberas del Bravo. Esa es la razón por la cual tanto en Juárez como en El Paso se percibe con tanta intensidad la vibración provocada por eventos que ocurren hasta 200 kilómetros al este de aquí”, expuso el geólogo.
Para el doctor Dena, el llamado a la ciudadanía es desarrollar la capacidad de reaccionar ante esta actividad que no podemos controlar. Incluso si se detuviera hoy mismo la inyección de fluidos en los procesos de fracking, la actividad sísmica no cesaría de inmediato, ya que el fluido ya inyectado seguirá dislocando las placas en contacto, lo cual mantendrá los temblores activos.
El experto exhortó a la población a informarse sobre qué hacer antes, durante y después de un sismo.