Las elecciones en El Salvador se desarrollan, por primera vez en su historia, en el marco de un estado de excepción y con un ambiente triunfalista entre los seguidores del principal candidato, el presidente Nayib Bukele, que se presenta a la reelección con amplio apoyo popular pese a la prohibición constitucional para renovar mandato.
Con más del 80% de la intención de voto, según tres encuestas recientes de dos universidades y de la organización Fundaungo, Bukele aventaja ampliamente a sus contrincantes, que manejan porcentajes menores al 5%.
Su popularidad está apuntalada en el cambio en el ambiente de seguridad que, según encuestas de opinión ciudadana, se vive el país centroamericano. En el pasado, El Salvador fue señalado como uno de los más violentos del mundo. Ahora, más del 80% de la población cree que la situación ha mejorado y, tal como cuentan algunos votantes, nadie quiere que las pandillas vuelva a recuperar espacios.
“Necesitamos seguir cambiando, transformando. Hemos vivido etapas de la vida muy duras la verdad. Yo como ciudadano he vivido etapas de la guerra, y con esta situación que vivimos con las pandillas... Ahora tenemos una oportunidad grande para nuestro país. Quiero que las generaciones que vienen, vivan en un mundo mejor”, decía José Dionisio Serrano, de 60 años, orgulloso de ser el primero de la fila, en una escuela convertida en centro de votación, en una zona antes controlada por pandillas.
Serrano, entrenador de fútbol, dijo que votará por Bukele y su partido Nuevas Ideas. Ha vivido en el área de Mejicanos la mayor parte de su vida, pero tuvo que huir hace unos años cuando miembros de la pandilla Barrio 18 lo amenazaron y le dispararon en el pie. Todavía tiene miedo de llamarla por su nombre; esa pandilla es “la de los números” para él.
Sobre las críticas a Bukele acerca de la reelección prohibida por la Constitución, respondió: “Son leyes pétreas, son leyes que ha hecho el mismo hombre. Pero realmente lo que quiere el pueblo es otra cosa”.
El inicio de la votación estaba previsto para las 7:00 de la mañana (1300 GMT), pero en muchos lugares se atrasó hasta más de una hora, mientras cientos de personas exigían la apertura de los centros de votación para ejercer el sufragio en las elecciones presidenciales y legislativas. Las urnas cerrarán a las 17:00 (2300 GMT) del lunes.
Al inicio de la votación, candidatos de los partidos opositores denunciaron anomalías en la integración algunas de las Juntas Receptoras de Votos en los mil 595 centros de votación.
"Denunciamos que en algunos centros de votación a nivel nacional, Nuevas Ideas, en complicidad con los organismos del Tribunal Supremo Electoral y Fiscalía, impusieron gente que no estaba acreditada, sustituyendo a quienes tenían credenciales o estaban asignadas", manifestó la diputada Anabel Belloso, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Al trascender las denuncias, la presidenta del tribunal electoral, Dora Esmeralda Martínez, ordenó a las autoridades electorales locales que permitieran el ingreso y el desarrollo de las funciones que le compete a los ciudadanos que fueron seleccionados para integrar las juntas de votación.
En Santa Tecla, Manuel Santillana, de 62 años, observaba junto a su esposa los preparativos para apertura las votaciones en el Centro Escolar Marcelino García Flamenco. “Estamos listos para votar, es un deber que tenemos con nuestro país”, dijo Santillana. “Hay que decir la verdad, todo está tranquilo, sin problemas, digan la verdad”, agregó.
Etelvina Salmerón, dijo que estaba lista para cumplir su deber. “Estoy aquí desde las seis de la mañana, espero que abran a la hora indicada, siempre hay problemas, pero yo no me voy hasta que me permitan votar”, dijo Salmerón, que llegó acompañada de su esposa y dos de sus hijos.
Desde hace casi dos años, el país vive bajo un régimen de excepción que se renueva mes a mes por petición de Bukele en el Congreso y que supone la suspensión de derechos ciudadanos fundamentales como el de tener derecho a un abogado o el de ser informado de los motivos de la detención.
Bajo ese contexto, más de 76 mil personas han sido encarceladas —el 90% está sin sentencia judicial— y aunque esa estrategia ha sido ampliamente cuestionada por organizaciones de derechos humanos, constituye los cimientos de la política de mano dura que Bukele planteó para luchar contra la delincuencia y las pandillas en sus últimos años de mandato.
En frente, Bukele tiene como rivales a Manuel “El Chino” Flores, que aparece con el 4.2%; Joel Sánchez, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), con 3.4%; Luis Parada, de Nuestro Tiempo, con 2.5%; Javier Renderos, de Fuerza Solidara con 1.1% y Marina Murillo de la Fraternidad Patriótica Salvadoreña 1%.
“Yo creo que a estas alturas esto ya está definido. Es bien difícil que alguien le pueda hacer competencia”, manifestó el politólogo Álvaro Artiga, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), dirigida por jesuitas.
Artiga afirma que “hay una especie de culto al gobernante por todos lados” y un ejemplo son las ventas de artesanías y mercadotecnia, donde predominan las representaciones con el rostro de Bukele.
El investigador Joao Picardo, de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), destaca también el peso político que tiene el mandatario y afirma que “hay una descomunión entre la gente y los partidos políticos como estructura política”. Dice que los salvadoreños se han “vinculado más con la figura del presidente”.
Otro votante, José Salvador Torres, afirmó estar satisfecho con la situación del país. “Ya voté, para cumplir, me voy tranquilo a esperar los resultados, aunque todos sabemos quién va a ganar”, dijo Torres, de 45 años, un obrero de la construcción que antes de ejercer el sufragio dijo: "Vengo a votar por mi presi”.