Entrevista: Black Fish desenmascarado
Foto: Ruth González

Tres décadas sobre el ring suenan a fama, dinero, una carrera de ensueño, pero para un protagonista de la Lucha Libre, estos años de esfuerzo implican una ruda trayectoria en la que hay que sobrellevar la carencia, la falta de apoyos y atención médica; el entrenamiento físico exhaustivo, la competencia del medio y la difícil vida en la frontera. Todos estos factores, más el enorme reto de llevar sobre los hombros el nombre de una leyenda como Fishman, no es una tarea fácil. Para Lorenzo Nájera Cruz ha sido una odisea agridulce, todo por la pasión al cuadrilátero.

Black Fish comparte para Revista Net parte de su vida y carrera, sus recuerdos en el gimnasio Josué Neri Santos, las anécdotas con su padre, José Ángel Nájera Sánchez, y todo el sacrificio que implicó mantenerse entre las cuerdas.

De una familia de policías y luchadores profesionales, su cuna fue un universo dividido entre la realidad de la violencia en esta frontera y la magia de las acrobacias que le dan un toque artístico-deportivo a la lucha entre el bien y el mal sobre el ring.
Tímido, pero apasionado de sus raíces, Lorenzo ha sobrevivido a una larga carrera como luchador profesional, pero en su vida personal también a un asalto e intento de homicidio, que al igual que algunos de sus combates, ha tenido que superar. En su voz: “he vivido muchas cosas detrás de la máscara”.

Hijo de una leyenda

— Crecí con la imagen de que Fishman era mi papá, pero en realidad mi mamá me cuidó sola. No crecí con él, mis padres se separaron por cuestiones personales siendo yo un niño, 1 año, creo. Pero siempre crecí con su imagen, mi mamá siempre me enseñó que era mi papá.

Lo veía en revistas nacionales especializadas, en los programas de televisión de Lucha Libre, lo anunciaban en radio, si hacían una función de lucha en el Neri Santos, veía todas las paredes del Centro de la ciudad tapizadas de carteles con su imagen, era muy bonito, yo veía a Fishman siempre en plano estelar.

Me di cuenta de lo grande que era mi papá. Cuando lo veía en algún programa de televisión nacional como “Acción”, lo veía como un hombre muy famoso, era muy grande en los cuadriláteros.
Un reto muy grande, jamás rebasado.

Para un niño como Lorenzo, la figura de su padre era de contraste, por una parte, el padre ausente y por otra la gran estrella del ring nacional.
Fishman padre adoptó a Ciudad Juárez como su hogar. Comparte Lorenzo que su abuela se mudó a esta frontera, eran originarios de Torreón, Coahuila, pero radicaron aquí la mayor parte de su vida. “Vivían por la calle Altamirano, El Tiro del Norte como le llamaban, muy céntrico, ahí creció mi papá junto a sus hermanos. Trabajaba en el Centro, entrenaba Lucha, levantaba pesas…”, sonríe y comenta que ahí se conocieron sus padres cuando tenían entre 17 y 18 años.

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Fishman padre vs Blue Demmon.

De vendedor ambulante al gran ídolo del ring

— Mi padre trabajó muchos años en el Centro de Juárez, vendía lo que podía: chocolates, cerillos, dulces… y en sus tiempos libres seguía todo lo que fuera lucha, mientras entrenaba. Él sentía una atracción muy fuerte por los superhéroes y lo asemejaba con los luchadores.

Años más tarde, cuando emerge como gran figura del ring, como Fishman, y los anuncios por todo el Centro anunciaban su próximo encuentro en la frontera, Lorenzo y su hermano iban a buscarlo para verlo en combate y saludarlo.

Fishman debajo del caudrilátero

— Mi padre era muy cariñoso, muy de abrazarnos, no recuerdo que nos haya dicho una grosería.
Para mí siempre fue un ícono de la Lucha Libre. Verlo en combate, su manera de caminar, los colores de su máscara, las patadas a la Fishman (de canguro -con las dos piernas al frente-), eso lo tengo muy grabado, era muy emocionante verlo. También me preocupaba cuando se enfrentaba a otros luchadores de su nivel como Blue Demon, El Solitario, Villano Tercero, Aníbal, me ponía nervioso, pero ya cuando veía que iba de pareja con Canek o con El Perro Aguayo me tranquilizaba (se ríe) eran sentimientos muy de mi infancia al ver estas peleas. Casi siempre lo veía ganar, incluso el campeonato lo ganó varias veces aquí con Aníbal y otros, eso era algo muy bonito, emocionante.

Recuerdo, en especial, una de las luchas en que más miedo me dio, fue cuando vino André El Gigante, ya se había presentado en la Ciudad de México, pero aquí en el norte del país era la primera vez que venía y él era uno de los luchadores más importantes a nivel mundial y traía de pareja a Tamba. Estaba nervioso toda la semana, pensando ¡¿qué va a hacer mi papá contra El Gigante?! y mi hermano peor de asustado, ya que es menor, pero fuimos a la lucha y vimos lo que pasó en la Plaza de Toros Monumental: André de un manotazo le quitó la máscara a Fishman y con otro al Doctor Wagner y por descalificación derrotaron a El Gigante, de hecho, lo tiraron entre los dos con algunas patadas voladoras, pero bueno, lo demás es historia.

Sangre de luchador

— Desde niño, en casa, nuestros juegos eran de lucha, mientras para otros eran los carritos, para nosotros solo la lucha. Teníamos máscaras, las dibujábamos, todo giraba alrededor de los luchadores para mi tío, mi hermano y yo, y claro, íbamos al cine a ver las películas de El Santo, al Edén o al Alameda. Nuestra vida era la Lucha Libre, creo ya lo traíamos.
Mi tío Pepe se hizo luchador olímpico en El Paso, Texas, mi hermano también practicó allá y yo empecé a entrenar desde los 9 años.

El Neri Santos, la otra escuela

— Empecé a entrenar con el señor Francisco Javier Delgado (El Cobarde o Impostor) en el gimnasio Neri Santos. Era muy buen maestro porque combinaba las clases de lucha olímpica con mucho ejercicio. Ya no me tocó que me entrenara en lucha libre porque después se fue con un contrato a la Ciudad México, pero tomé clases también con Máquina 45, El Príncipe Jaime, Escorpio Cholo, Cinta de Oro, Peluchín, pero el maestro más estricto fue El Pirata, Víctor Ojeda, con él ya debuté.
Con Víctor estuve como cinco o seis años. Era como un militar, si te desfallecías te levantaba de las greñas, no exagero, era muy estricto, y es a la vez, una persona muy noble.

Lorenzo terminó su preparación hasta los 18 años. Considera que a partir de los 14 años fue cuando le dio mayor seriedad a su entrenamiento.

“Quería debutar, pero Víctor no me dejaba, me veía muy nervioso”. Finalmente, la oportunidad llegó con los Tigres del Ring, unos promotores regios. Debutaría como El Rudo, pero lo cambiaron a El Único.

El debut

— Empecé como el Único acompañado de Oro Grande íbamos contra Los Invasores, unos luchadores muy agresivos, en la arena Tapatío, en Waterfill. Nos fue bien, ganamos. Fue un 21 de abril de 1991.
No recuerdo bien si fue mi mamá, creo que sí, es que a ella no le gusta la lucha. Ella toda su vida fue policía, no se asustaba con cualquier cosa. Mi abuelo, mis tíos, mi mamá, vengo también de una familia de policías. Vengo de una familia de “gente muy dura, de carácter”. Eso sí, mi mamá me echaba su bendición, todavía lo hace, creo que siempre nos ha tenido muy chiples.

‘La Cárcel de Piedra fue mi guardería’

— Esa parte de mi infancia, con mi mamá policía, la recuerdo con mucho cariño, porque La Cárcel de Piedra (la antigua estación de Policía), esa fue mi guardería, ahí prácticamente vivía, era un lugar donde estaba todo el tiempo porque mi mamá no tenía con quién dejarme. Entonces mi mamá trabajaba en Barandilla y yo estaba ahí a su lado, salía de la primaria y estaba viendo ahí todo el día a mi mamá trabajar. Fue duro ver a todos esos delincuentes desfilar por ahí y toda esa violencia durante los arrestos.

A mi abuelo, en cambio, le tocó vivir los tiempos de Las Poquianchis, estaba en una policía especial, el Servicio Secreto, todos estos casos de trata que vienen de tiempo atrás y afectaron también aquí en la frontera, le tocó estar en esos operativos.
Crecí entre mujeres: mi abuela, mi mamá y mi tía, que también fue policía y también fue víctima de violación, la raptaron y abusaron. En su caso resultó ser un violador serial, un tránsito. Mi tía fue su segunda víctima, hubo otras, una estudiante del “Tec de Juárez” y a una trabajadora de maquiladora, pero finalmente cayó. Me tocó vivir todo esto, ver el trauma de mi tía fue difícil.

Pese a esa difícil infancia y adolescencia, Lorenzo siguió su impulso: convertirse en luchador.

Las arenas de barrio

Arenas como la Anáhuac y México fueron las sedes en que Lorenzo fue creciendo como luchador. Recuerda encuentros con Sergio El Hermoso, Samurái, etc.

— Me tocó la repasada (novatada) pero nunca me doblé, sí recuerdo que fue muy duro en algunos momentos en la Arena México.

Fishman vs Fishman Jr.

— En realidad no pretendí continuar con el nombre de mi papá, le decía a mi mamá que no tomaría su nombre. Pero luego él empezó a venir a Juárez, se enteró y me preguntó en una ocasión ¿oye que ya andas luchando? -Sí- le respondí, me dijo: bueno, no más no dejes las pesas. Y ¿cuándo te vas a poner la máscara? contesté -después-. Pasó tiempo y me tocó luchar en el Neri Santos y mi papá estaba en la estelar y yo en la primera. Nos vimos en los vestidores, estaba José Luis Téllez (Crazy 33) quien insistió junto a mi padre para que ya fuera Fishman Jr.

Y así fue. La verdad no quise la palabra “Junior”, siempre me ha molestado. Crecí con una mamá soltera, con mi abuelita, con mi tía, estaba de niño todo el tiempo en la Cárcel de Piedra, como que “Junior” no era algo que me quedara.
Creo que siempre pretendí ser original, me hubiera gustado haberles dicho: no me lo pongan o rebelarme por un tiempo, descansar y darle por mi lado. Pero fue por respeto, admiro a figuras como Fishman y todos sus colegas de esta época. Para mí son dioses de la lucha.

A partir de eso, Lorenzo fue presentado en los carteles de eventos como “Único (hijo de Fishman o Fishman Jr.)”. Los críticos y detractores empezaron a afectar su seguridad en el ring con las comparaciones con su padre, pero recuerda que Fishman le llegó a decir que Mil Máscaras hizo un buen comentario de su trabajo: “no sé si mi papá lo hizo para devolverme esa seguridad o si lo dijo de verdad, pero me sentí mejor en esa etapa”.

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Compartió con Revista Net parte de su vida y carrera, sus recuerdos en el Neri Santos, las anécdotas con su padre y todo el sacrificio que implicó
mantenerse entre las cuerdas.

En retrospectiva…

— Creo que el nombre de Fishman Jr. me ayudó cuando mi papá perdió la máscara, porque le empezaron a surgir muchas ofertas en Estados Unidos y él no tenía su permiso vigente. Entonces el que me apoyó fue Máscara Sagrada, quien destapó a mi padre en el año 2000, me buscó y a partir de ahí empecé a tener muchas giras por Texas, Nuevo México y California. El público quería ver al hijo de Fishman contra Máscara Sagrada, como una lucha de venganza, la revancha del hijo.

La fractura

En 2018, Lorenzo dejó de usar el nombre de Fishman Jr. tras una serie de conflictos familiares y la venta del nombre a un abogado.

— Así como me dio el nombre de “palabra”, sin documentos, así me lo quitó.
El nombre le pertenece a tu hermano y ya no quiero que lo uses, me dijo mi papá. Yo tenía un evento importante con la empresa del Hijo del Santo. Le pedí que me diera la oportunidad de cumplir con ese evento, se negó e incluso la esposa de El Santo me comentó que mi papá les estuvo hablando para pedirles que no me subieran al evento o tendrían problemas con él. Y así se dio, dejé de ser Fishman Jr.

Lorenzo solo recibió una llamada de su padre y le dijo que el nombre de Hijo de Fishman sería para su medio hermano (fruto del último matrimonio), sin mayores explicaciones. Mientras Fishman Jr. fue cedido bajo contrato al abogado.

El hombre de negro

— Cuando pasé por ese momento, mi hijo que era fan de las películas de Spiderman, me dijo pues vístete de negro y ponte Black Fish, así surgió el nombre, de esta comparación del personaje de Spiderman cuando todo el mundo lo creía malo. Y de ahí quedó el negro con plata.
El día que me cambié de máscara recuerdo que estaba el actor Otto Sirgo entre el público. Me quitaron la máscara de Fishman Jr. y bajé como Black Fish. Fue difícil, recuerdo que lloré, pero no se notó.

La última cena

— Mi papá regresó a casa de mi abuelita, aquí en Juárez, al parecer lo corrieron de su casa, así que recuerdo que me avisó: aquí está tu papá. Yo le dije a mi hermano, a mi familia y fuimos a visitarlo, hicimos una carne asada. Ya no hubo preguntas, ni reproches, fue solo disfrutar el día. Fue la última vez que lo vi.

José Ángel Nájera falleció el 8 de abril de 2017 de un paro cardiaco.

Renacer

— Tenía un tío, muy trabajador, que desde que tenía yo 16 años, me invitaba a trabajar en Fort Bliss (la base militar) y recuerdo la primera vez que fui con él, sentí bien pesada la vibra. No quise trabajar ahí.

Años después, Lorenzo trabajó como taxista en El Paso. Fort Bliss regresa a su camino, luego de optar por no entrar a la Policía de EP, decide que es mejor combinar la Lucha Libre con el trabajo de chofer. Sus principales clientes se convierten en militares de la zona, aunque seguía teniendo este sentimiento encontrado sobre “la mala vibra” en la base militar.
Un martes por la noche, tras una rutina regular de ejercicio y la victoria de México en futbol, le tocó su turno de trabajo y regresa a Fort Bliss. Dos hombres y una mujer le piden un traslado al aeropuerto.

Cuando atendía la petición, Lorenzo es sujetado por la espalda y comienza a recibir heridas con un arma blanca en diferentes partes del cuerpo. “Give me the fucking money” le dicen sin dejar de acuchillarlo en el pecho, las piernas, los brazos. Vio un chorro de sangre volar hasta el techo del auto y rebotar. “Les entregué el dinero y el radio, finalmente se bajan y huyen corriendo”.

En un charco de sangre y a rastras, Lorenzo como pudo encontró una copia de la llave de su auto y manejó dentro de la base hasta localizar a una patrulla militar. “Tres días antes, había peleado contra El Muñeco Infernal, me había agarrado la cabeza y me había dado contra el poste del ring y no alcancé a poner las manos, así que perdí la noción de mí, pero continué la lucha… esa misma sensación tenía mientras perdía la vista manejando en busca de ayuda, estaba totalmente ensangrentado. Fue como un flash back, un recordatorio de lo que estás hecho”.

El oficial que lo atendió finalmente llama a una ambulancia para ser llevado al hospital militar, donde después de varias trabas deciden atenderlo y operarlo para salvarle la vida. Una decena de heridas lo mantuvieron en terapia intensiva.
Por el robo de 76 dólares y el intento de homicidio, dos militares en activo de Fort Bliss y una civil fueron arrestados al siguiente día. Los tres, adictos a las drogas, fueron llevados a juicio. Uno recibió 17 años de cárcel, otro 14 y la cómplice, dos años de libertad condicional.

— Desde que nací, mi mamá me encomendó a San Lorenzo, nací muy pequeño, enredado con el cordón umbilical, muy débil, ellos eran muy jóvenes y mi mamá no comía bien. Al nacer no me daban mucho tiempo, así que ella me encomendó al santo y me salvó, solía burlarme de esa anécdota.

Cuando me asaltan en Fort Bliss – fue un 9 de agosto-, como cosa rara, llegó un sacerdote al cuarto donde estaba internado y me dio un sermón de ánimo, me dijo que volví a nacer, porque sobreviví al asalto y que era 10 de agosto, Día de San Lorenzo - ¿tú te llamas Lorenzo verdad?, pues tu santo te protegió-. Así que recordé la historia de cuando nací que mi mamá me contaba. Cosas de la vida, le podemos llamar como queramos. Creo que he vivido muchas cosas detrás de la máscara.

Pierde la máscara

— A mi personaje le empezó a ir mal, empezaron a caerse muchos eventos y proyectos. Así que planeé cómo retirarme, pero incluso una lucha en la que programé mi retiro se canceló.
Finalmente, el 10 de abril de 2016, frente a Máquina 45 Jr., Black Fish dejó caer su máscara en el Neri Santos.

Después de casi 15 años como Black Fish, el despojarse de la máscara tuvo un impacto agridulce, por una parte la recompensa económica para Lorenzo fue positiva, a pesar de que la función no obtuvo el éxito esperado. Al dejar la máscara, Black Fish no volvería a pisar un encordado casi por un año, durante ese lapso rechazó ofertas de promotores y se dedicó a luchar contra una “depresión profesional”.
Actualmente Lorenzo ha retomado sus actividades y comparte su conocimiento con nuevos talentos de la frontera.

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Back Fish contra Maquina 45 Jr.,
quien fnalmente le quitó la máscara.
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