Ciudad Juárez.– El altar del Día de Muertos es una ofrenda que en la tradición mexicana se crea como un espacio de convivencia con los seres queridos que ya fallecieron. Hoy ante la carestía de la vida, esta costumbre debe enfrentar el aumento en los costos de cada uno de sus elementos y el cuestionamiento de cómo seguir con la tradición sin afectar el bolsillo que puede iniciar gastando más de mil pesos como inversión para esta tradición.
El altar de muertos es una de las tres partes que representan la Fiesta de los Fieles Difuntos, que los religiosos españoles trajeron como tradición y que incluye la misa y la asistencia al panteón. De acuerdo con el historiador Ignacio Frausto, el altar en sí mismo es una ofrenda que se divide en tres planos, el superior que conecta con la religión, en medio lo terrenal (que se representa con lo que el difunto vivió y convivió) y en la parte inferior, todo lo relacionado con la tierra.
“Lo clásico que es la calabaza, el camote, todos productos de temporada, incluyendo la flor de cempasúchil, todos estos productos incluyendo las velas, el agua, todos producen aromas, producen olor y producen luz, todo cobra como un símbolo todos estos elementos, los cuales ese espíritu que es convocado al altar sirve para atraer y direccionar al espíritu hacia el altar”, detalló el experto.
Siete niveles y elementos como el cempasúchil, que se vende en ramos de alrededor de 150 pesos; agua, incienso o sahumerio que puede rondar (tanto el recipiente como el aroma) en los 200 a 300 pesos, sal, las veladoras, con un costo promedio de 60 a 80 pesos; un perrito de barro que presenta precios desde 250 a 600 pesos; pan de muerto que cuesta entre 80 y 200 pesos o más, así como las calaveritas de azúcar que van desde los 40 a los 100 pesos de acuerdo al tamaño.
A esto se suma, el papel picado, los artículos, comida, fruta, cigarros o refrescos del gusto del familiar que ya partió.
Lo cierto es que el margen para calcular cuánto puede costar un altar de muertos varía considerando la cantidad de flores que quiere comprar, el sahumerio o hasta el papel picado o los artículos que quiere incluir entre la comida favorita del que ya partió, es por eso que el margen podría partir en los mil pesos y superar fácilmente 2 mil pesos para cumplir con las exigencias del altar.
Sin embargo, el altar va más allá de un gasto, es una tradición que genera identidad como pueblo y que debe preservarse como una defensa ante otras culturas y el cariño por lo que somos, dijo el historiador Frausto.