“Ciudad Juárez, la mejor frontera del mundo”, nombrada así por Juan Gabriel, cumple 362 años de su fundación. Fray García de San Francisco, uno de los evangelizadores más notables de la época, decidió edificar aquí la Misión de Guadalupe en 1659 con el propósito de enseñar a los pobladores la palabra de Dios.

Para conocer la importancia de este lugar, el historiador juarense José Luis Hernández Caudillo y Eduardo Hayen Cuarón, párroco de Catedral, serán nuestros guías en este recorrido por uno de los templos más destacados en la zona norte de México y la zona sur de Estados Unidos.

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“La fundación de la misión fue el 8 de diciembre de 1659 para empezar con la evangelización de los naturales del lugar. Fray García de San Francisco y Zúñiga fue el sacerdote que pasaba por aquí, entonces él decidió que en ese momento era necesario construir el templo”, explica Hernández Caudillo.

La Misión de Guadalupe no solo es el punto de origen de la ciudad, sino también representa el cambio cultural y religioso para los pueblos originarios que habitaban la orilla del río Bravo, desde la zona Juárez-El Paso hasta Las Cruces, Nuevo México.

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Fray García de San Francisco
“El punto de nacimiento de la ciudad es justamente la Misión de Guadalupe, recordemos cómo es que desde ahí la ciudad se fue expandiendo poco a poco, después llegaron los tratados de Guadalupe-Hidalgo que separaron los territorios de México y Estados Unidos, en ese momento se crea la ciudad de El Paso, pero antes no era así, antes era una sola población: Paso del Norte”, comenta Eduardo Hayen.

La Misión de Guadalupe se hizo con adobe y ramas, materiales disponibles en aquella época. “Después ya empieza su construcción en forma en 1662 y se termina hasta 1668, y precisamente el 16 de enero de ese año se hace la bendición de la capilla”, dice Hernández.

Templo con detalles

Adentro del templo parece que el tiempo se ha detenido, pues su esencia se mantiene a pesar de que han pasado más de 360 años. El color blanco del edificio da un toque de sobriedad, austeridad y pureza. Destacan las vigas hechas con troncos, cada una con grabados que fueron tallados por los mismos indios en los años 1600. Además, los arcos principales que están sobre el altar esconden tres nombres para los que no son muy observadores, coinciden los expertos consultados por Revista Net.

“Es un trabajo artístico demasiado hermoso para el lugar, la zona donde estaba el coro también tiene unas vigas de madera y muy poca gente se ha dado cuenta que en el atrio donde está un arco de madera están escritos los nombres de Jesús, María y José”, dice José Luis Hernández.
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“Encontramos también detalles muy bonitos como este estilo mudéjar que es traído del sur de España, un estilo que vemos sobre todo en la ornamentación del templo. Vemos el labrado en madera que se hizo en los troncos que fueron cortados en Organ Mountain en Las Cruces, Nuevo México, los echaron los indígenas por el río, acá los sacaron y los labraron”, enfatiza el sacerdote Hayen.

Uno de los detalles curiosos que tiene la misión, y que la hacen sobresalir de las demás construcciones cercanas, se encuentra en sus ventanas, las cuales están construidas de una manera poco convencional para la actualidad, pero de acuerdo con José Luis Hernández, tenían un doble propósito.

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“Quienes tengan la oportunidad de visitar la misión se darán cuenta que las ventanas son demasiado altas, originalmente se construyó también como una especie de fuerte: por dentro son muy anchas y de afuera más estrechas, era para que las flechas de los indios no pudieran penetrar muy fácilmente, que los españoles tuvieran la oportunidad de disparar y tener más fácil en el blanco a los indios”, agrega el historiador.

Cultura en pie

Debido a estos ataques por parte de los indios, la Misión de Guadalupe también se considera como una sobreviviente, pues fueron pocas las estructuras que se pudieron mantener en pie tras la resistencia de los grupos originarios, incluso el padre Hayen comparte que en la ciudad de El Paso esta misión es considerada como una reina.

“Recordemos que cuando uno llega al aeropuerto de El Paso, ahí hay un gran letrero que promociona las misiones de la región y habla de la Misión de Guadalupe como la reina de las misiones (The Queen Of The Missions)”, explica el sacerdote.
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“Es la reina de las misiones porque nunca fue destruida, se destruyeron las misiones de Nuevo México con la rebelión de 1680 de los Indios Pueblo, ahí también se perdió la tumba de nuestro fundador Fray García de San Francisco que estaba sepultado en la Misión de Senecú”, agrega.

El equipo de Revista Net tuvo acceso al campanario de la Misión de Guadalupe, el mismo que se colocó desde su fundación. En su interior una escalera de caracol nos lleva lentamente a la parte superior donde finalmente está la campana que llama a los fieles a los servicios religiosos.

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Al pasar de los años, la Misión de Guadalupe ha sufrido transformaciones, luce muy diferente a como fue construida de manera original, pues en algún tiempo estuvo a cargo de los jesuitas, mismos que dieron un cambio significativo a la fachada según explica el padre Hayen Cuarón.

“En el siglo XIX la Misión de Guadalupe sufrió una transformación, los jesuitas la fueron adornando con otro estilo, le pusieron una fachada la cual fue quitada en la remodelación que hizo monseñor Payán en los años setenta y se dejó como en su esplendor original, tal y como era, con ese estilo sencillo, austero de los franciscanos”, comenta el sacerdote.

La Misión de Guadalupe sigue activa, recibiendo a los fieles católicos que acuden a la convivencia divina y a limpiar sus almas, un recinto que ha visto pasar la historia de la región, incluso en medio de batallas, como la revolucionaria, el lugar donde aún descansan los restos de los primeros habitantes de la antigua Paso del Norte, ahora Ciudad Juárez.

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