
El presidente, Donald Trump, sugirió este lunes que Estados Unidos podría pagar una "pequeña tarifa" a naciones extranjeras para encarcelar a estadounidenses que sean delincuentes reincidentes, a como una especie de colonia penal moderna.
El presidente presentó la idea como una medida de ahorro de costos durante unas declaraciones en una conferencia de los republicanos de la Cámara de Representantes en Miami.
"Si han sido arrestados muchas, muchas veces, son delincuentes reincidentes por muchos números, los quiero fuera de nuestro país", declaró Trump. "Con suerte, conseguiremos la aprobación para sacarlos de nuestro país, junto con otros, que sean llevados a un país extranjero y mantenidos por otros por una tarifa muy pequeña".
Trump indicó que hacerlo permitiría al Gobierno federal evitar el uso de cárceles estadounidenses "por cantidades masivas de dinero" y de prisiones privadas, que, según él, "nos cobran una fortuna".
Presentó la idea como algo independiente de los esfuerzos que se están llevando a cabo ahora para deportar a los inmigrantes que viven ilegalmente en Estados Unidos y que, según se afirma, tienen antecedentes penales. Trump reconoció que necesitaría que dicho plan fuera "aprobado".
A principios del siglo XVIII, Gran Bretaña envió convictos a las colonias americanas, una práctica que terminó con el inicio de la Revolución Americana. Gran Bretaña pronto comenzó a buscar una zona alternativa de exilio forzoso y desembarcó en Australia.
La reforma del sistema penal al estilo de la época colonial por parte del presidente se produce en medio de un agresivo impulso de su Administración para recortar el presupuesto federal. Su recién creado "Departamento de Eficiencia Gubernamental", dirigido por el magnate de la tecnología Elon Musk, ya se ha jactado de haber ahorrado más de 560 millones de dólares en gastos gubernamentales mediante la reducción de programas, contratos y arrendamientos.
Los comentarios de Trump se producen en medio de los esfuerzos de alto perfil para repatriar a los migrantes que han entrado ilegalmente en el país.
Desde que asumió el cargo hace una semana, el presidente ha intensificado las operaciones de deportación y, durante el fin de semana, presionó al Gobierno colombiano para que aceptara aviones de deportados o se enfrentara a sanciones comerciales potencialmente devastadoras.