Efrén Matamoros: Una carrera en la línea de fuego
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¿Las personas pueden ser instituciones? La respuesta puede ser afirmativa, pues sin las personas las instituciones solo serían inmuebles vacíos, carentes de propósito. Algunos personajes pueden convertirse en el alma de estos organismos públicos, y a donde quiera que vayan siguen siendo representantes de los valores y objetivos para los que fueron diseñados.

Tal es el caso de Efrén Matamoros Barraza, quien por más de una década formó parte de la Dirección de Protección Civil Municipal hasta llegar a ser el titular de este importante organismo en Ciudad Juárez, encargado de la seguridad de los ciudadanos, la prevención de desastres naturales y la atención de accidentes de todo tipo.

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Comprometido con su labor

Matamoros Barraza es egresado de la carrera de Ingeniería Civil por la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh) en 1977, además cursó una maestría en Administración de la Construcción y otra en Protección Civil. Llegó al entonces Departamento de Ecología y Protección Civil en 2004, de la mano de la ingeniera Rosario Díaz Arellano, cuando Héctor Murguía Lardizábal fue presidente municipal de Juárez.

Después de asumir el cargo en la Dirección de Protección Civil, el ingeniero acudió a la Ciudad de México a capacitarse, pues reconoció que no estaba familiarizado con todos los conceptos de la materia. En ese momento entendió que lo que estaba en sus manos no puede estar sujeto a temas partidistas, pues se trata de la vida y seguridad los ciudadanos.

“Desde ese momento nos dijeron —esto es seguridad, no hay colores aquí y es una situación que tiene que entender— y me hacen la petición de comentarle a la directora general que se conserven los inspectores y la gente que ya estaba trabajando ahí, porque ellos ya tenían la experiencia de muchos años, conocían muchos aspectos de la ciudad y ellos les iban a ayudar mucho en todo esto y eso fue lo que llevamos cabo”, explicó el exfuncionario municipal.
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Apegarse a esa máxima, de que la seguridad no debe estar condicionada por situaciones políticas, fue la clave para mantenerse como director de la dependencia por seis administraciones con distintos alcaldes y hasta de distintos partidos, su trabajo siempre lo amparó, se dedicó solo a servir a la ciudadanía y estuvo presente en la mayoría de los siniestros atendidos por el Heroico Cuerpo de Bomberos y Departamento de Rescate Municipal.

Enfrentarse a una ciudad fronteriza como Juárez, no fue un reto fácil para él, comenta que tuvo que aprender a manejar al personal, conocer la ciudad y trabajar en conjunto con autoridades de los Estados Unidos, quienes también han sido un gran apoyo para la capacitación del personal local y la donación de equipo.

“Cuando llega uno nuevo se siente un vacío en el estómago y se siente una presión, y más sabiendo la gran responsabilidad que íbamos a adquirir, pues Ciudad Juárez es un lugar muy grande y con muchos problemas, muchos de ellos de seguridad, pues la ciudad creció mal en cuanto a su distribución y en cuanto a los asentamientos en zonas de riesgo, ya que mucha gente llegó a lugares donde no debía establecerse”, agrega Efrén Matamoros.

El reconocimiento ciudadano hacia el exdirector creció porque atendía las emergencias al mismo tiempo que los bomberos y rescatistas, y asegura que muchos ojos ven más que solo dos, ya que desde fuera él podía ver alternativas y acciones a seguir por parte del personal a su cargo, y desde luego dar seguimiento a los casos de personas que resultaban afectadas.

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Compañero caído

Efrén Matamoros fue testigo de múltiples incidencias, de menor o mayor gravedad a lo largo de su carrera, pero uno en particular marcó un antes y un después en su carrera. En un llamado al equipo del Heroico Cuerpo de Bomberos, se presentó una baja, Juan Antonio Muñoz Rosas murió en un incendio en 2005.

“Tuvimos una experiencia a las 2:00 o 3:00 de la mañana en la Zona Centro. Nos avisa la radioperadora de esta situación y lo primero que veo son unas tapias que están incendiándose y veo a dos bomberos en la parte arriba de un mezanine, preparados para entrar al incendio… luego se presentan una explosión por el humo tan denso y eso hace que a uno de los compañeros lo aviente al primer piso y ya no se pudo rescatar”, narra Matamoros Barraza.

“Esa fue una experiencia que me marcó, no podía evitar sentirme culpable porque no tenía que haber sucedido eso, se tenía que haber combatido de otra manera ese incendio y me di cuenta que lo poco que yo traía de aprendizaje para proteger a los bomberos y paramédicos habría que llevarlo a cabo”, agrega.
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Para el exfuncionario, el trabajo que realizan paramédicos y bomberos son importantísimo y se le debe de otorgar el reconocimiento adecuado, además mencionó que Ciudad Juárez tiene excelentes elementos, profesionales, comprometidos y entregados a su labor y a la ciudadanía, valores que se reflejan en cada servicio.

“Para mí lo más importante es la gente, en este caso para mi ellos eran lo importante —que si la oficina está bonita, que si no está bonita— a lo que había que ponerle atención es a ellos (personal de Protección Civil). Realmente yo siempre estuve muy agradecido con el apoyo que me brindaron, pudieron entender la mística que llevábamos en el servicio a la ciudadanía, tanto Bomberos, Rescate e inspectores”, reitera el ingeniero.
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Sin embargo, el ambiente laboral no siempre se mantuvo en calma, pues a su llegada a la Dirección de Protección Civil, experimentó fricciones con los comandantes y bomberos, ya que implementó un plan de rotación entre elementos que evitó que líderes que estaban acostumbrados a trabajar a su manera y con el personal que ellos querían, lo siguieran haciendo.

“Hubo llamado de atención, pero siempre dentro del marco de respeto y de decir las cosas, nunca mostré otra cara con ellos. Si algo estaba mal, siempre se los decía de frente y les hacía ver porqué era, así fue como me manejé y ellos tenían toda la facilidad de hablar conmigo. En la dependencia, ni Rescate, ni Bomberos, ni los inspectores eran mis preferidos, yo no tenía ninguna persona en especial, todos trabajábamos para un solo fin, servir a la ciudadanía”, explica Efrén Matamoros.

Una gran responsabilidad

En materia de seguridad y protección ciudadana, Efrén Matamoros menciona que falta mucho por hacer, pues dice que no existe una cultura de la protección civil, es decir, no se sabe qué hacer en caso de una emergencia. Insiste en que es importante saber cómo reaccionar ante una emergencia en casa o un edificio público o privado y salir ilesos.

La falta de cultura es visible desde que una máquina de bomberos o ambulancia recorre las calles para prestar el servicio, ya que algunos de los automovilistas no dejan pasar a las unidades, algo que evidentemente repercute en el tiempo de atención que se debe de brindar a un siniestro, por lo que después se culpa a los elementos por llegar tarde.

Ser el director de Protección Civil es un compromiso y responsabilidad muy serio del que Matamoros Barraza siempre estuvo consciente, pues sus decisiones pudieron tener consecuencias jurídicas; no hay espacio para errores, ya que estos pueden costar vidas, por lo que siempre se condujo con prudencia.

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“Uno es como los ojos del presidente, y como director si no puede pues está él, pero nosotros no podemos detenernos con eso porque lo de seguridad es muy sentido, tan sentido como lo que pasó en Sonora (caso de la guardería ABC), cuesta vidas políticas, ahí se pierde una vida política, ahí se acaba. Yo siempre fui consciente que un error mío pudo costarme la libertad, hasta la cárcel podía ir y siempre lo supe, pero que no quedara por ganas, que no quedara porque fui omiso o algo similar, entonces yo siempre tenía que tener las respuestas”, dice.

Su trabajo lo ha llevado a ser reconocido por la sociedad juarense que lo ubica como el titular de la Dirección de Protección Civil, al grado de ser abordado por la comunidad para que les aclare dudas sobre los ciertos trámites acerca de siniestros ocurridos y cómo las dependencias municipales podrían ayudarles.

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“Hay que escuchar a la gente, fuera de mis horarios de trabajo o durante los fines de semana tenía mucha clientela en la calle, cuando iba al mandado se me acercan y me preguntan por sus problemas y cómo le podían hacer, y yo procuraba tomarles los datos y darles seguimiento a todo lo que correspondía de nosotros”, recuerda.

El 9 de septiembre el ingeniero dejó el cargo, pero más que eso dejó una familia que formó a lo largo de su trayectoria, de esfuerzo y dedicación. Deja detrás de sí una estela de experiencia y formación para la nueva administración.

“Primero que nada agradecerles mucho a ellos su apoyo y ayuda que siempre tuvimos ahí, su trabajo y esfuerzo, sin cortapisa ni nada, desde luego pedirles que continúen con su trabajo de manera profesional, que ahí se quedó un gran equipo con el cual debe de seguir aportando todo su conocimiento por el bien de toda la comunidad”, concluye.
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